El próximo lunes 16 de diciembre se cumplen cinco años que el exgobernador César Duarte -del PRI- puso la primera piedra de lo que serían los hospitales de especialidades y cancerología de Ciudad Juárez.
Duarte terminó la primera etapa de las obras, pero en el último año de su sexenio se detuvo.
Después vinieron dos años de abandono del Gobierno de Javier Corral, que optó por la confrontación con el régimen de Peña Nieto antes que buscar el bien mayor, el bien común.
En contraste, en vez de darle prioridad a los hospitales, Corral optó por buscar los reflectores nacionales con la operación justicia para Chihuahua, desviando la atención de lo que sin duda era más importante para los juarenses: la salud.
Nadie puede negar que lo de perseguir presuntos actos de corrupción era algo importante, pero eso no justifica descuidar las labores básicas de un Gobierno, como son la salud y la seguridad, aunque de esta última hablaremos en otra entrega.
En la puesta de la primera piedra aquel diciembre de hace cinco años acompañaron a César Duarte su esposa Bertha Olga Gómez Fong, los cuestionados exsecretario de Salud y exsubsecretario de Obras Públicas, Pedro Hernández y Everardo Medina, y el exalcalde Enrique Serrano, entre otros funcionarios estatales y municipales, además de diputados y regidores.
El 16 de noviembre de 2015 Hernández anunció que para el año siguiente la obra estaría concluida; para supuestamente darle fuerza al anuncio, lo acompañó la diputada federal Adriana Terrazas.
Pero todo fue un engaño. En el presupuesto de 2016, año en el que se realizarían elecciones para gobernador no se incluyó la segunda etapa de los hospitales.
Entonces vino el triunfo del panista Javier Corral, apoyado por un ala importante de la izquierda chihuahuense y organizaciones sociales que se unieron en contra del régimen priista que había mostrado en Duarte un caso emblemático de corrupción.
Pero el Gobierno de Corral no continuó ni un metro más las obras de los hospitales.
Se concentró más en perseguir a su enemigo político que en buscar el beneficio para los juarenses que hasta la fecha tienen que ser trasladados a otros estados para recibir la atención médica que aquí no está a su alcance.
Mueve al análisis profundo el que, en paralelo, el actual jefe del Ejecutivo anuncie que está gestionando miles de millones de pesos para construir un parque en el Chamizal, un estadio, un centro de convenciones, hasta una controvertida vialidad en Las Torres y un cuestionado carril confinado en la Tecnológico.
¿Y la gestión para los hospitales? Esa no fue prioritaria.
Igual o más mezquino, el expresidente Enrique Peña Nieto tampoco movió un dedo para aportar recursos federales a la necesaria segunda etapa del proyecto.
El resultado fue abandono, olvido e indolencia. El deterioro de lo poco que se había construido fue inevitable.
De 2016 a 2019 ningún gobernante -ni del PRI, ni del PAN y ahora tampoco de Morena- ha empezado un solo proceso de restauración o rescate.
Mucho menos pensar que reinicien trabajos de obra negra e instalaciones, construcción y equipamiento.
Cuando en julio de 2018 Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia de la República, una de sus primeras actividades fue venir a Juárez para comprometerse a terminar los hospitales, pero de nuevo fue el ingrediente político lo que más pesó en su mensaje.
Incluso subió un video a redes sociales en el que se dedicó más a echarle la culpa del fracaso al Gobierno anterior del PRI que en asentar un compromiso concreto para reiniciar la obra.
Pasó todo el año 2018 y no avanzaron ni un metro en el supuesto rescate. Solo el ingrediente político del reproche permaneció en todas las ocasiones en que, en distintas partes del país, el tabasqueño hizo referencia a los hospitales inconclusos de Ciudad Juárez.
En el lado del PAN igualmente salió a relucir el interés partidista, cuando la dirigente estatal Rocío Reza, al saber del anuncio de que se rescatarían los hospitales, optó por el reproche al presidente.
También de ese lado pesó más la mezquindad.
Cada día que transcurre sin que se ponga un nuevo ladrillo en los hospitales inconclusos es la confirmación de que los gobernantes, que deciden presupuestos y obras, siguen anteponiendo sus ambiciones al interés superior que es la salud de los ciudadanos.
Entre 2018 y 2019 funcionarios estatales y federales, del PAN y de la 4T, ya han realizado cuatro recorridos por las construcciones dejadas a medio terminar en el antiguo hipódromo.
Tenían planeado hacer un quinto recorrido el pasado lunes 10 de diciembre, pero lo cancelaron sin más explicación que problemas de agenda de los funcionarios.
Ya pasó más de un año del nuevo Gobierno federal y el estatal ya va por su cuarto, y ninguno de los dos da muestras concretas, con la seriedad institucional que el caso amerita, de que vayan a reiniciar la construcción.
Políticos al fin, son expertos en prometer y suficientemente cínicos para no cumplir.
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