Después de una férrea oposición del sector privado organizado, de más de 50 mil firmas de juarenses reunidas en la plataforma Change.org, de miles de críticas y burlas en las redes sociales, de simpáticos memes que lo ridiculizaron, de explicaciones con palitos y bolitas sobre el peligro de la pandemia y hasta de una demanda de amparo, finalmente ayer sábado en la tarde el alcalde Armando Cabada anunció la postergación de la Feria Juárez 2021 “hasta nuevo aviso”.
Ojo, no dijo que se suspende, sino que se pospone, que al final de cuentas es lo mismo para el caso.
Lo bueno del asunto es que le queda menos de un mes de gobierno. Lo malo es que ha mostrado tanta ignorancia e irresponsabilidad en el tema de la pandemia que en cualquier arranque de olímpica soberbia puede ordenar que la Feria se realice.
No olvidemos que están en juego muchos millones de pesos para Don Boletón, su empresa, además de los 5 que salieron de las arcas municipales para pago de anticipo de los cantantes contratados para el evento.
En su descaro para ceder ante la presión de la opinión pública, Cabada dijo que “los últimos datos sobre el peligro de la pandemia que le proporcionó Coparmex lo hicieron cambiar de opinión”. Sí, chucha, cómo no.
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¿De qué le sirven entonces todos los asesores que tiene en la nómina? ¿Qué hace con los reportes que por acuerdo institucional le envían las autoridades de salud todos los días sobre la evolución de la pandemia en la ciudad? ¿Acaso no lee o escucha noticias?
El estulto argumento que dio en la conferencia de prensa no lo exime de su irresponsable proceder, porque expuso a toda una población y además tiró a la basura 5 millones de pesos, que no le sobran al Gobierno que está por terminar.
Pero por si acaso los datos que le dio Coparmex no fueron suficientes para sacudirle las neuronas, aquí le dejamos un recuento de lo que ha pasado, está pasando y puede pasar con la tercera ola del Covid.
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Cuando los principales países del mundo han declarado la emergencia por la tercera ola del Covid que está acelerando los contagios y las muertes, porque la peligrosa variante delta está traspasando fronteras, en México y particularmente en el estado de Chihuahua las autoridades sanitarias siguen en el limbo, minimizando riesgos con los semáforos epidemiológicos que hasta ahora se han usado para manipular estadísticas con cuentas alegres, pero que en los hechos no han detenido el avance de la pandemia.
Los números son fríos. No mienten, como lo hacen los políticos que se olvidan que el mortal virus se combate con la ciencia, no con ocurrencias y mucho menos con estupideces.
Hasta el viernes pasado, los registros de la OMS y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, indicaban 201 millones 106 mil 458 contagios en el mundo, con 4 millones 271 mil 350 muertes. En México tenemos 2 millones 922 mil 663 contagios, con 243 mil 165 personas fallecidas.
Por otro lado, en el mapa global México ocupa el lugar número 15 en víctimas, mientras que Chihuahua se ubica en el lugar 14 a nivel nacional.
En Chihuahua llegamos a la cifra de 73 mil 653 contagiados con 7 mil 720 muertos. Ciudad Juárez encabeza la lista de contagios de la entidad con 33 mil 824 personas y de fallecidos con 3 mil 821.
Por si todo lo anterior fuera poco, el viernes se confirmó un caso de variante delta en una trabajadora de la planta Foxconn de Santa Teresa.
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Pese a estos aterradores números, el presidente municipal de Juárez estaba aferrado a realizar la Feria 2021, contra la oposición de varios sectores de la población y de la ciudadanía en general, que esta semana expresó su rechazo en la plataforma Change.org con más de 50 mil firmas, exigiendo la suspensión del evento, como finalmente ocurrió.
Frente a la obcecación de la autoridad municipal, que no tenía otra causa que la de cerrar la administración municipal a tambor batiente favoreciendo los negocios del alcalde, de su familia y de su empresa fachada, Don Boletón; la Secretaría de Salud estatal se convirtió de pronto en cómplice al autorizar un evento peligroso basado en el color de un semáforo amarillo, que se pudo teñir de rojo.
De las autoridades sanitarias federales, ni hablar. Se mostraron omisas y complacientes con el despropósito de la Feria Covid, como si el peligro de la pandemia fuera un asunto concluido. Tal vez ignoran, como muchas cosas que ignoran de la frontera norte, que compartimos con los vecinos de Allende el Bravo muchas actividades familiares, comerciales, industriales, educativas y deportivas; pero también las enfermedades por el flujo continuo entre ambos países.
