Las luces y los juegos pirotécnicos de fin de año me vienen a la mente, luego de estar leyendo Los animales invisibles (2012) de Luis Jorge Boone (Monclova, Coahuila, 1977), por sus reverberaciones, sus luces impactantes y los sonidos sorpresivos. Boone es un poeta y narrador del norte de México, ha ganado varios premios, como el Premio de Cuento Inés Arredondo en 2005, el de Poesía Joven Elías Nandino en 2007, el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez por Suelten a los perros (2019), el Premio de Poesía Óscar Oliva en 2024 por Antiguas Canciones, entre otros. Algunos de sus libros de poesía son Legión (2003), Galería de armas rotas (2004), Material de ciegos (2006), Bisonte mantra (2016); también tiene libros de cuentos, como La noche caníbal (2008) o los relatos Las afueras (2012), y novelas como Toda la soledad del centro de la Tierra (2019).
Como saben, les hablaré de Los animales invisibles, libro dividido en tres partes: 1. Domésticos, 2. Caminata & Equitación, y 3. Ciudades de la llanura. En todo el volumen hay un tratamiento poético que retoma las vanguardias sin que resulte un ejercicio anacrónico, sino que de manera lúdica lleva al lector a ser parte de los juegos textuales, visuales, sonoros, paródicos, incluso él mismo advierte al final los diferentes ejercicios intertextuales, del homenaje al plagio, a la apropiación e intervención de textos de Goethe, Guillermo Cabrera Infante, Amparo Dávila o CSI New York, por mencionar algunos. En un poema escribe lo siguiente: “Cadáver exquisito/ sin el consentimiento de los/ involucrados”, refiriéndose a la práctica de la escritura poética colectiva.
Uno de los animales predominantes en el libro es el caballo, de tal guisa que toma pasajes de Todos los hermosos caballos, de Cormac McCarthy, pero no solo eso, sino que le permiten plantear situaciones, imágenes, relaciones con este animal tan fascinante y espléndido. Un animal que remite al tiempo y, por lo tanto, al ritmo. Así exclama la voz poética en un poema: “El ritmo es una fuerza de la naturaleza./ Un rayo./ Un tsunami./ Un huracán. Detienen////////el razonamiento//////// Narrar no es la dirección única:/ queda/ el relámpago”. Luis Jorge Boone entrega un libro deleitable a la lectura, pero también está escrito con la hondura de la reflexión, de la contemplación y asombro del haikú, por eso la presento como pirotécnica. Sigamos leyendo poesía este año.
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