La expectación por lo que estaba a punto de suceder en la audiencia se sentía por los pasillos de Ciudad Judicial; jueces, abogados y custodios comentaban los detalles que se habían dado a conocer a través de redes sociales y medios de comunicación con relación al asesinato del pastor, Mauro Cabañas.
En el caso rondaba un halo de misterio, como si se tratase de una leyenda; que si se comió un perro, que sí decenas de agentes participaron en su detención, que sí estaba bajo el abuso de sustancias, que si mató al pastor enfrente de los ocupantes del centro de rehabilitación. Todos rumores, ninguna certeza de lo que sucedió realmente.
Lo anterior, generó alerta entre los custodios conforme llegaba la hora de la audiencia inicial, las 11:00 horas del lunes 10 de noviembre, y se acercaba el momento de trasladar al presunto homicida del religioso, Eder Issel A.M., de la estancia donde permanecen los detenidos hasta la sala 21 de Ciudad Judicial.
Como suele suceder, el inicio de la audiencia se retrasó por diversas cuestiones administrativas, aunque en esta ocasión se trataba de gestiones especiales; varios agentes custodiaban la llegada del sospechoso esperando lo peor porque, debido a sus condiciones emocionales, pudiera tener alguna especie de actitud agresiva y atacarlos.
El reloj avanzó hasta las 11:30 horas y, de pronto, el hombre apareció en medio del pasillo del módulo 4 de Ciudad Judicial, reducido en fuerzas, teniendo que ser llevado en sillas de ruedas a la sala.
Iba descalzo, sin esposas y vestido con un overol blanco. En su rostro, destacaban sus ojos, que estaban completamente hinchados y de color morado, mientras que en su cabeza había varias heridas de golpes y hematomas.
Resultaba difícil creer que aquel hombre fue quien supuestamente cometió el asesinato del religioso.
La entrada al público a la audiencia se retrasó ligeramente por cuestiones administrativas, cuando se permitió el acceso, el Ministerio Público estaba a mitad del relato de la lectura del parte informativo que agentes de la Policía Municipal habían hecho la noche del viernes 7 de septiembre.
Eder Issel escuchaba todo en silencio, apenas lograba moverse y preguntaba algunas cosas a su abogado. A sus espaldas, estaban dos custodios penitenciarios, utilizaban cubrebocas y guantes de látex ya que el imputado aún tenían algunas heridas abiertas.
Cuando terminó la exposición de la Fiscalía General del Estado (FGE), el juez de control se dirigió al detenido y le hizo un recuento de lo que había explicado la agente.
La detención en el lugar de los hechos
Según lo expuesto por los agentes de la Policía Municipal, que atendieron el incidente reportado en el cruce de las calles Batalla de Tierra Blanca y Antonio Rábago, en la colonia Kilómetro 29, llegaron a la escena aproximadamente a las 18:25 horas del pasado viernes.
El lugar marcado era el exterior de una centro de rehabilitación, conocido como Entrada Triunfal, ahí encontraron a un grupo de personas aventando piedras al techo; los agentes, al entrevistarse con los involucrados, fueron informados de que un hombre estaba atacando a un pastor.
Uno de los agentes, que se identificó como Jesús Pablo, entró al inmueble y logró subir hasta el techo, donde observó a un hombre desnudo, moreno, calvo, de 1.90 metros de estatura, que utilizaba la tapadera de una cisterna para golpear a la cabeza a una persona que estaba en el piso.
Al ver la escena, el agente utilizó su arma corta y apuntó al hombre, pidiéndole que se detuviera y que no opusiera resistencia. Sin embargo, el agresor únicamente dejó de atacar su víctima para tomar un bate metálico, con manchas de sangre, que estaba en el piso y abalanzarse contra el agente.
Comenzó una pequeña pelea, en la que el agente logró contener la agresión y volver a apuntar nuevamente con su arma de fuego, para que finalmente el hombre se detuviera y pudiera ser arrestado.
En el parte informativo, los agentes señalaron que el sujeto presentaba diversos golpes en la cabeza al momento de su arresto, mismos que supuestamente habrían sido provocados por los habitantes del centro de rehabilitación.
Los agentes informaron que, en vez de llevar a Eder Issel ante el Ministerio Público, lo trasladaron hacia el Hospital General, ya que necesitaba atención médica urgente.
El hombre permaneció la noche del viernes y gran parte del sábado, fue hasta las 9 de la noche de ese día cuando personal del hospital lo dio de alta debido a que “no presentaba alteraciones neurológicas”, por lo que se procedió a su presentación ante el Ministerio Público.
El juez le explicó a Eder Issel que su detención se realizó bajo los términos de la flagrancia, por lo que consideraba que se ajustaba a los lineamientos constitucionales que los agentes policiacos deben seguir al momento de realizar estas intervenciones, priorizando incluso, su derecho a la salud, llevándolo a recibir atención médica antes de presentarlo ante las autoridades.
Siendo las 12:13 de la tarde, el juez determinó que la detención del imputado había sido legal y conforme a derecho.
Minutos después, decretó un receso, ya que tenía que atender otro asunto a través de una videollamada con autoridades de Veracruz, por lo que habría después otra audiencia para definir la situación legal de Eder Issel lo antes posible.
El reinicio que nunca llegó
Paso poco más de una hora y las partes involucradas en la audiencia estaba preparándose para reiniciar la audiencia; de hecho, ya todos estaban de regreso en la sala y solo faltaba el traslado del hombre.
Todo parecía normal, hasta que los rumores de una tragedia comenzaron a resonar entre los custodios: “no responde”, “dicen que está inconsciente”, comentaban.
La información era escasa, pero indicaba que el estado de salud del imputado era grave; agentes iban y venían de la estancia donde permanecen los reos y confirmaban los datos de que, efectivamente, Eder Issel estaba inerte.
Cerca de la una y media de la tarde se hizo el llamado por el radio a personal médico del Tribunal Superior de Justicia, a quien se le pidió que llevara un estetoscopio para revisar los signos vitales del hombre.
Por minutos, solo hubo silencio y preocupación entre los agentes, quienes empezaban a confirmar sus sospechas; el imputado había perdido la vida cuando estaba esperando la reanudación de la audiencia.
A las 2 de la tarde, debido a que había diversas audiencias pendientes en la sala donde se realizaría la audiencia inicial, las partes involucradas en el proceso de Eder Issel fueron desalojadas en lo que se “esperaban algunas cuestiones”, mencionó el encargado de sala.
Finalmente, cerca de las 14:30 horas, los agentes y las partes involucradas ya tenían la confirmación del deceso del imputado.
Sin embargo, todavía tenían que permanecer en Ciudad Judicial ya que tenían que esperar que se certificara la muerte y así sobreseer la causa penal debido al fallecimiento del acusado.
Las causas penales que se quedaron pendientes
De acuerdo con personal de la FGE, Eder Issel tenía dos causas penales en su contra, la primera, por el homicidio del pastor Mauro Cabañas, y la segunda, por delitos contra la paz, relacionado con el asesinato de un perro, acto que presuntamente había cometido previo a realizar el ataque contra el líder religioso.
Aunque no formaban parte de la acusación de este caso, la representación social había confirmado que dichos antecedentes de investigación serían expuestos en la audiencia inicial, como justificación para la formulación de imputación, así como para solicitar la medida cautelar de prisión preventiva.
Sin embargo, dado a las heridas que el hombre sufrió antes de que se realizará su detención, de acuerdo con el parte informativo realizado por los agentes que participaron en su arresto, falleció antes de que el juez pudiera definir cuál sería su situación jurídica.
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