A dos años del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y a más de un año de la muerte del que accionó el arma de fuego contra ellos –El Chueco-, no se advierte que haya justicia por el caso, consideró el padre de la Compañía de Jesús, Javier ‘Pato’ Ávila.
En entrevista con Norte Digital, aseguró que la impunidad sigue.
Mencionó que concretamente en el área de Cerocahui sí hay más presencia de fuerzas del orden, sin embargo, cuestiona qué pasaría el día que se retiren del lugar.
Dijo que elementos de la Guardia Nacional vigilan la parroquia donde fueron privados de la vida sus compañeros sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, hace dos años, que se cumplen este 20 de junio.
Indicó que tanto los sacerdotes como las religiosas que atienden el poblado cuentan con medidas cautelares de protección, sin embargo no sucede lo mismo con el pueblo.
No obstante, anotó “que ningún grupo armado en todo México va a cometer la tontería de pasearse armados ahí por la región, porque saben a qué se atienen, como lo hacían antes”.
La inseguridad y la violencia persisten
Subrayó que la inseguridad sigue en el resto de la sierra, continúan los desplazamientos de gente, originados por el robo de madera y de sus tierras, entre otros delitos.
Explicó que como defensores de los derechos humanos siguen en la lucha, buscando la justicia y sobre todo la paz, a raíz de los asesinatos de los dos padres, así como de los civiles Paul Osvaldo Berrelleza y Pedro Palma.
Señaló que a nivel nacional se empezaron a desarrollar unos diálogos luego de los brutales crímenes y ha habido un proceso muy positivo, ya que muchas personas de la sociedad se han sumado.
“Hay una exigencia, como que se prendió mucho la conciencia a nivel nacional con lo que pasó con los padres y despertaron”, aunque consideró que algunas autoridades siguen todavía adormiladas.
Por otra parte, recordó que los jesuitas llegaron a la sierra de Chihuahua desde el año 1604 y en 1767 fueron regresados a España por órdenes de la misma monarquía. Regresaron el 12 de octubre de 1900 a la tarahumara.
Dijo que van más de 200 años en la sierra de lo que hoy es Chihuahua, de tal manera que hay una gran historia y reconocimiento por parte de los pueblos.
Sin embargo, las condiciones actuales son muy diferentes a las de antes.
La vergüenza del sistema
Subrayó que con la desaparición de “El Chueco” de la escena, lo que se temía es que el problema continuara y considera que así ha ocurrido, porque en las comunidades siguen los grupos del crimen.
“El chueco’ tenía mucha fuerza, mucho poder, mandaba mucho en la región y esto fue lo que pasó, no lo detuvieron, pero fue peor, lo mataron y les tiraron el cuerpo”, enfatizó.
Subrayó que fue una vergüenza para los sistemas de impartición de justicia y los gobiernos tanto estatal como federal, que les hubieran dicho: “miren ustedes no pudieron, ahí está, ahí les aventamos el cuerpo, por si lo necesitan para algo”.
“Se molestó mucho el presidente de la República (AMLO) cuando hice esas declaraciones, pero bueno, pues es la realidad”, anotó el religioso.
Javier ‘Pato’ Ávila subrayó que la exigencia sigue siendo la misma: que haya paz, que haya justicia, que se recupere el espacio de tranquilidad para la Sierra Tarahumara, que se persiga más el delito y que no haya impunidad.
Agregó que es necesario atacar las causas de la violencia y del delito, y una de ellas es mejorar las condiciones económicas de los pobladores de la sierra, para que la gente tenga opciones de salir adelante, sin que se vean cooptados por la delincuencia organizada.
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