Jorge Humberto Chávez (Ciudad Juárez, 1959) es un poeta mexicano, de la frontera, como se ha autodenominado él en alguna ocasión, ha impartido talleres de literatura, ha sido un orquestador literario aquí en Ciudad Juárez y en San Luis Potosí. Cuenta con más de una docena de libros de poesía, ha sido traducido al inglés y al francés y tiene tres premios nacionales: el Colima en 1981, el Salvador Gallardo Dávalos en 1982 y el Bellas Artes de Poesía Aguascalientes en 2013. En esta ocasión me referiré solamente a El libro de los poemas (1996).
Al menos en este poemario, hay dos apuestas poéticas, por un lado, la mirada cosmopolita y la mirada de lo local. Como muestra del primer aspecto están unos versos de “El poema del otro para Madigan”: “Corre el aire en las playas dormidas de Sorrento: / arrastra un dulce olor de naranjas fragantes / se contemplan los astros en la pulida arena / y en el polvo de piedra que tu huella recibe los soles / se destruyen / para encender de nuevo sus luces que cintilan”.
Son unos versos muy sensoriales, se escuchan esas olas nocturnas en su vaivén, los olores del Mar Mediterráneo, el espectáculo de las estrellas sobre la arena. En este libro hay poemas situados en Italia, en India, en Estados Unidos, algunos versan sobre cine, sobre literatura.
La otra mirada, ineludible está en esta frontera o el norte mexicano, como en “El poema de la mujer ida o poema de La Brisa” o en “El poema del viajero solo”. Quisiera destacar el inicio de “El poema escrito en el Cutlass”: “De noche, manejando en silencio / avanzo en el peso mismo de la noche, / hiendo brillante y sin ruidos el denso aliento de la noche. / Veo pasar ante mí / inalterable en su aproximación perpetua y muda / a la ciudad; / luces, perfiles que suceden / mientras los ojos miran resignados la escena sorpresa / del mundo / el desmoronamiento imperceptible de los muros que son / también una imagen del tiempo;”.
Este poema nos remite al inicio o al final de una película, es cinematográfico, evocador de una ciudad en penumbras a la que se llega luego de cruzar el desierto, como supone la llegada a Ciudad Juárez.
Tal cual se lee en los últimos versos, este libro nos da imágenes del tiempo de un mundo que se ha ido desmoronando.
*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio.
