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Los cuerpos, las despedidas:
La política con los cuerpos

Segunda oleada Covid (Parte 4)

El cortejo fúnebre, es escaso de dolientes.

La autoridad de Salud solo permite ocho personas, entra y se reúne en torno a la tumba.

En el cementerio municipal, San Rafael, la muerte no se embellece.

No existen altos pinos de sombra frondosa, ni pasto ni flores. Menos tumbas de monolito uniformes.

Solo es suelo raso y polvoso, de cruces de todo tipo, donde a los muertos de Covid-19 se les despide de lejos.

La conclusión del rito funerario, en el que los deudos sellaban las despedidas con un puño de tierra, lo acabó coronavirus.

La Secretaría de Salud federal expidió la Guía de Manejo de Cadáveres por Covid-19, en donde se prohíben los tumultos.

Así son los entierros Covid, en la llamada “nueva normalidad”, en esta segunda oleada de contagios.

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Entiendo su dolor

Familias alegan porque les cambiaron el lugar en donde serían sepultados sus deudos.

La quema de cuerpos está a todo lo que da.

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La incineración clandestina de cadáveres está a todo fuego.

Inspectores de Protección Civil descubren un crematorio en la colonia Granjas Polo Gamboa.

En el lugar existen 50 cuerpos en estado de descomposición. No se atreven a entrar. El olor es nauseabundo en las calles Querétaro y Chihuahua.

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La muerte va y viene, se pasea.

El sistema de inhumación cruje y la Unión de Funerarios de Ciudad Juárez se prepara para otorgar servicio para 3 mil decesos.

Ya para noviembre llegó el segundo “pico” más alto de la pandemia, los frigoríficos estaban rebosantes.

El sistema funerario crujió con la epidemia.

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Marcelo Ruiz Cantú y sus agremiados en la Unión de Funerarios de Juárez se lanzaron a la protesta.

Reclamaron por el lento trámite del Estado para liberar cuerpos de las morgues de los hospitales.

Ruiz Cantú amagó: “Dónde quieren los muertos, porque tenemos 180 atorados”.

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Protestan por situación en los mortuorios

El exceso de cuerpos y las trabas de la autoridades que inhibían las sepulturas y cremaciones, moviliza a los agentes funerarios que amagaban con suspender los servicios.

Ante la amenaza de los propietarios, Gobierno del Estado empezó a agilar los trámites para la realización de los servicios funerarios.