Boom maquilador deja viviendas sin agua

Javier Arroyo | 28 junio, 2023

Justo en la zona que vive el más explosivo crecimiento de naves industriales que en un corto plazo requerirán a miles de trabajadores para sus procesos productivos, existen fraccionamientos sin suministro de agua

En Pedregal de San Isidro se quedaron sin agua. Ni una gota sale de las llaves de sus viviendas. Cuando se pobló el fraccionamiento no era ese su padecimiento principal. Todo cambió a partir de que inició el boom constructor que en Ciudad Juárez impulsa la dinámica económica del nearshoring y se abrieron nuevas naves industriales en el corredor de Miguel de la Madrid.

En línea recta sobre el llano que los separa, el fraccionamiento se encuentra apenas a dos kilómetros de donde está por concluir la construcción del complejo de dos niveles de la gigante taiwanesa Inventec, cuya primera piedra se colocó en septiembre de 2021 y ofertará en un corto y mediano plazo 5 mil nuevos empleos. Es la misma zona donde la sueca Electrolux tiene su parque industrial de cuatro plantas.

Pedregal es uno de esos fraccionamientos-gueto, aislados y desconectados de la ciudad por su lejanía, emblemáticos del déficit en infraestructura y servicios que el fenómeno de dispersión urbana generó en el límite suroriente de esta frontera. Los desarrollos inmobiliarios en esa zona fueron comercializados bajo los esquemas crediticios del Infonavit.

Cristina Valle, de 55 años, vive ahí con su hijo desde hace tres años. Él trabaja en una de las empresas maquiladoras de la zona, pero de cualquier manera tiene que caminar al menos 20 minutos para dejar el islote de casas, atravesar el monte y llegar a la vialidad principal donde lo recoge el camión especial que lo lleva a la puerta de su centro laboral. Hace siete meses que no tienen agua, por lo que todos los días deben de “cazar” la pipa de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) que les surte en tambos o bidones.

"Cuando yo llegué aquí sí había agua. Y había bastantilla agua. No sé qué pasaría, pero de repente ya no. Primero decían que porque estaban haciendo una maquila grandota o no sé qué andaban construyendo grandote por aquí. Y dijeron que, porque habían trasladado el agua para allá, no sé, pero aquí ya no hubo nada, ni una gota"

Cristina Valle

Habitante de Pedragal de San Isidro

Lo mismo ocurre en todo el fraccionamiento, donde abundan casas deshabitadas y vandalizadas. Para poder beber agua, tienen que salir a comprar garrafones en las tiendas de autoservicio o esperar a que entre el distribuidor en una camioneta que recorre las calles para la venta en 50 pesos por recipiente de 19 litros.

Hoy toca lavar ropa. Como debe de llenarla con botes, Cristina mejor colocó la lavadora en la cochera, donde recibe el suministro del organismo operador de agua. Utiliza recipientes de 20 litros para mover el agua de un tambo hacia la lavadora.

“Está mal que solamente para ellos sí vaya a haber agua y para nosotros acá no”, se queja sobre lo que está ocurriendo con las plantas industriales, cuyos concretos opacos y aceros que relumbran se pueden observar desde Pedregal, sobre la Miguel de la Madrid.

Vivir en segregación extrema

Todos los fraccionamientos al sur de ese corredor que conecta a la carretera (llamada Avenida del Desierto) que lleva hasta Ciudad del Conocimiento, tienen graves problemas de suministro de agua. Algunos en el lado norte. Además los cortes en el servicio de energía eléctrica son frecuentes.

Justo en esa zona se vive el más explosivo crecimiento de plantas y parques industriales que en un corto plazo requerirán a miles de trabajadores para sus procesos productivos. Los desarrolladores de vivienda proyectan atender la demanda con varios fraccionamientos de interés social, miniviviendas en serie que solo se pueden construir en ese último perímetro de la mancha urbana, debido a un sostenido encarecimiento de la tierra.

La segregación de fraccionamientos como Pedregal de San Isidro o Sierra Vista se dimensiona en campo, pero también con herramientas digitales como Google Maps. Haciendo una simple búsqueda y observando el resultado, no es difícil entender por qué el desdoblamiento de la ciudad y su falta de densificación hacen inviable abatir el rezago en el suministro de servicios tan básicos como el agua.

Miriam García Garibay, de 26 años, tiene dos niñas y vive con ellas y su pareja en Sierra Vista Sur. Batallan porque falla la energía, escasea el transporte público y tarda hasta dos semanas para pasar el servicio de recolección de basura, pero es la falta de agua lo que más les hace sufrir.

