En el carrusel de candidatos inscritos que suspiran por la gubernatura de Chihuahua quedaron definidos los ocho perfiles que buscan suceder a Javier Corral. Son cuatro hombres y cuatro mujeres que hacen una buena paridad de género sin quejas.

Juan Carlos Loera de la Rosa es uno de los pilares del Movimiento de Regeneración Nacional en la frontera, un jilguero de la 4T y de la ideología lopezobradorista, que apostó por un proyecto a futuro en la elección local de 2016, cuando se postuló como candidato a presidente municipal de Juárez en forma prácticamente testimonial. Es un hombre cercano a Andrés Manuel López Obrador y eso lo hace cercano a la estructura del poder, un bien que puede ser valioso en sus aspiraciones para gobernar Chihuahua. 

En esta campaña le toca dormir con el enemigo, porque tendrá viento en contra de sectores de la militancia morenista que antes fueron seguidores de Javier González Mocken (hoy en el PAN), así como del grupo de Cruz Pérez Cuéllar (candidato a alcalde de Juárez por Morena). 

Cuando fue delegado federal de la Secretaría para el Bienestar en Chihuahua recorrió todos los rincones de la entidad y conoció cientos de comunidades, lo que le da ventaja sobre algunos de sus adversarios políticos que no acostumbran salir del escritorio; en esas localidades serranas radica buena parte de su fortaleza territorial.

Políticamente parece un candidato que suele estancarse con facilidad, con significativas áreas de oportunidad en su discurso y constantemente rodeado de controversias, no solo en los conocidos conflictos con Pérez Cuéllar, sino también con el gobernador Corral que lo expulsó de la Mesa para la Reconstrucción de la Paz, en medio del conflicto por las presas y el agua. 

El problema de las presas es un punto débil para él, porque los campesinos y productores de la región centro-sur de Chihuahua no le perdonan su fallida intervención en perjuicio de los agricultores y ahí nada más le dieron una primera “calentadita” en el frío invierno pasado, con pedradas y huevazos en Rosales. Poco antes fue secuestrado en Ojinaga, mientras las instalaciones de los Gobiernos estatal y federal eran incendiadas. Esta gente no se anda con vueltas y pronto veremos cómo se comportan a la hora de votar. 

Algunos consideran que el hecho de que Morena haya entregado candidaturas a expriistas y expanistas en los principales municipios del estado, así como algunas candidaturas a prianistas con miras a ocupar curules, denota ya un problema mayor que claramente tienen identificado desde adentro. 

Seguramente se trata de debilidades subyacentes al escenario político electoral en Chihuahua para Morena, que  obligan a quienes toman las decisiones importantes a privilegiar este tipo de candidatos. Están dispuestos a correr el riesgo de una rebelión de las bases morenistas porque les urge ser competitivos y porque el objetivo mayor es conservar la mayoría en el Congreso federal a cualquier precio. 

De ganar Juan Carlos la contienda, se convertiría en el primer gobernador de izquierda en Chihuahua, una posibilidad real tras dos años en campaña.

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Entre controversias y escándalos, María Eugenia Campos Galván pertenece al mismo partido del gobernador, pero andan a los trancazos por los supuestos vínculos de corrupción de Maru con el exgobernador César Duarte. Maru Campos es la apuesta del PAN-PRD y las consultas de Roy Campos dicen que cuanto más la ataca el Gobierno más crece en las encuestas sobre preferencias electorales.

Si bien no ha sido vinculada a proceso por las investigaciones que le tienen apuntadas la Fiscalía General del Estado y la Fiscalía Anticorrupción, la trayectoria paralela de su candidatura y el proceso de judicialización en su contra han marcado el rumbo de su travesía política. Maru ha jurado por los clavos de Cristo ser inocente de todos los cargos de corrupción que le quieren atribuir, pero no son los clavos quienes la reclaman, sino los sabuesos de Corral, que no han dado, hasta ahora, con la manera de imputarla. 

Sin embargo, es obvio que los supuestos sobornos que recibió cuando fue diputada local y alcaldesa de la capital serán el tema preferido de sus rivales políticos durante la campaña, que todavía no ha comenzado.

Además de los tribunales, el reto principal de Maru Campos está en Ciudad Juárez, una fortaleza morenista que necesitará tomar si quiere ser gobernadora, porque allí se agrupa el 40 por ciento de los electores de todo el estado. Necesita un empujón extraordinario y una campaña quirúrgica para quedarse con el apoyo de los desconfiados juarenses en apenas dos meses de campaña. No estará sola, porque tendrá el respaldo de Javier González Mocken, pero falta saber si alcanza. 

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El equipo de Maru Campos está confiado en su victoria y esto puede convertirse en un inconveniente. De partir de percepciones erróneas, la batalla electoral puede complicarse. Esto suele suceder cuando los estrategas se enamoran de su diseño y se adormecen en laureles que todavía no han conseguido. Para los muy especializados en estos temas, Mirone recomienda leer “Hypothesis on Misperception”, un excelente trabajo de Jervis que vale la pena en estos tiempos de mucha velocidad y poco kilometraje.

