La gestión urbana de Ciudad Juárez encabezada por el Gobierno y el sector privado generaron vivienda abandonada, terrenos en desuso dentro de la ciudad, fragmentación extensiva del suelo, destrucción del valor ecológico y patrimonial, además del abandono generalizado de la ciudad.
Esas circunstancias derivan en déficits en infraestructuras, simplificación extrema de la condición marginal, invasión informal del suelo que es tolerada, infra urbanización estructural y exclusión de la condición marginal, expuso el doctor en Geografía y profesor investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), Andreu Marfull Pujadas.
Por ello, indicó, los ciudadanos deben participar activamente en la toma de decisiones para el desarrollo urbano con el fin de que sean sus requerimientos los que se ejecuten y sus necesidades las que sean subsanadas por encima de los intereses gubernamentales y privados, dijo a Norte Digital.
Mencionó que la participación colectiva en la gestión urbana de Ciudad Juárez se encuentra en desarrollo con los presupuestos participativos, con lo que se ha logrado un gran avance, pero no es suficiente.
“El monto que se destina a esos presupuestos es limitado, (pero) construye una idea que es un poderosa: si pedimos, sí sabemos lo que queremos, podemos obtener una mejora del barrio y a partir de ahí se puede trabajar mucho más”, declaró.
El tema es que la ciudad, por ejemplo, no está estructurada en distritos o grandes áreas gubernamentales o administrativas donde exista un empoderamiento no solamente del ciudadano en forma de asociaciones como las de vecinos, sino también de los grupos de comerciantes para que entre todos defiendan sus intereses.
Bajo esos esquemas de empoderamiento, indicó, pueden exigir que se habiliten calles, que se construyan estacionamientos para automóviles o que se habilite una avenida peatonal.
Agregó que este tipo de desarrollo se construye cuando existe un plan urbano, que es muy importante porque este documento es capaz de crear valor en la ciudad, sin este el ciudadano paga mucho y obtiene poco.
Con una planificación formal, aunque económicamente la localidad vale lo mismo, la gente la quiere más, le gusta y se apropia de ella.
El especialista, cuyas líneas de investigación son Planificación y Desarrollo Urbano, gestión urbanística, historia de ciudades y geografía crítica, participó en el seminario permanente La Ciudad Posible, que organiza el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), con la conferencia magistral La Ciudad que Planea: Ideas (Adaptadas) y Experiencias.
Durante su presentación expuso que las actuaciones de extensión, remodelación y rehabilitación urbanas no son atendidas ni resueltas por el sector privado debido a su complejidad y/o rentabilidad deficitaria.
Bajo esta circunstancia se debe reforzar la acción pública en el acto de diseñar el plan urbano y la gestión de su desarrollo como agente subsidiario del sector privado.
El especialista sugirió, como instrumentos que facilitan el correcto desarrollo urbano, los polígonos de actuación urbanística y los sistemas de actuación pública y/o privada.
La carencia de estas herramientas, advirtió, traen como consecuencia fraccionamientos privados abandonados, simplificación de la idea urbana, lotes baldíos dentro de la ciudad, fragmentación extensiva del suelo, destrucción del valor ecológico y patrimonial, además del abandono generalizado de la ciudad.
Todas esas situaciones derivan en déficits estructurales en infraestructuras, simplificación extrema de la condición marginal, invasión informal del suelo tolerada, infra urbanización estructural y exclusión de la condición marginal.
Marfull Pujadas afirmó que para enfrentar estas problemáticas se requiere definir el sistema público en el plan general y crear instrumentos para se concreten las soluciones, mientras que el sector público y la colectividad deben promover la planificación urbana, donde el privado colabore con la posibilidad de proponer planes urbanos que cumplan con el interés general.
El Gobierno, dijo, debe intervenir para facilitar la conciliación de intereses contrapuestos.
También es necesario poner límites a la especulación del suelo y la mejor forma de hacerlo es que la colectividad lo planifique y decida cuál será su destino y valor.
Se requiere, además, ceder suelo para el interés colectivo y así cumplir con la función social de la propiedad, así como preservar los patrimonios ecológico y cultural, que son requeridos para cumplir con la función social de la propiedad y crear valor urbano.
El urbanista afirmó que dedicar suelo para vivienda económica es una responsabilidad social que cohesiona a la sociedad y da fuerza a la nación.
Expresó que con la existencia de acción pública se resuelven y planifican las necesidades básicas de las infraestructuras junto con el plan urbano y crea vivienda económica e inclusiva, dotando de servicios adecuados, con responsabilidad y solidaridad social.
El resultado de observar estas prácticas, concluyó, es que la ciudad experimenta una consolidación de su valor con el consecuente beneficio colectivo, que incluye a la población más desfavorecida económicamente y con visión de futuro.
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