Ni Sandra Evangelina de 7 años, ni los cuates Óscar Rogelio y Melany Marlene, de diez, van a la escuela. Desde que la pandemia les complicó los registros escolares en línea quedaron fuera y, cuando terminó el encierro, nadie les hizo un espacio en los planteles saturados del extremo suroriente de la ciudad.
Tímidos, se aferran durante la entrevista a las ropas de su madre, Norma Salinas Hernández, una joven de 27 años que quedó viuda cuando el 30 de noviembre del 2022 su esposo fue asesinado a balazos en el interior de su domicilio, en Costa de Valencia 5189 de Parajes de San José.
Después de Parajes, donde frecuentemente se registran casos de homicidio doloso, no hay nada más hacia el oriente, pero toda esa es la zona donde nuevos fraccionamientos ofrecerán miniviviendas en serie que miles de trabajadores demandarán por la expansión industrial vinculada al fenómeno del nearshoring.
En ese sector cercano al complejo Electrolux, donde además de Inventec crecen nuevas naves en el parque Intermex Sur y nacen el parque industrial Bafar y el Independencia XXI, las escuelas primarias y secundarias están rebasadas con la demanda actual.
Norma cuenta su historia en la casa de su madre, también residente de Parajes de San José, quien la ha apoyado desde que la violencia cotidiana en aquella zona le arrebató a su esposo. Ni supo por qué, pero alguien entró al domicilio y le vació la carga de una pistola, dejando en su sala un charco de sangre.
Intenta superar el trauma. Seguirá habitando la casa que les dejó su esposo y que él pagaba al Infonavit. Lo que le urge es un lugar en la escuela para sus hijos. En ningún plantel se los han aceptado porque están llenos. Lo mismo pasa en Jardines de Roma y Sierra Vista, los fraccionamientos que están más cercanos, aunque del lado sur del bulevar Miguel de la Madrid.
Los niños ya estaban en la primaria Jaime Torres Bodet de su fraccionamiento, pero fueron dados de baja después de la pandemia. No pudo inscribirlos en línea y cuando acudió en persona, ya no se los aceptaron porque no había cupo. Sandra nunca fue a la escuela, pero los cuates sí estuvieron en primero y segundo.
“Deberían de aceptar a los niños porque yo no quiero que se queden sin estudios. Tienen que hacerles un lugar porque ellos ya estuvieron ahí. Y sí batalla uno mucho en encontrarles cupo a los niños en las escuelas”, clama Norma, mientras que Óscar Rogelio intenta taparse con sus manos el sol que en este desierto quema, aunque no sea verano.
Por lo pronto, Norma los pone a estudiar junto con sus sobrinas. Recién se enteró que un diputado de Morena, Benjamín Carrera, ha hecho gestiones en ese sector y ya acudió con él para que interceda ante el director de la Torres Bodet. Así es como espera conseguir el lugar que hasta ahora se le ha negado.