Por su trabajo en la empresa Adient, fabricante de vestiduras para asientos de automóviles de múltiples marcas en el mundo, obtuvo su crédito de Infonavit y compró su casa a donde llegó a vivir hace seis años. Al fraccionamiento se ingresa por un solitario camino pavimentado, desde el bulevar Miguel de la Madrid. Es otro islote rodeado de baldíos, aunque no todo está delimitado con muros. Ella vive en la calle Hacienda de Tetipanaca, en una cerrada, aunque de libre acceso.

Al inicio no había problemas de suministro de agua, pero desde hace dos años se complicó satisfacer esa necesidad, no únicamente en el verano, sino todo el año. Norte Digital hizo el recorrido antes de finalizar el invierno y en la casa de Miriam solo sale aire de la llave durante el día. Desde las ocho o nueve de la noche y hasta las seis o siete de la mañana, su familia puede hacer acopio de agua y bañarse, aunque ya no saben lo que es hacerlo en la regadera porque no hay presión suficiente. Y eso que la casa es pequeña y únicamente de una planta.

“Casi la mayoría cargamos agua con carreolas, con carritos y botes. Cargamos agua de allá abajo, del otro fraccionamiento o de las casas de las calles principales"

Miriam García Garibay

Habitante de Sierra Vista

Aunque se trata de una planicie, ella siente que la parte sur del desarrollo está un poco más elevada y así se explica que esa zona se quede sin servicio durante el día, casi una tercera parte del fraccionamiento.

Por eso los residentes tienen en sus domicilios y en sus cocheras, botes, garrafones, tambos, cajas plásticas, canastas. Todo lo que permita almacenar agua para atender sus requerimientos fisiológicos, bañarse, limpiar la casa y lavar los trastes y la ropa.

“Se siente uno como muy angustiado porque pues quiere uno bañarse y de repente no tienes agua y no vive uno a gusto en realidad”, señala Miriam, pero cree que no le queda más que aguantar. Sería muy complicado cambiar de casa bajo el esquema de Infonavit, en el que su empresa le retiene la quinta parte de su cheque semanal de poco más de 2 mil pesos.

Todo cambió cuando llegaron las maquiladoras

En la misma calle Hacienda de Tetipanaca, una vecina de Miriam, María de la Cruz López Aragón, se quedó con todos los recipientes vacíos en la cochera de la casa. No es su propiedad, pero paga de renta mil 200 pesos al mes desde hace más de un año. Su vivienda en Parajes de San José, ubicada en la misma zona suroriente y donde también hay problemas de baja presión de agua, la habita uno de sus hijos con su esposa.

En Sierra Vista Sur, la mujer de 48 años vive con su esposo que es chofer de transporte público, sus tres nietos y otro de sus hijos que hace trabajos de construcción.

“Hoy no alcanzamos a agarrar agua. Yo creo que se fue muy temprano. A la hora que mi esposo se fue, eran las cuatro y media de la mañana y sí había agua, pero después, aunque era tempranito, ya no hubo”, explica María.

Y como se quedaron sin nada, deberán salir en el automóvil de su hijo a llenar garrafones y bidones en las casas de sus familiares. Si no encuentran con su otro hijo en Parajes de San José, irán con su hermana hasta El Mezquital. Antes deberán comprar algo en la tienda del fraccionamiento porque ni siquiera tienen para tomar.

María asegura que todavía el año pasado no se presentaba el problema con la magnitud que se presenta hoy, ni siquiera durante el verano.

"Para mi –señala– desde que empezaron a hacer las maquilas, de ahí para acá se vino el problema. No quiero decir con esto que eso sea el problema, pero sí se me hace mucha coincidencia que, a partir de ahí, ya no nos llega el agua como es debido. Hasta para lavar. No tengo cómo lavar ropa"

María cree que a final de cuentas terminará yéndose del lugar, porque no se ve que paren las nuevas construcciones en la zona y simplemente el agua no alcanzará para todos.

Los parques industriales no batallan

“¿Por qué Electrolux sí tiene agua, igual que todas las maquilas alrededor, y en los hogares no hay agua para que las maquilas sí tengan?”, cuestionaron los vecinos de Sierra Vista cuando protestaron en el centro de atención que la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) tiene justo en el epicentro del nuevo boom industrial, ahí donde entroncan Miguel de la Madrid y el bulevar Independencia.

No recibieron respuesta. Ese día, el 27 de octubre 2022, hartos por no tener agua, colonos de Sierra Vista interrumpieron el intenso tráfico en Miguel de la Madrid, la vialidad que además de llevar hasta el más lejano de los parques industriales, el Intermex Sur, conecta con la carretera que va hacia la Ciudad del Conocimiento, el complejo educativo que se construyó en medio de la nada.

