Una de las grandes vertientes de la literatura está en la tradición oral. Desde la antigüedad se crearon historias para cantarse, para entretenerse, pasar el rato mientras se desarrollaban ocupaciones laborales, etcétera. La balada, según explica el crítico Aurelio González tiene el repertorio más amplio en el mundo de la tradición oral y dos vertientes como el romance y el corrido se arraigaron en México. González explica que hay discrepancias acerca del origen del corrido, pero contiene elementos romancísticos, tanto del antiguo romancero, es decir, de los cantos medievales y renacentistas totalmente orales, como de los romances vulgares y de pliego, aquellos que se publicaban en hojas volantes y eran pregonados por ciegos en algunos casos, pero que contenían historias escandalosas, sangrientas o milagrosas.
Estos elementos son los que encontramos en muchos corridos, como en el de Rosita Alvírez. Lo más atractivo de la literatura de tradición oral son sus variantes, esto es, los cambios que se van introduciendo a lo largo de los años en las composiciones, en este caso se trata de la historia de esta joven que sale a bailar, desobedeciendo a su madre y que muere a manos de un tipo que le dispara porque ella se ha negado a bailar con él. Los corridos, así como otras composiciones literarias se analizan a partir de sus componentes: motivos, fórmulas, tópicos, símbolos, variantes, etcétera.
Se sabe que la historia de Rosita se ubica en Saltillo, pero en alguna versión dice que fue en 1935 y otra en 1900. Aurelio González explica que en este corrido se encuentra el motivo de la advertencia o maldición paterna: “Su mamá se lo decía:/ –Por andar de pizpireta,/ se te ha de llegar el día/ en que te toque tu fiesta–”. Incluso versos antes le prohíbe: “Su mamá se lo decía:/ –Rosa, esta noche no sales–”. Esta advertencia se puede vincular con la prohibición paterna en los cuentos de tradición oral, como aquella función que identifica Propp en los cuentos populares rusos de Afanásiev, pero que aparecen en otros textos como los recopilados por los hermanos Grimm en los bosques alemanes.
Otro elemento que aparece en los corridos es el aspecto moralizante que no está en los romances: “Rosita le dijo a Irene:/ –No te olvides de mi nombre,/ cuando vayas a los bailes/ no desprecies a los hombres–”. Sin duda la tradición corridística hay que escucharla y analizarla para entender su riqueza proveniente de la oralidad.
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