Indispensable en las ofrendas del Día de Muertos y en nuestra mesa, el pan de muerto es toda una delicia de la temporada.
Su origen se remonta a la época de la Conquista y está inspirado en rituales prehispánicos; se dice que uno de ellos era ofrecer el corazón de una princesa a los dioses.
Al llegar a México, los españoles rechazaron este sacrificio y en su lugar elaboraron un pan de trigo en forma de corazón, el cual bañaron en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella.
El pan de muerto es considerado un elemento de contraste entre dos mundos: la vida y la muerte.
Desde 2003 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Su simbología
La tradicional forma del pan de muerto es circular y representa el ciclo de la vida y la muerte.
En la parte superior se encuentra una bolita que simboliza el cráneo o corazón de los muertos y las cuatro canillas son los huesos del cuerpo que señalan las direcciones del universo.
Estas también suelen asociarse a los cuatro puntos cardinales del calendario azteca y cada uno representa divinidades como Quetzalcóatl (señor de la estrella del alba), Tláloc (dios supremo de las lluvias), Tezcatlipoca (señor del cielo y de la tierra) y Xipe Tótec (dios de la primavera).
En su preparación lleva esencia de azahar y de naranja, la cual significa el recuerdo a los muertos.
Variedades en México
-En el estado de Michoacán existe el llamado pan de ánimas, el cual se caracteriza por su figura humana y glaseado de azúcar; al centro lleva un punto de azúcar rosa si son adultos y blanco si son niños.
-En Oaxaca se prepara el pan de yema, decorado con rostros y figuras de alfeñique.
-Los golletes con forma de rosca son otra variedad típica de Puebla y se trata de roscas teñidas de un rosa intenso; se coloca en las ofrendas para representar el Tzompantli, lugar donde se ponían los cráneos de los guerreros vencidos en batalla.
-En Acámbaro, Guanajuato el pan de muerto se prepara en forma de plantas y animales como los conejos, borregos y mulas.
La versión tradicional del pan de muerto, espolvoreada con azúcar, es deliciosa, pero si quieres elevar su sabor, puedes agregarle infinidad de rellenos: chocolate, mermeladas como la de zarzamora, queso, rompope, fresas con crema y dulce de leche, entre otros.