A sus 41 años, Daniel Miranda es un juarense cuenta con una vasta trayectoria cultural. Lo mismo realiza labores de producción, gestión cultural, que en la función pública en la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Chihuahua. Justamente está por entregar ese puesto para dedicarse a sus nuevas labores como coordinador nacional de teatro en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Norte Digital conversó con él para conocer de su trayectoria y expectativas al asumir el nuevo cargo.
Empecemos por el principio de tu carrera. ¿Por qué decides ser gestor cultural y centrarte en el teatro?
Mi primer acercamiento fue con el teatro cuando estaba en la preparatoria, Cbtis 114, como actor. Después ingrese a la UACJ para estudiar ingeniería industrial y a media carrera me doy cuenta de que no quería estudiar ingeniería industrial, que no quería ser ingeniero. Entonces me salgo de la licenciatura y empiezo a coquetear más en forma con el teatro, pero no me convencía tanto la actuación. Me sentía más cómodo tras bambalinas, en producción, diseño escénico, etcétera.
Entonces, fue hasta 2005 que Conaculta hace, en coordinación con la UACJ, un primer diplomado de gestión cultural; fue mi primer contacto. Además tenía la expectativa de que iban a hacer dos diplomados. Hice los dos. Me gustó mucho lo que pasó en mí, porque encontré mi lugar en la relación con las artes escénicas. Entonces dije: ‘me gusta mucho el asunto de la gestión y desde acá puedo hacer cosas de creación, pero al mismo tiempo puedo influir e intervenir en otras cosas‘. En 2009 surge la licenciatura formal en la Universidad de Guadalajara, en modalidad virtual y la tomo y a partir de ahí, no he parado.
Fundador de la compañía de teatro Telón de Arena. ¿Cómo fue esa experiencia?
Lo fundamos en 2002 un grupo de teatristas. Mi labor en la compañía desde el principio fue la parte técnica, la parte de producción, como diseñador de iluminación. Después tuve más responsabilidad como productor.
Lo último que estuve haciendo fue gestión de giras y actividades en el foro. Hasta antes de asumir esta responsabilidad en la función pública, estuve a cargo. Me gusta mucho, lo extraño. Ahora que estoy más como gestor en la Secretaria de Cultura, de repente extraño andar colgado haciendo luces, armando escenarios y montaje, extraño la acción.
¿Cómo fue el proceso en el que fuiste seleccionado?
Fue una invitación que me hizo la doctora Lucina Jiménez, directora general del instituto, cuando se da la salida de la maestra Marisa Giménez Cacho; entonces la doctora me hace la llamada. Había un antecedente de colaboración en 2010, cuando hicimos un proyecto en Ciudad Juárez: una intervención que hicimos con Conarte y una serie de trabajo continuo con los centros comunitarios. Yo era el coordinador general, coordinamos a la distancia y de ahí nos conocimos. Ella quiere regresarle la voz a los estados. Quiere darle al Instituto Nacional de Bellas Artes esta vocación nacional, porque hasta hace no mucho tiempo hubo una concentración en la Ciudad de México de los grupos artísticos y las mismas estrategias… Y, bueno, esa es la misión.
¿Podríamos hablar de descentralizar el teatro, cómo sería el proceso?
Es un asunto de dialogar, un ir y venir. Que no sea solamente el ir de la Ciudad de México, en términos de convocatorias de circuitos artísticos. Implica participar todos, por ejemplo, en la Muestra Nacional de Teatro. Es todo un reto. Hay que establecer un diálogo con los creadores de todo el país, para ver cómo reconstruimos, cómo repensamos y rehacemos el quehacer, que ha sido muy impactado por la pandemia. El sector artístico es uno de los sectores más afectados, los espacios están cerrados, entonces no hay manera de que hagan su trabajo; se afectó su fuente de ingresos, entonces hay que reconstruirlo. Hay que construir un diálogo con una dimensión nacional que incluya a todas las voces, que todo mundo se sienta parte en la solución y que aporten, ese es uno de los grandes retos.
¿Cómo se empezará a retomar el teatro?
