Surgen más víctimas de Los Macheteros

En un baldío aledaño a la avenida del Desierto, en Parajes de San Juan, miembros de la pandilla de Los Macheteros violaron frente a su madre a Esperanza, entonces una adolescente de 15 años, mientras aprovechaban para robarles sus pertenencias.

De acuerdo con información proporcionada por Esperanza, cuyo verdadero nombre queda reservado, el incidente sucedió cuando las mujeres atravesaban el despoblado, donde fueron abordadas por un par de hombres armados.

Los individuos, refirió, las condujeron hasta las entrañas del terreno, donde la menor fue obligada a atar a su madre con las agujetas de los zapatos.

Instantes más tarde, relató, los victimarios desnudaron a la adolescente con brusquedad y, frente a la mirada de su madre, quien yacía inmovilizada, Esperanza fue violentada sexualmente por los asaltantes, los cuales, al consumar el acto, les dieron 10 segundos para echarse a correr o las matarían.

Por temor a represalias, e incluso vergüenza, las mujeres confesaron no haberse atrevido a denunciar lo sucedido, en cambio prefieren tratar de sobrellevar su vida a partir de aquella noche en que se encontraron con Los Macheteros.

Al igual que ellas, Esther (nombre ficticio), de 16 años, caminaba por el mismo terreno cuando la sorprendieron varios pandilleros, quienes le quitaron sus pertenencias y la despojaron de su ropa.

Esther relató que fue atada de pies y manos, acto seguido, sobrevino una violación, sin embargo, se mostró indispuesta a ahondar en más detalles por las afectaciones sicológicas que el atraco le ha dejado.

A raíz de una investigación llevada a cabo por NORTE en el suroriente de Ciudad Juárez, han emergido de la oscuridad nuevos casos de víctimas de Los Macheteros, una banda que desde hace dos años, a punta de machete, atraca durante la noche a personas en terrenos baldíos de Parajes de San Juan y Parajes de San Isidro, donde retienen por horas a sus presas, sin importar mujeres o niños, a las que hieren con sus armas, golpean e incluso hasta violan.

Pedro, uno de incontables afectados, relató que una noche caminaba con su esposa e hijo por el terreno; venían de las segundas.

El hombre recordó que todo transcurría normal hasta que un par de encapuchados, vestidos de negro, con pistola y machete, salieron detrás de los matorrales para quitarles sus pertenencias.

Pedro contó que la familia fue llevada a lo profundo del baldío, donde hincaron a su mujer y le realizaron tocamientos bajo pretexto de esculcarla, al tiempo en que él era encañonado con una pistola en la cabeza, mientras, dijo, a su hijo de siete años lo hicieron voltear hacia otro sitio para que no viera el hecho.

“Cuando terminaron de asaltarnos a mi esposo le pusieron una pistola en la cabeza y le dijeron que si no corríamos le iban a disparar, fue cuando el niño empezó a gritar”, comentó Mónica, su esposa.

Los esposos relataron que les quitaron todo lo que compraron en el mercado, algo de dinero, tiempo después los dejaron ir. Entonces, narran, como pudieron se incorporaron, tomaron al niño entre sus brazos, para luego escapar tan rápido como podían.

“Me dijeron: ‘si volteas para atrás vamos a dispararte’, siempre me quedé con la duda de mirar atrás para reconocer algo, con un zapato puesto y con el niño salimos a correr, hasta que me encontré a un comerciante que me ayudó”, contó Pedro.

El hombre aseguró que, tras el asalto, agentes estatales a bordo de una patrulla se negaron a ayudarles, días después abandonaron Ciudad Juárez.

Ahora la familia está de vuelta, pero comentaron que lo peor ha sucedido después de ser presas de la delincuencia.

“Después de lo que pasó, ahorita estoy desempleada porque he enfermado de la presión, ahorita me acaban de decir que estoy mala del corazón”, rompió en llanto Mónica, se le dificultaba contenerse. “Me afectó más porque cuando nos asaltaron yo llevaba a mi hijo de siete años y he notado que le afectó mucho”.

La mujer aseguró que desde aquella noche ha padecido problemas cardiacos, cuyo tratamiento no puede pagar al ser de bajos recursos, los cuales también le impiden costear las terapias sicológicas para su niño, quien ahora tiene problemas en la escuela.

“Lo que nos pasó, ya ni modo, pero lo que serviría es que hicieran algo con ese baldío, casas, negocios, que se vea poblado, no el baldío, porque es el escondite de todos los malandros, porque en el caso de nosotros eran nada más dos personas. A raíz de lo que pasó tuvimos que retirarnos, pero ahora me doy cuenta que ya es un grupo ¿Por qué esperar a que se haga más grande?”, cuestionó Pedro.

En otro caso, Diego fue subido por la fuerza a un carro blanco, luego, le quitaron la camisa para taparle la cabeza y al bajar, lo obligaron a adentrarse en el terreno baldío, relató.

El hombre recordó que una vez ahí, le quitaron el pantalón, su cartera, un celular, para luego atarlo con los cordones de los zapatos.

Aquella noche, relató Diego, permaneció tirado en el piso desde la una de la mañana hasta las 5, poco antes del amanecer, tiempo en que vio llegar a otra víctima que fue herida a machetazos.

Los delincuentes abandonaron el sitio con todas sus pertenencias, sin embargo, Diego recordó que tuvieron que desatarse el uno al otro con los dientes, pues fueron abandonados a su suerte.