Y mientras la polémica por el evento crecía a tal grado que un grupo de ciudadanos planteó una demanda de amparo en los tribunales federales, llegó la visita presidencial y con esta la oportunidad para que los medios cuestionaran a AMLO sobre su opinión en torno a la realización de una feria potencialmente contagiosa, organizada por un alcalde que ahora es diputado plurinominal de Morena.
Ya no supimos que hubiera dicho el Preciso sobre el clamor popular que se rebeló a la decisión cabadista. A lo mejor hubiera salido con sus otros datos.
Los morenistas le leyeron la cartilla a Cabada y le recordaron que ya trae el fierro de Morena como diputado federal. Fue entonces que por la tarde de ayer salió a decir que siempre no va a haber feria para los que no pueden ir a Disneylandia.
Por lo pronto ya se gastaron los 5 millones de pesos que autorizó el Cabildo en pagos anticipados para los artistas contratados y contactados por Don Boletón. Sí, señor, con dinero público Cabada dio los anticipos a los cantantes del catálogo de su empresa. Qué chulada de alcalde que tiene la ciudad en condición de desastre y se gasta los recursos en una feria que ya no va a realizarse.
Cabada pensaba retirarse a su curul en San Lázaro con los bolsillos llenos, dejando a la ciudad en condición de desastre y con la víbora chillando en materia de salud pública. Esto último, cuando menos, se le cebó por el momento.
Pero es hora de decirles a él y al inepto secretario de salud que autorizó en su momento el evento Covid, en todos los tonos, por todos los medios y en todas las redes, que no se vale que sean tan irresponsables y cínicos cuando están a unos días de dejar sus cargos.
La tercera ola de la pandemia es una realidad y si las experiencias vividas en los últimos 18 meses nos dicen que las autoridades federales, estatales y municipales dieron palos de ciego en su obligación constitucional de velar por la salud de los juarenses, ¿qué podemos esperar si los contagios colectivos vuelven a azotar la ciudad?
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Hasta ahora, las comodinas declaraciones de los responsables del sector salud nos revelan que no existe ninguna estrategia de respuesta inmediata para contener la crisis sanitaria que está generando la tercera ola. Lo más fácil para ellos será determinar que volvamos al semáforo naranja o rojo, para darle la puntilla a los negocios y al empleo de miles de personas.
¿Qué están haciendo en estos momentos, aparte de ofrecer huecas conferencias de prensa para reportar estadísticas y poner sus objetos personales en cajas para dejar sus oficinas en septiembre? La respuesta es sencilla: Nada.
Como si tanta estulticia no fuera suficiente, ya anunciaron también el regreso a clases presenciales para el 30 de agosto, cuando todos sabemos que no existen las condiciones mínimas de seguridad sanitaria en los edificios escolares, para garantizar la salud de miles de estudiantes, ni el equipamiento de sanitización diaria que requieren esos espacios para ser ocupados.
Cuando la pesadilla de la pandemia comenzó a causar dolor y muerte en el mundo, la Organización Mundial de la Salud advirtió que la desinformación y las noticias falsas sobre el virus estaban frenando los esfuerzos por contener la pandemia, pero también las decisiones políticas que se antepusieron a las recomendaciones científicas, por intereses electoreros de los gobernantes, pero, sobre todo, por ignorancia. México fue ejemplo mundial de ello.
En el ámbito regional, Chihuahua y Juárez no fueron la excepción. Aquí vimos también la falta de pruebas masivas, las señales confusas hacia la ciudadanía, la poca atención a científicos y expertos en la materia, la falta de equipo de protección para los médicos y enfermeras, la aplicación de medidas preventivas, así como el acaparamiento y encarecimiento de artículos básicos como las mascarillas, el gel antiviral, el alcohol medicinal y productos de limpieza del hogar.
Si lo que ya vivimos no ha sido suficiente experiencia y los que toman las decisiones en el Gobierno se siguen equivocando y no están prevenidos para la tercera ola, significa que estamos solos frente a Gobiernos autistas, cuando el país se aproxima a vivir lo peor de la pandemia.
Sabemos que no podemos pedirle peras al olmo y, por lo mismo, los ciudadanos debemos prepararnos para resistir las próximas semanas respetando los protocolos básicos de la sana distancia, usar cubrebocas, lavarse las manos, pero, sobre todo, evitando las concentraciones masivas.
Qué bueno que la ciudadanía obligó a la autoridad a suspender o posponer la Feria 2021. Qué excelente lección le dieron al curiosito alcalde, similar a la que, guardando las proporciones debidas, le dieron los mexicanos a AMLO el pasado 1 de agosto en la fallida consulta popular.
Ya es hora de que entiendan con hechos que el pueblo manda. ¡Felicidades, juarenses!