Me parece que ya tenemos una lucecita al final del túnel, que la cosa empieza a transitar a su fin. La tecnología llegó para quedarse. Hay cosas, herramientas tecnológicas que fueron hallazgos muy interesantes en términos de creación escénica, y sobre todo en términos de acceso a espectáculos y actividades culturales. Entonces hay que sacarle provecho y verlo en esa perspectiva que permite que mucha gente pueda ser parte, al menos a la distancia, de una actividad que es muy rica. Obviamente hay que construir para que estos procesos creativos, incluyan, desde la gestación herramientas digitales.
En cuanto a los protocolos que se han diseñado, hay que tomarlos en cuenta, como el distanciamiento social, eso va a permanecer un buen rato. No se podrá ocupar el 100 por ciento de las salas de los teatros, pero hay que ir, con las medidas y protocolos sanitarios. Aunque sea a una capacidad muy limitada, hay que ir abriéndolos y generando esa percepción de confianza en los espectadores para que acudan.
Creo también que uno de los hallazgos es que la gente entendió la relevancia en su vida cotidiana del teatro. Me parece que eso es muy importante.
¿Cómo interviene el teatro en procesos de paz?
Considero que es un articulador de formas de paz, porque construye, porque necesariamente el teatro es un arte colectivo. No hay manera de hacer teatro solo, el teatro solo no existe; necesitas por lo menos a alguien que te escuche, que te vea, y usualmente necesitas a alguien con quien hacerlo para poder construirlo. También necesitas decir algo, es muy raro el teatro vacío. Usualmente esas cosas que tienes que comunicar son sustanciales. En ese sentido tiene muchos elementos de valor, porque en el teatro confluyen además las otras artes, confluye la música, confluyen las artes plásticas, la voz; entonces, tiene muchos elementos. Y pienso que sí se construye una mejor comunidad y se puede pensar en construir la paz o situaciones de paz en un contexto de crisis.
Llevar el teatro a públicos en situación vulnerable, ¿está en tu agenda?
Eso lo tengo desde luego presente, quiero seguirlo haciendo. Esto tiene que ver obviamente con que encontremos las maneras en cuanto a recursos, porque si es muy importante pensar en los marginados, llegar a personas que no tiene acceso. De alguna manera los teatristas tienen esa posibilidad, porque por un lado son beneficiarios de programas, pero al mismo tiempo son artífices para poder llevar el teatro a los otros, a aquellos que no tienen esa oportunidad, y que finalmente pensemos en que esa oportunidad pueda transformar vidas, cambiar perspectivas, cambiar maneras de estar y ver el mundo, es como un sueño.
¿Qué podemos esperar aquí en Juárez de un juarense como titular en la Coordinación Nacional de Teatro?
Yo quiero mucho Ciudad Juárez, obviamente soy originario. Pienso que Juárez debería tener más presencia en actividades culturales y atender los distintos Juárez que hay. Me parece que de pronto muchas cosas están concentradas en un sector de la ciudad y están desprotegidas otras zonas.
Me encantaría poder hacer presencia de grupos de gran trascendencia en estas comunidades y que participen y que sean eventos que sean significativos para las personas que los presencien. Entonces pienso en eso, y espero que sí podamos coincidir con los grupos, ya sea a los que pertenecen al Instituto Nacional de Bellas Artes o a otros grupos artísticos que puedan confluir en Ciudad Juárez, no solamente en los grandes escenarios, sino en esos lugares a donde difícilmente se llega. Eso para mí es una idea que tengo en la cabeza, algo que sí quisiera que se lograra.
¿Qué puede esperar la comunidad teatrista?
Un aliado para dialogar y para platicar y hacer los planteamientos de forma directa, accesible, eso en primera instancia. Creo que también hacen falta muchas herramientas de información y habría que echar mano de las cosas que tiene el instituto como herramientas, en términos de capacitación de talleres, de intercambios, de presencia. Me parece que por ahí podemos construir cosas muy interesantes.
Y, bueno, sí es relevante y es importante que los teatristas de Ciudad Juárez y Chihuahua sepan que aquí hay una persona que no solamente es un aliado, sino que es una persona que conoce de fondo y de primera mano las problemáticas que viven los teatristas.
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