Si la candidata quiere ganar y llegar a Palacio, tiene una chamba brava, porque debe conseguir más de 400 mil votos que son, como las musas, sumamente esquivos. Además, corre el riesgo de que su agenda sea acaparada por la defensa frente a las acusaciones de Corral y no propiamente por la campaña. 

En este sentido, Maru tiene la gran oportunidad de marcar plena distancia con el actual gobernador, aunque sean del mismo partido, sin cargar con los enormes negativos que esto conlleva para un proyecto de continuidad con el PAN. Sin embargo, en su equipo deben estar preocupados por el tema de que González Mocken obtenga menos de 100 mil votos en Juárez y Bonilla se quede con la votación inercial del PAN en la capital sin nada adicional, o sea 120 mil votos. Este tema será el centro de la tormenta, en donde se habrá de enfocar buena parte de la estrategia, si es que aspiran a darle la vuelta a estancamientos e inercias y a romper su techo de votación. Por lo que hace a carisma y simpatía no hay quien la doble, aunque una elección sea mucho más que eso.

Aunque muy regulada, la elección sigue siendo una guerra donde gana el más hábil, el que no pierde de vista una meta que se mueve siempre hacia adelante.

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El Partido Verde arrancó perdiendo a sus dos candidatos contemplados inicialmente (Alejandro Díaz y Misael Máynez), para presentar finalmente a Brenda Ríos, una mujer con una trayectoria de casi dos décadas en torno a las causas ecologistas.

Es probable que Ríos le ponga tono a la campaña. Con su propia experiencia tiene mucho para contar a los chihuahuenses sobre qué significa sufrir la inseguridad en carne propia. Fue víctima de un intento de secuestro y es familiar de los LeBarón, que padecieron un ataque en el que asesinaron cobardemente a mujeres y niños. 

Además de la inseguridad, sus temas abarcan la ecología, las mujeres y los jóvenes; puede ser la mujer de esta contienda que señale de frente a otros candidatos y políticos en funciones. Tal vez no sea la próxima gobernadora, pero es la apuesta del Partido Verde para conservar su registro y “colarse” con una o dos diputaciones. Quizás le toque a ella hacer que estas elecciones no sean un bostezo imperdonable, pero no mucho más que eso.

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Alejandro Díaz Villalobos, médico pediatra y embajador mundial de la paz, no es un personaje con carrera política, lo que para muchos representa una ventaja por no estar asociado con la corrupción y otras prácticas inconfesables. “Chihuahua está enfermo y necesita un médico”, dijo al aceptar la candidatura para la gubernatura por Fuerza por México. En algunos círculos es considerado “el caballo negro” de la contienda. Al parecer tiene claro cuáles son los rezagos de inversión urbana en Juárez, el principal problema de la ciudad. Además, ya recorrió una treintena de municipios del estado. 

Con su rol de embajador de la Organización Mundial para la Paz, Díaz aportará a la campaña una visión humanitaria en casi todas sus propuestas. Difícilmente entrará en controversia con los demás candidatos y se sujetará a los principios y valores del partido que lo abandera, el cual tiene apenas dos años de vida. Las grandes ciudades de Juárez y Chihuahua serán los municipios donde capte más votos.

Sus propuestas políticas girarán en torno a la salud, la educación, el desarrollo humano y la equidad social, desde un punto de vista más ciudadano. Si su registro logra ir más allá de una candidatura testimonial, puede construir una buena marca personal para los proyectos políticos que seguramente ya tiene en el horizonte. 

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Tras dos elecciones fallidas consecutivas, el Partido Revolucionario Institucional tiene urgencia de reinventarse. Con este ranking, producto de un marcado desencanto ciudadano, el ánimo de la militancia se vino abajo: el tricolor dejó de ser la aplanadora que arrasaba en las elecciones y hoy, a duras penas, le queda aire para mantener el tercer lugar de las preferencias electorales. Con este escenario, Graciela Ortiz González se echó el asunto al hombro y aceptó el reto de resucitar al PRI como candidata a la gubernatura.

El PRI aún puede presumir de tener una notable estructura territorial que se pone en acción en cada contienda electoral. También conserva la experiencia de décadas en la organización de estrategias para dar la batalla. Aún y cuando Graciela Ortiz muestra un notable dominio de los temas importantes y basto conocimiento del estado y del entramado político nacional, desde que el PRI perdió su hegemonía las cosas se han puesto color de hormiga. 

Con Chela Ortiz por delante y un grupo de jóvenes candidatos a diputaciones y demás cargos de elección, el Revolucionario estará a merced de lo que hagan o dejen de hacer sus adversarios. Es impensable en este momento que la parralense siquiera arañe los 20 puntos en la elección y, seguramente, recibirá duros aporreos de sus contrincantes por el caso Duarte y por los extensos capítulos de corrupción asociados al priismo. 

