A las 2:05 de la tarde cientos de niños y padres y madres de familia ingresan ordenadamente en la Escuela Primaria Federal Francisco González Bocanegra, turno vespertino, ubicado en Riberas del Bravo.
El brillo en los rostros de los infantes contrasta con la aridez de la calle Rivera de Papaloapan, donde la terracería levanta una densa nube de polvo.
Pero hoy es un día de fiesta, con la reapertura de su comedor, el plantel es un ejemplo de resiliencia, de amor a la niñez y de una comunidad solidaria.
El trabajo de profesores y padres y madres de familia unidos, deja constancia de que aún sin el apoyo de ningún nivel de Gobierno, los objetivos comunes se pueden lograr.
El plantel, ubicado en la etapa 9 del fraccionamiento Riberas del Bravo, se caracteriza porque a su alrededor la violencia e inseguridad son el pan de cada día.
La misma escuela ha padecido varios robos de mobiliario y cableado, que hoy en día le mantienen sin energía eléctrica.
Un incendio provocado de manera intencional –según el peritaje entregado a la dirección de la escuela–, en diciembre de 2019, acabó con el comedor original.
Se trataba de un aula habilitada para poder dar de comer a una tercera parte de los 560 niños que ahí estudian, en los 18 salones del primero al sexto grado.
Cuando el fuego convirtó en cenizas el espacio que durante algunos meses fue subsidiado dentro del programa federal Sin Hambre, una pregunta resonó en los pasillos y aulas: ¿ahora qué vamos a comer, maestra?
A buscar recursos de donde sea posible
Elizabeth Nieto Sánchez, directora de la escuela desde hace 9 años, decidió no quedarse de brazos cruzados cuando el incendio acabó con el primer comedor.
Apoyada por el equipo de profesores y algunas madres de familia, tocó puertas para gestionar recursos; pero estos no vinieron del Gobierno, sino de una organización no gubernamental, la Oxfam México.
Nieto Sanchez, con 40 años como docente, refirió que gracias a la ONG, el comedor fue apoyado para su reconstrucción.
Posteriormente, la misma organización le entregó a la escuela 200 mil pesos para habilitarlo, adquirir refrigeradores, congeladores, y mobiliario.
Con la llegada de la pandemia, Oxfam les entregó una tercera partida para la compra de alimentos y despensas a los niños que tienen a sus padres trabajando todo el día, agregó.
Ese recurso terminó por agotarse, no así las ganas de continuar sirviendo un plato a los niños, que en ocasiones llegan sin comer al plantel.
Recurriendo a una aportación de 5 pesos por niño a donaciones de juarenses y grupos voluntarios, fue que se logró continuar con el servicio del comedor.
Las razones de su falta de alimentación son diversas, refiere la directora. Algunos no comen porque sus padres trabajan hasta 14 horas al día; otros se tienen que quedar al cuidado de hermanos menores; en otros casos sus padres carecen de empleo y también, de dinero para poder alimentarlos.
Las letras, en Riberas, con pan sí entran
“La letra, con sangre entra”, es una frase que se le atribuye a Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), un político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino.
Desde hace tres años, la profesora Daniela Jazmín Baca Chaparro presta sus servicios en la primaria González Bocanegra. Actualmente se hace cargo del salón de 6 B.
Conociendo la necesidad de sus alumnos, fue que se interesó en coordinar el evento de la reapertura del nuevo comedor. También decidió darle un giro a la frase de Sarmiento.
En el sector donde se ubica el plantel, la necesidad está a la vista; los niños abiertamente dicen cuando tienen hambre, mencionó.
Aquí se trabajó desde el primer comedor en apoyarlos, comentó; algunos alumnos tenían dolores de cabeza o comentaban que tenían tiempo sin probar alimento. Había que actuar al respecto.
Aún recuerda vivamente cuando se padeció el momento del incendio y los niños con lágrimas no sabían qué iba a ocurrir.
“Estabamos de vacaciones y los niños con lágrimas nos preguntaban que ahora qué iba a pasar”, dijo.
Gracias a las gestiones de la directora Nieto y al compromiso de padres y profesores, se continuó brindando la ayuda, aún en días de pandemia.
Con la colaboración de donadores de alimentos, el trabajo de las madres en la cocina y de los maestros, los niños podían obtener el apoyo; incluso con despensas cuando el cierre de las escuelas impidió alimentarlos en el plantel.
Gracias a este trabajo coordinado, 250 niños y niñas de los 560 alumnos, pudieron recibir comida para hacer menos pesado su estudio.
“Es una satisfacción muy especial poder hacer algo, se me llena el corazón, porque en la González Bocanegra somos una familia”, comentó.
“Yo por eso decidí cambiar esa frase que dice: la letra con sangre entra; aquí preferimos decir: las letras, con pan sí entran”, apuntó.
Se reabren las puertas del comedor
Para operar el comedor, trabajan 25 personas, entre ellos 18 maestros y madres de familia. Una de ellas es Fátima Cruz Caamal, encargada del nuevo espacio.
Desde temprana hora de este jueves, Fátima llegó para dar los últimos retoques a la edificación; algunos motivos navideños y fotografías del comedor anterior, adornan las paredes para su reapertura.
En esta ocasión, los maestros se cooperaron para comprar la comida que será servida; pero no solamente se requiere el apoyo del alimento para este día, sino para los siguientes.
Pese a la adversidad, existe la confianza en que los recursos llegarán de alguna manera para que la comida de los infantes no falte cada tarde.
Sin apoyo de ningún Gobierno
La directora del plantel dijo que existe una ausencia permanente de los tres niveles de Gobierno para apoyar a la escuela.
Es tal el abandono, que pese a tratarse de un turno vespertino, no les ha sido reparada la energía eléctrica desde que regresaron a clases el pasado 30 de agosto.
“Desde este espacio les digo que ningún Gobierno se hace cargo ni cumple con el discurso que maneja; tuvimos por ejemplo a Maru Campos por ahí y seguimos igual; tuvimos también a AMLO y hasta Corral y en lo concreto no hay mucho”, comentó.
El problema de la falta de alimentación solo es la punta de un iceberg de la desatención gubernamental, señaló la directora. En el sector, la violencia intrafamiliar, el narcomenudeo, la omisión de cuidados, son parte de una carencia no solamente estructural y económica, sino hasta humana.
“Riberas está totalmente olvidado de todo, desde la cuestión de infraestructura, de luz, de servicios, todo es grave, es extremo aquí”, añadió.
Pero hoy fue un día especial. Hoy se realizó un festival navideño; hubo cuadros musicales, una pastorela en la que actuaron los alumnos.
Hoy fue un día de fiesta, hoy se reabrió el comedor y los alumnos de la escuela comieron en sus aulas, mole con arroz y frijoles. A lo lejos se escuchan sus risas.
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