Asimismo, Fernanda, cuyo verdadero nombre queda reservado, platicó que ella y su esposo fueron atracados por el grupo una noche cuando volvía del trabajo. La mujer comentó que en la avenida Del Desierto, junto al terreno baldío, fue abordada por los asaltantes.

La entrevistada relató que caminaba en compañía de una mujer mayor, cuando, antes de cruzar una malla, un machetero salió a su encuentro.

Contó que dejó caer al suelo las pertenencias que traía en su bolsa para que el ladrón las recogiera, en ese momento, su esposo, quien se aproximaba con ella, se percató de la situación y corrió para ayudarla.

“El muchacho vio a mi esposo cuando lo tenía a tres o cuatro pasos, entonces, se paró, sacó una pistola, le cortó cartucho y mi esposo se detuvo; no sé si llevaba balas, pero no queríamos averiguarlo en ese momento”, dijo.

En ese instante, detalló Fernanda, salió del baldío un hombre que, a punta de machete, se llevó a su marido.

“Yo nada más escuchaba los gritos de mi esposo, me quise levantar y me tiró de un fregazo el muchacho, empezó a recoger las cosas, me puso dos cachetadas y le pedí que ya no me hiciera nada”, relató.

Agregó que fueron varias ocasiones en las que el asaltante la agredió, luego le quitó el dinero, e incluso le hizo tocamientos. Asimismo, indicó haberse incorporado de nuevo para tratar de ayudar a su marido, cuando recibió un golpe con el machete en la espalda.

Fernanda comentó que mientras la Policía municipal levantaba el reporte, uno de ellos le espetó que aunque sabían quiénes eran los responsables, no servía de nada arrestarlos porque los vecinos no denuncian.

“Sí me gustaría hacerla (la denuncia), pero tendría que ser muy apartada, a escondidas, muy anónimo, porque son personas que nada más ven quién se mueve, pero si se puede y se da la oportunidad, sí lo haría”, aseguró.

Con base en un recuento de los casos recabados por NORTE, en ninguno de ellos los afectados interpusieron una denuncia, ya sea por temor a represalias, desconfianza en las autoridades o desinformación, pues consideraban que el reporte a la Policía municipal era en sí mismo una demanda.

Por su parte, Edgar –nombre ficticio– comentó estar dispuesto a denunciar a Los Macheteros, después de varios meses, cuando estuvieron a punto de matarlo.

“Te agarran sobre la carretera y te meten unos 30 o 40 metros pa’ dentro, te tiran al suelo, te quitan tus pertenencias”, reveló. “Me preguntaron cuánto traía, pero como no traía el dinero en la cartera, sino en la camisa, como no encontraron el dinero se enojaron machín y me dieron madrazos de a madre, en la espalda machetazos”.

Édgar aseguró haber recibido al menos 15 machetazos, junto a él yacían atadas otras dos mujeres, así como dos hombres, a quienes también golpearon y retuvieron hasta el amanecer.

Luego, dijo, cuando Los Macheteros se disponían a irse del lugar, uno de ellos lo encañonó en la cabeza y dijo al resto:

–Este está curtido, deberíamos de matarlo.

–No, ya vámonos–, le respondió uno de ellos.

–Vamos a tronarlo–, insistió para luego cortar cartucho.

–Ya déjalo, al cabo ya está ruco– sugirió otro, entonces, el pistolero optó por disparar al aire y emprender la huida.

Quiénes son:

Víctimas y vecinos que residen en Parajes de San Juan, Parajes de San Isidro, así como Lomas del Desierto, en el suroriente de la ciudad, refieren que Los Macheteros es una pandilla integrada en su mayoría por jóvenes que se dedican al asalto con violencia extrema, secuestro exprés y violación en terrenos baldíos del sector.

Orígenes:

Pobladores del suroriente señalan que la pandilla inició en 2012, con solo dos miembros que operaban en el baldío que divide a Parajes de San Isidro con Parajes de San Juan, sin embargo, el grupo ha crecido de tal forma que pueden operar en todos los despoblados de la zona.

Zona de operación:

Baldío entre Parajes de San Juan y Parajes de San Isidro, despoblados aledaños a la avenida del Desierto, terreno adyacente al bulevar Talamás Camandari.

Modo de operación:

Con base en datos proporcionados por víctimas, en cuanto oscurece, la pandilla se oculta entre matorrales de los baldíos donde esperan a que pasen sus víctimas, a las que abordan, golpean, atan con los cordones de los zapatos y desnudan para despojarlas de sus pertenencias. En el caso de los hombres, son heridos con machetes, mientras que las mujeres son violadas. El proceso puede durar horas debido a que retienen a víctimas mientras consiguen más hasta el amanecer.

Perfil de víctimas:

Según la información recabada en el lugar donde operan Los Macheteros, las víctimas son operadores de maquiladora, estudiantes, hombres y mujeres sin distinción, incluso niños cuando van con sus familias.

Denuncias:

La Fiscalía General del Estado no cuenta con denuncias.

Detenidos:

La Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) detuvo a un miembro de Los Macheteros en abril de 2015, pero fue liberado ante la falta de denuncias.

Perfil de Macheteros

La pandilla está conformada por hombres que rondan los 20 años, quienes empuñan machetes, liderados por un individuo de cerca de 40, quien porta una pistola, refieren víctimas.