Los números son importantes cuando enmarcan lo que nos parece evidente. En un país que, a nivel Latinoamérica, ocupa los primeros lugares de violencia doméstica, los cuales se incrementaron casi 60 por ciento durante la pandemia, un Tribunal Especializado en Violencia de Género es un oasis en el desierto y Yazel Villanueva siempre lo supo.
Se dio cuenta muy joven, siendo una niña, surcando la tierra de los campos que su padre trabajaba en el ejido Benito Juárez. Luego, en la Facultad de Derecho, en la Uach, pocos años antes de tener una oportunidad dentro de la entonces Procuraduría General del Estado, en 2001, y en 2002 en Guachochi, como agente del Ministerio Público.
Las oportunidades se le fueron presentando así, una tras otra, en un país en que las mujeres ocupan porcentajes muy bajos, apenas el 31 por ciento en comparación con los hombres, en puestos del Poder Judicial.
“De 2008 a 2011 fui jueza de control en el Sistema Penal Acusatorio aquí en Ciudad Juárez. Posteriormente, de 2011 a 2017, secretaria proyectista de la primera sala penal, primero con la magistrada Flor Mireya Aguilar y luego con el magistrado Marco Tulio Cano”.
El 3 de enero de 2018 el Congreso designó a Yazel Villanueva magistrada provisional de la Quinta Sala Penal Regional. La eligieron a través de una terna enviada por el pleno del Consejo del Tribunal Superior de Justicia.
El proceso para ser nombrada magistrada de manera definitiva fue arduo, implicó realizar diversos exámenes y competir con otras y otros abogados.
Finalmente, en junio de 2018, asumió la titularidad definitiva como magistrada. En el puesto ha visto todo el dolor humano, los sacrificios loables, las historias, desde las más destructivas hasta las más nobles y de arrepentimiento.
¡Ya no más una justicia lejana!
Desentrañar estos términos legales a manera de que todos comprendan lo que se trata durante sus casos, terminar con la violencia del lenguaje, equilibrar las posibilidades de las personas que vienen en desventaja, y una vez que se equilibran las circunstancias, tener la sensibilidad social para ver a las personas que se van a juzgar, porque las diferencias importan a la hora de emitir un juicio, son algunos de los objetivos y metas que Yazel Villanueva se ha propuesto a lo largo de los años.
Sabe que no se juzga igual a una mujer, a un hombre, a un indígena, porque todas las personas son diferentes entre sí. Además, en muchos casos esas diferencias juegan papeles centrales para el ejercicio de los derechos y libertades, sobre todo en los casos en que esas diferencias toman la dirección entre desempeñar un rol u otro.
Ha trabajado para garantizar la justicia de uno de los sectores de la población más herido y lastimado en Ciudad Juárez: la mujer. Impulsó la creación del Tribunal Especializado en Violencia de Género, para terminar con todas esas justificaciones machistas, características de un país sumido en el paternalismo, porque estas circunstancias han impedido el acceso a la justicia de muchas.
El proyecto del Tribunal tuvo su primer ejercicio en 2015, con el apoyo del magistrado Marco Tulio Cano y Alejandro Anguiano, director de la Unidad de Estudios Sicológicos y Socioeconómicos del Tribunal Superior de Justicia; sin embargo, por diversas situaciones y contextos no pudo continuar y solo duró un año, hasta 2016.
Y se retoma ya bajo la administración del actual presidente del Supremo Tribunal de Justicia del maestro Pablo Héctor González Villalobos. Inició formalmente en septiembre del año pasado.
Yazel Villanueva: un tribunal justo
“Estoy convencida de la necesidad de este tribunal especializado. La forma tradicional en que se trata la violencia no protege ni satisface a las víctimas; pero el problema de la violencia es también de quien la ejerce y desde esa perspectiva no hay una atención integral al ejercicio de las violencias porque no se protege a quienes la sufren. En materia penal hay una deuda histórica de los poderes judiciales sujeta a estereotipos y falta de sensibilidad. Entonces la especialidad de este tribunal es una exigencia histórica. Hemos fallado los poderes judiciales y eso tenemos que asumirlo como un reto y parte de las mejoras estructurales que son necesarias”.
La magistrada está convencida de que se requieren proceso justos y sensibles donde las personas y sus necesidades sean el centro.
Para Yazel Villanueva, los grandes retos apuntan al presupuesto
Asegura que los retos son muy grandes porque el Tribunal Especializado en Género inicia en plena cuarentena y el primer reto es un tema de presupuesto. Está constituido por una comisión interdisciplinaria con áreas de criminología, sicología y trabajo social; personas expertas en violencia para poder identificarla y nombrarla, detectar el nivel de riesgo y los efectos que produce.
Lo primero fue capacitar al equipo. El Instituto de Formación y Actualización Judicial inició un taller de sensibilización con expertas en violencia y derechos para personal, mismo que continuará este año el 11 de agosto.
“El objetivo de este tribunal es no solo quedarse en materia penal, donde evidentemente hay una deuda con los delitos donde subyace la violencia de género, sino ingresar en materia familiar. Es lo que se denomina como jurisdicción mixta penal y familiar, para lo cual hay que analizar algunas figuras procesales tanto de familia como penal”.
Y contrario a lo que podría pensarse, la especialización de este tribunal implica la cercanía social que se logra desde la comisión interdisciplinaria con la atención directa a las personas, al núcleo familiar y a la comunidad. Entonces ya no se trata de una justicia lejana, porque se realiza una interpretación social para atender los casos.
“Lamento que tenga que existir [el Tribunal Especializado en Violencia de Género], porque eso implica que la jurisdicción en sí misma no ha atendido el problema de la violencia de manera tradicional”.
Un acceso más limpio a la justicia, sin traiciones
Desde una perspectiva de equidad de género, Yazel Villanueva aborda temas que quedaban fuera del tribunal tradicional, porque se desconocían y no había el interés por tomarlos en cuenta. Sabe que las constantes capacitaciones son necesarias, ya que permiten un acceso más justo, más limpio a la justicia.
Frases lapidarias como «¿Dónde estaba la mamá de esta niña cuando desapareció?» en casos de feminicidio o desaparición forzada han tratado de quedar fuera del tribunal, porque la protección de la víctima y de quienes la rodean, es primordial. Se ha trabajado, también, en que se pueda reflexionar que la violencia es selectiva y en ese contexto se analiza y se juzga. Por otro lado, con los hombres perpetradores de violencia se apuesta por los procesos sicoterapéuticos.
“Enfoco mi trabajo en el Sistema de Justicia Penal a no traicionar lo que me motivó. No traicionar esa visión original que tuve desde que estaba en la facultad y comprendí que los procesos penales no pueden perder su sentido social. No deben estar alejados de las personas. Tenemos ese compromiso. Todo se trata de un efectivo acceso a la justicia, tanto para el sector vulnerado como para quien ejerció la violencia, no perder la objetividad y hacer responsable a las personas de sus hechos”.
* Magistrada de la Quinta Sala Penal Regional. Impulsora del Tribunal Especializado de Género
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