En las últimas semanas videos, fotografías y publicaciones en redes sociales de un estadounidense que siembra cebolla en la zona de Ascensión, conocida como La Chona, se han vuelto virales por la forma en que pronuncia la palabra Chihuahua.
Con más de 100 mil seguidores en su página oficial de Facebook, El Vikingo Bluth, como se hace llamar, promociona sus actividades agrícolas en las que generalmente aprovecha para difundir otros productos de la región donde vive.

Muchos de sus seguidores que radican en la entidad y en el interior del país, han polemizado por su pronunciación, mientras que otros que viven fuera del país, en más de una ocasión le han preguntado sobre el significado de la palabra Chihuahua.

Alfredo Espinosa, uno de los autores chihuahuenses más destacados ha escrito bastante sobre lo que para él significa en sus libros Tierras bárbaras, navegaciones sobre la identidad chihuahuense, Amor apache y Obra negra.
Uno de sus textos que circula en redes sociales desde hace alrededor de tres años, menciona que “los turistas no saben si Chihuahua es una majadería, un autobús, un perrito que anuncia tacos gringos, una canción de moda, un sabroso queso de una franquicia germano—menonita, o un país singular y bárbaro. Pero nadie escapa de la fascinación que provoca su nombre al pronunciarse”.
Espinosa nació en Delicias, Chihuahua, el 14 de enero de 1954. Es ensayista, narrador y poeta y ha obtenido importantes premios de literatura, entre ellos el Nacional de Poesía Ramón López Velarde 1987 por su libro Desfiladero. Además obtuvo los premios Chihuahua de Literatura 1989 en Novela por Infierno grande y el Premio Nacional de Poesía Gilberto Owen 1991 por Tatuar el humo. En marzo de 2022 ganó el Premio Iberoamericano de Poesía Minerva Margarita Villarreal 2022 que otorgan la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
“Chihuahua es una palabra que gruñe y ladra. Su primera sílaba, sílaba ruda que enseña los dientes y chasquea un poco su propia rabia, la delata como una palabra de raza de fieras. Luego, con sus otras dos sílabas, ladra y espanta. El eco de sus sílabas bravas perdura en quienes la escuchan por primera vez”, agrega el texto del poeta.
Y cómo no faltan quienes asocian la palabra Chihuahua con las malas razones, el escritor asegura que es una palabra dura, ronca, agresiva y eléctrica.
La controversia respecto al origen de la palabra Chihuahua, no es nueva. Ante la falta de una definición precisa, cuando el Inegi esbozó algo sobre la historia de la entidad, llegó a la conclusión de que tras descomponer la palabra como sigue: “chi”, lugar; “hua”, agua; “hua”, agua; se hace mención de los Ríos Sacramento y Chuvíscar, que se juntan en las inmediaciones de la capital.
Según Espinosa, Francisco R. Almada, en su Diccionario de Historia, Geografía y Biografía de Chihuahua, consigna que la etimología de la palabra Chihuahua posee cinco acepciones: 1.-Lugar de Fábricas. 2.-Junto a dos aguas. 3.-Lugar de piedra agujerada. 4.-Costalera o saquería. 5.-Así seco y arenoso.
“Las etimologías 1 y 3 se han desestimado porque el sostén lingüístico, geográfico e histórico es endeble. La 2, 3 y la 5 aún se mantienen vigentes aunque existan dudas razonables. El mismo Almada parece inclinarse por la quinta etimología, “así seco y arenoso”, y expresa sus razones apoyado en otros historiadores: “Probablemente es una palabra de origen nahua que se descompone de Xi, así, y de cuauhua, síncope de cuahuacqui, seco o cosa seca o arenosa.” O bien, siguiendo esta misma pista, apunta que “podría ser una corrupción de Xicuacua, que significaría lugar árido o arenoso”.
El escritor chihuahuense asegura que existe un vocablo tarahumara o rarámuri que se acerca estrechamente al nombre del estado: “chiwawara”, que tiene que ver con costales y costaleras.
“Los rarámuris utilizaban pequeños costalitos o talegas en donde cargaban el pinole que utilizaban de alimento para soportar largas las travesías serranas. Es posible que a los nahuas les haya llamado la atención esas talegas y nombraran a los rarámuris con el vocablo chiwawara, y éste se extendiera para nombrar a los de estas tierras, independientemente de que utilizaran o no los pequeños costalitos pinoleros”, añade el autor.
Pero las dudas para precisar el origen lingüístico de la palabra Chihuahua persisten. Espinosa retrocede en el tiempo y va más allá para desentrañar su significado.
“El origen lingüístico de la palabra Chihuahua persiste porque puede provenir de los indios Concho que habitaban las orillas de los ríos Chuvíscar y Sacramento. Antes de la llegada de los primeros españoles y criollos, los conchos se dedicaban a la pesca, a la caza y recolección y a una incipiente agricultura”, explica.
Pero al llegar los conquistadores españoles, agrega el poeta, los combatieron durante las guerras indias, los explotaron en el trabajo de minas, los exterminaron con las epidemias y quienes se lograron salvar de tanta calamidad, se integraron y se aculturalizaron convirtiéndose en mestizos, de tal manera que los Concho y su lengua se terminaron. A los conchos, antes de la llegada de sus verdugos, se les pudo ocurrir la palabra componiéndola con chi, lugar, y hua, agua, cuya repetición denotaba el cruce de los dos ríos mencionados.


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