Cuando los elementos de la Policía Municipal amagaron con arrestos, los manifestantes, entre quienes se incluían docentes de una de las escuelas del fraccionamiento, rompieron el bloqueo y caminaron hasta las oficinas públicas que fueron cerradas a la llegada del contingente.

“Queremos agua”, “Tenemos sed”, “No hay pasada si no hay agua” señalaban los mensajes escritos en las cartulinas que llevaron a la protesta. Reclamaron además del trato desigual frente a la industria maquiladora, que la JMAS sí sea muy puntual para mandar los recibos de cobro, aunque no tengan el servicio.

Daisy Murillo denunció que mientras que Sierra Vista, Pedregal de San Isidro, Jardines de Roma, Senderos de Oriente y Misiones de Creel se quedan sin agua, los parques industriales no batallan “y eso lo sabemos por nuestros familiares que ahí trabajan”.

La respuesta de la JMAS fue mandar pipas con agua. Después se regularizó a medias el servicio porque en horas de mayor consumo casi nada sale de las llaves y en partes como Sierra Vista Sur, de plano deben conformarse con el suministro nocturno.

Protestas y más protestas; administrar la presión

El año pasado, no fue esa la única protesta en el sector por la falta de agua. Vecinos de Jardines de Roma, desesperados por no contar con el servicio durante el día y en pleno verano, bloquearon con sus cuerpos la circulación en Avenida del Desierto, casi donde se entronca la Miguel de la Madrid, en el extremo suroriente de la ciudad, donde todo se acaba.

Ese 10 de junio, la gobernadora María Eugenia Campos tuvo agenda en la Ciudad del Conocimiento y los manifestantes pretendieron cerrarle el paso a la comitiva cuando ya iba de regreso a la mancha urbana. La camioneta de la mandataria sí pasó el bloqueo, pero los vecinos lograron retener el vehículo del entonces secretario de Educación y Deporte, Javier González Mocken, quien, forzado, atendió la protesta.

Tenían ya 15 días sin agua en Jardines de Roma. En sus cuatro etapas, el fraccionamiento cuenta con cerca de 3 mil viviendas. La escuela primaria y un kínder, de las pocas instalaciones de educación básica en la zona, habían reducido sus horarios ante el problema de higiene. Norte Digital pudo confirmar que nada salía en las llaves de las viviendas de ese desarrollo. Los vecinos dijeron que únicamente podían hacer acopio durante las noches, e incluso batallaban con la presión en el horario nocturno. Así han vivido por más de diez años, pero los dos últimos han sido críticos.

Jorge Martínez, presidente del Comité de Vecinos, dijo entonces que cuando preguntó durante varios días sobre el origen del problema, trabajadores y funcionarios de la JMAS le señalaron como respuesta que todo era producto de la construcción de más naves industriales en la zona.

En medio de aquel conflicto, cuando se reportaban problemas de suministro por toda la ciudad, el director ejecutivo de la JMAS, Sergio Nevárez, dijo que Juárez se enfrenta a un déficit de 40 por ciento en la presión requerida para regularizar el servicio.

“Jalamos agua de donde podemos, activamos el pozo que podemos para que en un momento dado tengan agua”, explicó en ese momento. Y respecto al problema específico de Jardines de Roma, simplemente respondió: “Todavía no me dan el diagnóstico, pero el problema es agua, es agua. El problema en toda la ciudad es agua. Es el único manto que tenemos, el Bolsón del Hueco. Es del único lugar de donde sacamos toda el agua”.

Consultado nueve meses después de aquella protesta, Martínez, el presidente del Comité de Vecinos, cuenta que los problemas se aminoraron, pero no terminaron. Dice estar convencido que la JMAS únicamente administra la presión del agua, quitándoles a unos y dándoles a otros.

“Nosotros dejamos de estar en situación crítica todo el día, pero ahora sabemos que otros fraccionamientos vecinos la sufren cada vez más. Así se la llevan, pero es un hecho que no resuelven de fondo el suministro”, explica.

Dan factibilidades a la industria pese a que no hay agua

El organismo operador insiste en que el agua debe de cuidarse porque la hora cero está cada vez más cerca, pero sigue entregando factibilidades de suministro para grandes consumidores del sector industrial, incluso en zonas críticas como el suroriente.

“Ese sector en específico, nosotros le llamamos sector cuatro, es donde está Electrolux y el suroriente de la ciudad, tiene muchos problemas. Y tiene muchos problemas porque no tenemos agua ahí”, reconoce el director ejecutivo de la JMAS, Sergio Nevárez.