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Parral, la capital del mundo, también destaca en esta elección. Si Ciudad Juárez tiene dos candidatos para la gubernatura (Loera y Díaz) lo mismo sucede con Parral, que aporta la candidatura de Graciela Ortiz y la del actual alcalde independiente con licencia, Alfredo «el Caballo» Lozoya, la apuesta de Movimiento Ciudadano para hacerse con la gubernatura.

Lozoya ya lleva largo tiempo cabalgando en busca de la gubernatura a través de un proyecto ciudadano que busca ser distinto a los demás y cuya fortaleza se ubica en el sur del estado grande. Cruz Pérez Cuéllar, cuando era miembro del partido naranja, consideró que el Caballo era el mejor candidato para ganar la alcaldía de Parral y la ganó. Ahora los dados están cambiados y ambos son rivales, en distintos partidos.

Los rumores van montados en la parte de atrás del abanderado emecista y se dice que fue aliado de Javier Corral a cambio del apoyo para su campaña. En la región sur y centro del estado se asienta la zona de mayor influencia del Caballo, el cual está obsesionado con tener en sus manos los votos suficientes en Ciudad Juárez para entrar triunfante en Chihuahua capital, igual que todos los otros candidatos. Por eso se lo ve con mayor frecuencia en la ciudad, a ver si sube en las encuestas.

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A la lista de suspirantes por la gubernatura se sumó el nombre de Luis Carlos Arrieta, el Capi, un candidato que carga en el morral propuestas políticas de corte conservador con eje en la defensa de la familia.

Encuentro Solidario agrupa esta propuesta política de corte conservador que abandera el candidato deliciense, buscando asentar entre los chihuahuenses el fortalecimiento del vínculo familiar, los niños y los valores.

Al Capi Arrieta le toca una batalla difícil, porque encara la campaña política con una modesta estructura que lo acompañará a la aventura de buscar el voto por las principales regiones del gran estado. Su presupuesto es austero en un partido de nueva creación, que aspira a una modesta representatividad en el Congreso del Estado. El discurso moral en una campaña política no encaja bien y habrá que ver cuáles son sus propuestas en campaña.

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Redes Sociales Progresistas, el partido de la maestra Elba Esther Gordillo, debutará el 6 de junio en las boletas electorales de Chihuahua. Lo hará encabezando la postulación de María Eugenia Baeza García, filántropa, luchadora social y defensora de los derechos humanos que no cuenta con un capital político propio.

El nuevo instituto político tiene una ideología de centro-izquierda, progresista y reformista, que en su desesperada búsqueda de candidatos hizo un arreglo de último minuto con una prima hermana lejana del exgobernador José Reyes Baeza.

Marugenia tiene encima el reto de ofrecer sobre la mesa una propuesta dirigida predominantemente a los ciudadanos de clase media y a la clase productiva, pero, más que nada, convencer a los electores en el terreno que no se trata de un partido satélite de Morena. Lástima tener que demostrar lo que no es en lugar de conseguir votos para lo que sí es.

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Un buen Gobierno se destaca por sus buenas obras, pero una democracia hace buenas obras y también respeta la diversidad de opiniones, transparentando todas las decisiones. Cuando abundan las formas autoritarias y la consulta al pueblo desaparece, el resultado es el rechazo, por más buena que sea la obra pública. Lo que prometía ser una película de final feliz termina siendo un thriller de terror para el infarto.

Esto ha sucedido con el BRT juarense, un proyecto que se basa en estudios del IMIP pero que los funcionarios estatales no supieron presentar bien. Hubo resistencia a que el proyecto se conociera y se sospecha que hay cierta información que no sale a la luz pública. Por eso la resistencia sistemática a informar planes de obra, proyectos ejecutivos y hasta simples calendarios de obra.

Empresarios, comerciantes, activistas y académicos han pedido información concreta y todos quedaron con la puerta en la nariz. ¿Será cierto que detrás del plan hubo contratos del despacho de arquitectura del secretario de Desarrollo Urbano y Ecología Luis Felipe Siqueiros Falomir? No se puede andar suponiendo cosas, sino que la autoridad debe informar con claridad sus planes y proyectos, ya que se trata de recursos públicos, o sea de todos.

El sistema BRT lleva el nombre de Bravobús, igual que el equipo de futbol de la empresaria y representante del gobernador en la frontera Alejandra de la Vega. Sin ser malpensado, se puede suponer que quizá algún interés privado pudo haberse colado en el servicio público. Vemos intentos por reparar el daño haciendo transmisiones virtuales para abrir la información, pero sin responder las preguntas esenciales. Si el sistema estará operando antes de que termine la actual administración, ¿por qué no dan a conocer el calendario de obras y dan fecha de inicio? ¿Qué empresas y con qué autobuses van a operar las rutas troncales y pretroncales? ¿Por qué si ya dieron a conocer que hubo licitaciones no dicen con detalle quién y cómo va a operar el sistema? Demasiadas preguntas, ninguna respuesta.