La vida en familia es un diario de anécdotas, se experimentan las etapas de crianza a veces sin darnos cuenta. Llega la adolescencia, donde aparecen retos y se pretende que sea lo más armónico posible en todo lo que implica en esta edad tan estigmatizada, pero con algo de razón en sus procesos, cambios socio emocionales y físicos.
Si no existe una relación cercana con los hijos, puede resultar complicado el salir de manera triunfante, así que es importante tomar nuestro papel de adulto, de padre o madre cuidador y formador.
Prepararnos, documentarnos, buscar ayuda si es necesario, pero sobre todo que las demostraciones de cariño sean constantes y permanentes más que las correctivas y aversivas.
La crianza positiva como estrategia para esta etapa es ideal, se basa en el respeto a los derechos y dignidad de los adolescentes, en donde la disciplina se ejerce mediante acciones o correcciones no violentas. Se apoya en la razón, tolerancia, respeto, amor, igualdad y sensibilidad.
Teniendo en cuenta la edad, personalidad, contexto, intereses y motivaciones. ¿Qué estrategias puedes aplicar?
-Demuestra interés por sus gustos, no como interrogatorio, sino como convivencia diaria. Esto mediante la cercanía en compartir actividades domésticas, deportivas, recreativas, lúdicas, espirituales, escolares, etcétera. Aunque no sea a diario, pero sí generar momentos en que se presente la oportunidad.
-Conoce sus amistades, es mejor recibir en casa y decir hola, que decir adiós. Sé que implica un esfuerzo extra, pero esto te genera un tema de plática, el saber de su círculo social, el tipo de convivencia que tiene con sus amistades.
-Cuando las emociones se desborden, da tiempo y espacio, evita invadir. Hazle saber que estarás presente, evita engancharte en esa emoción, sé paciente; pasará y retomen el diálogo.
-Escucha con atención, invierte tiempo y con los cinco sentidos.
-Corrige y orienta evitando insultos, comparaciones, anulando, o resaltando debilidades.
-Es importante anticipar consecuencias de acciones que pueden ser predecibles, es decir si se le facilitó salir por unas horas con sus amigos, comentarle qué se espera, cómo llegar a tiempo, un punto de encuentro para pasar por él, que permanezca en el lugar que se le permitió, disponibilidad de comunicación, etcétera.
-Cuando se tenga que aplicar una consecuencia a una acción negativa o no esperada de parte del adolescente, esta debe de ser real, viable y relevante; que se aplique en el momento y sobre todo hacerle saber por qué se tomó esa acción.
-El modelar conductas es de gran ayuda, así que también nuestro ejemplo positivo aporta.
-Las reglas o acuerdos deben de ser reforzados y comunicados las veces que sean necesarias.
-Las consecuencias a acciones no solo deben ser de retirarse privilegios, sino aplicar y sumar tareas dignas, que generen aprendizaje.
Es importante tener en cuenta que la crianza positiva no es el ser permisivo, es respetar la esencia del adolescente marcando límites, generando diálogo y que las demostraciones de afecto estén presentes.
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