En la colonia de Los Kilómetros, al sur de Ciudad Juárez, el aire olía a tierra y silencio. A dolor.
En un domicilio de la alejada colonia, el cuerpo de una pequeña de 12 años era velado.
Se llamaba Zafiro Jazmín, tenía 12 años y murió tras ser contagiada de rickettsia por la mordedura de una garrapata.
La enfermedad la llevó al hospital del IMSS 35, donde permaneció tres días internada. Los médicos —dicen sus familiares— les habían dado esperanzas; aseguraban que la niña estaba recuperándose. Pero su cuerpo no resistió. Los exámenes confirmaron el diagnóstico: rickettsiosis.
Su familia decidió que sería incinerada este viernes, después de las dos de la tarde. No querían cámaras ni grabadoras, solo despedirse en silencio de la niña que cursaba sexto año de primaria y que, según los cálculos del tiempo que ya no tuvo, cumpliría 13 años el próximo 24 de noviembre.
La escuela cerrada
La sociedad de padres de familia y maestros de la Escuela Primaria Federal Socorro Rivera acordó la suspensión de clases desde el jueves, ya que aparentemente la adolescente pudo haberse contagiado en su salón de clases.
Sus familiares dispusieron que sus restos fueran incinerados este mismo día, después de las 14:00 horas. Pidieron privacidad a los medios de comunicación para despedirse en silencio de la niña que cursaba sexto año de primaria.
Familiares de la menor aseguraron que en la escuela había garrapatas al interior de la institución.
Victoria Chávez, tía de la menor, dijo que antes del fallecimiento de su sobrina, llamaron a las autoridades para que atendieran la problemática relacionada con la excesiva población de perros que se encuentran por todas partes en esa zona de la ciudad, muchos de ellos enfermos e infestados de bichos.
Precisó que presentaron su queja a través del Centro de Respuesta Inmediata 911 y también hablaron al Centro Antirrábico, que —ahora saben— el año pasado transfirió sus funciones al Municipio por conducto de la Dirección de Atención y Bienestar Animal (DABA).
Zafiro cumpliría 13 años el próximo 24 de noviembre, pero no pudo continuar con su vida, víctima de las causas materiales que la rodearon y que permanecen inalterables, como un recordatorio de que, si las cosas continúan igual, otro infante o cualquier otra persona puede convertirse en la siguiente víctima.
A los tres días, Zafiro se fue
La enfermedad acabó con su vida después de que permaneció tres días internada en el Hospital del IMSS 35.
Los médicos que la atendieron le dieron muy buenas expectativas, ya que aseguraban que la niña estaba en plena recuperación, aunque para su familia, su estado empeoraba.
En la misma institución de salud le practicaron los exámenes de sangre que dieron positivo a rickettsiosis, informaron allegados a la familia que hablaron para Norte Digital.
Protestarán el próximo lunes
Después de la tragedia, la sociedad de padres de familia del plantel acordó reunirse en las puertas de la institución con miras a tomar acciones políticas o medidas preventivas.
Por eso se están comunicando por WhatsApp para ponerse de acuerdo sobre lo que harán el próximo lunes, también con la ayuda y asesoría de conocidos rescatistas de la sociedad civil, como Alicia Flores, de Ecocanis de Asís A.C., y el animalista Osvaldo Robledo.
Algunos padres consideran necesaria la intervención de las autoridades para que recojan a los perros callejeros bravos y enfermos, pero otros no están de acuerdo, pues temen que se perjudique a sus propios animales que deambulan por las calles.
Norte Digital identificó que existe un clamor en la comunidad para que las autoridades sanitarias y las encargadas del control animal hagan lo que les corresponde, dentro de su ámbito de competencia, para evitar la muerte de otra persona.
Aunque, al mismo tiempo, se pudo advertir que una parte de la comunidad no está de acuerdo con que los perros de sus casas sean sacados de las calles por rescatistas ni por las autoridades de protección animal, pues, aunque son parte del problema, sus dueños no asumen la responsabilidad de su crianza y tenencia.
Por otro lado, otra parte de la comunidad —como la tía de Zafiro— considera que en Los Kilómetros todo mundo tiene perros, y hay quienes se aseguran de cuidarlos y resguardarlos adecuadamente, aunque los tengan que amarrar, porque muchas familias no pueden darse el lujo de construir bardas o mallas seguras para evitar que sus animales escapen o salgan a la calle.
“Como otros vecinos, tengo perros, pero me hago cargo de sus cuidados para que no causen daños a terceras personas”, dijo el propietario de la única tienda de abarrotes ubicada enfrente de la escuela.
La familia de Zafiro demandó justicia: “Para que las autoridades hagan algo”. “Para que controlen a tantos perros sueltos y a las garrapatas que esparcen por todos lados y pueden volver a matar a un niño, ya que otra tragedia más no sería nada justa”.
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