Cuando se le cuestiona cómo es que se siguen entregando factibilidades, asegura que la industria responde con inversiones. Sin embargo, no se refiere a inversiones que impacten directamente en alternativas para ampliar el abastecimiento de agua potable, sino a obras de infraestructura hidráulica, como un vaso de absorción contra inundaciones, una planta tratadora propia o ampliar una línea morada, lo que permite mejor uso del agua disponible y reduce el abatimiento, pero no va directo a ampliar el suministro.

Justifica que se han entregado factibilidades para nuevas construcciones porque si se frenan las inversiones “vas a limitar el desarrollo del sueldo real”.

“Debes de entender que hay otras fuerzas dentro de la sociedad que, si no se dan, no le van a permitir a los ciudadanos obtener un mejor nivel de vida. Por ejemplo, ahorita, no hay fuerza laboral y tenemos una sobredemanda y ve el salario real cómo ha crecido. Ve los anuncios en las maquiladoras que nomás con que firmes te voy a dar un bono”, afirma el titular de ese organismo descentralizado de Gobierno del Estado.

La JMAS se negó a responder una solicitud de información sobre las factibilidades que el organismo ha entregado desde el 2020 y las que estén pendientes de resolver, tanto para proyectos industriales, como residenciales y comerciales, con identificación de los solicitantes, magnitud de la obra y las demandas de agua proyectadas.

Cuando a Nevárez se le pregunta cómo se atenderá la demanda que generará no solo la nueva industria, sino los fraccionamientos que se proyectan para ofrecer a miles de nuevos trabajadores, admite que el organismo operador no tiene considerado ese crecimiento.

Informa que para este 2021 se presupuestaron mil millones de pesos para ampliar coberturas en 20 colonias históricamente carentes de servicio (hacia el norponiente y surponiente de la ciudad), detectar y reparar fugas (el 30 por ciento del agua se pierde en fugas y robo) y crecer en línea morada (actualmente en la mancha urbana solo se aprovecha el 10 por ciento del agua tratada). Nevárez reconoce que no hay suficiencia presupuestal para otras fuentes de suministro o para recargar adecuadamente el acuífero. Nada especial de inversión hay para el suroriente.

Esos grandes requerimientos de nueva infraestructura, como una planta potabilizadora del agua rodada y una planta desalinizadora que permita hacer nuevas extracciones o aprovechar pozos que hoy se inhabilitan por producir agua demasiado salada, implican recursos con lo que no cuentan ni la JMAS ni la Junta Central de Agua y Saneamiento. Tampoco están consideradas más inversiones para incrementar la extracción y conducción de agua del otro acuífero, el Bolsón Mesilla, de donde el acueducto Conejos-Médanos puede surtir apenas 884 litros por segundo con su batería de 23 pozos.

Nevárez calcula que, para contar con la infraestructura necesaria, se necesita de una inversión de diez mil millones de pesos, casi 2 mil millones de pesos más que todo el presupuesto anual del Gobierno Municipal de Juárez.

El Bolsón del Hueco, que según el propio Nevárez puede abatirse en 15 años, aportaba al momento de que se entregó un reporte solicitado para este reportaje (marzo de 2022) 4 mil 674 litros por segundo, con 127 pozos funcionando.

De acuerdo con una solicitud de información respondida por la Unidad de Transparencia de la JMAS, el organismo tiene 48 “pozos de respaldo”, en condiciones de uso y otros 16 más programados para “reperforación”, los que corresponden a aquellos que por la calidad del agua que generan son inhabilitados y deben de reponerse en otro punto.

La red completa de 191 pozos en el Bolsón del Hueco, tendría la capacidad de generar hasta 6 mil litros por segundo, cantidad que no alcanza a cubrir la demanda durante el verano, aunque se sumen los más de 800 litros por segundo de Conejos-Médanos.

Cuando los gigantes asiáticos como Inventec en el suroriente o Foxconn en el norporniente, incrementen la producción en sus nuevos edificios en el corto plazo, el estrés hídrico llegará a niveles no vistos antes en Ciudad Juárez. Igual que Pegatron al sur de la ciudad y Wistron en el nororiente, por toda la mancha urbana se edifican de manera simultánea al menos 15 naves y parques industriales más.

Investigación: Javier Arroyo

Fotografía y video: Christian Torres | José Zamora

Edición: Guadalupe Salcido

Corrección: Jorge López Landó

Diseño: Regina García

Desarrollo web: Raúl Granados