Sentado frente a la mesa de su casa, Miguel Ángel Silva Tejeda, juarense de 34 años, no tiene dudas: la contaminación bacteriana en el equipo de hemodiálisis del Hospital General de Zona (HGZ) número de 35 del IMSS, ha provocado la muerte de por lo menos diez personas.
“En los noticieros dicen que han sido dos personas o tal vez tres, pero realmente ya van más de diez personas, diez personas que han fallecido por la bacteria”, cuenta mientras hojea una carpeta con los documentos de su historial clínico.

Desde noviembre de 2020 le fue diagnosticada insuficiencia renal crónica y requirió someterse a hemodiálisis.
Así supo que tenía que guardar muy bien cualquier documento médico y seguir con rigor las indicaciones.
Después que ya no pudo pagar los servicios privados, empezó a dializarse en el hospital 35, pero dejó de hacerlo cuando notó una gran diferencia con lo que le pasaba en el servicio privado.
Luego de cada sesión en la sala de hemodiálisis, él y decenas de pacientes más (por lo menos 60, de acuerdo con un testimonio directo de un trabajador del IMSS que pidió el anonimato), reportaron síntomas como escalofríos, temperatura, mareos y vómito.
“Pensé que era normal”
“Nosotros vamos al Seguro y a veces salimos con taquicardia, a veces salimos con dolor de cabeza y yo al principio, cuando empecé las hemodiálisis en el Seguro, yo pensé que era normal”, explica.
Pero nada de eso ocurrió cuando se atendió en una clínica privada, donde además siempre estuvo una nefróloga presente. Así que los síntomas y molestias no eran “normales”.
El pasado 6 de noviembre, Miguel denunció su caso ante la Fiscalía General de la República (FGR), buscando que el Instituto le dé una indemnización por todo lo que ha tenido que gastar en servicios privados.
En la denuncia quedó asentado su testimonio, tal como lo compartió este martes con Norte Digital.
Al principio –dijo– pudo atenderse con el dinero que obtuvo del ahorro en la maquila donde trabaja y así logró salvar su vida.
Hoy hace más de un mes que va a hemodiálisis particulares los miércoles y sábados y le cobran 2 mil pesos por sesión.
¿Miente el IMSS?
Él fue uno de los 20 pacientes que según el Seguro Social, salieron negativos a un estudio de laboratorio que la institución ordenó y que luego usó para negar que hubiera contaminación de bacterias en la sala de hemodiálisis.
Pero Tejeda ya había ido a una clínica privada donde pagó mil 800 pesos por un estudio y 600 pesos por las muestras de laboratorio; el pasado domingo 27 de octubre el Centro Médico de Especialidades, le confirmó que estaba positivo a la bacteria.
De inmediato compró el medicamento que la especialista le recetó: 10 ampolletas que le costaron mil 400 pesos.
Como medida de protección, ahora le dejan el antibiótico en el catéter, para eliminar totalmente la bacteria.
En el nombre de Dios
“En el seguro se sufre mucho, en el Seguro uno entra y en nombre sea de Dios y pues que todo salga bien y lamentablemente la mayoría de las veces no nos va bien”, dice Silva Tejeda, mientras se alista para irse al trabajo.
La sospecha tanto de él como del resto de los afectados, es que detrás de la negligencia haya falta de mantenimiento, y más abajo, corrupción.
“He consultado con varios nefrólogos obviamente particulares, y todos coinciden que la única solución es cambiando la tubería de la hemodiálisis; esa tubería que está en la hemodiálisis ahorita (…) ya tiene más de quince años”, explica.
Corrupción o negligencia
Se supone que el proveedor debe cambiar esas tuberías cada seis años. La única explicación que encuentra para que no se haga ese reemplazo, es un acuerdo por debajo del agua, a cambio de un beneficio económico.
De acuerdo con el testimonio de Miguel, el problema en el Seguro Social es que cuando le detectan la bacteria a un paciente, lo hospitalizan y le quitan el catéter por el que lo dializaban.
“Sabe que, tiene esta bacteria, le tenemos que quitar el catéter. Entonces a la gente le quitan el catéter, no la bajan a hemodiálisis porque tienen el problema de la hemodiálisis (que no funciona)”, relata.
La negligencia estriba en que las personas duran semanas sin hemodiálisis y entonces comienzan a hincharse.
Los desvaríos de la muerte
“Como es gente que ya no orina –explica– es gente que ya se hincha mucho, es gente que ya sus toxinas están subiendo hasta el cielo y prácticamente se mueren, se mueren porque ya empiezan a desvariar, ya pierden el conocimiento y ya no despiertan, y se mueren. Es gente que por negligencia médica ha fallecido”.
El colmo de la incompetencia es que quienes sí se dializan, quedan expuestos a un equipo contaminado. Si no los mata la falta de diálisis, los mata la bacteria.
La esperanza de Miguel es que cuantas más personas conozcan su historia, se animen a sumarse a una denuncia colectiva.
En especial quienes hayan perdido a un ser querido y que en el acta de defunción haya quedado asentado que murieron por una bacteria.
Consultado para esta historia, el departamento de Comunicación de la subdelegación del IMSS en Ciudad Juárez, informó que colaborarían en todo lo necesario con la investigación del caso.
Como en los comunicados anteriores, también negaron “de manera tajante” que exista contaminación bacteriana en el área de hemodiálisis del HGZ 35.
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