Alfredo Jáuregui, jefe del sector 18 de educación primaria en el estado de Chihuahua, se ha tenido que adaptar a las plataformas digitales para poder seguir trabajando en esta pandemia.
Esta nueva normalidad ha sido complicada para los estudiantes y para los maestros, especialmente aquellos que no habían tenido un contacto más profundo con las herramientas tecnológicas, como celulares, computadores o tabletas.
Se entrevistó a Alfredo Jáuregui a través de Meet. A lo largo de sus 43 años de servicio ha sido maestro, director y supervisor; decidió esa modalidad para no exponerse al Covid.
Escogió esa profesión por que “da muchas satisfacciones educar a los alumnos, a los niños más que nada”.
Su experiencia laboral es de mucha ayuda para comprender cómo era antes la educación y cómo es ahora con los cambios que se han tenido que hacer.
Al entrar la llamada pude apreciar que vestía una chamarra azul oscuro con franjas celestes. De ahí en más no pude saber en dónde se encontraba, cuál era su estatura y si movía las manos cuando respondía. Este tipo de interacción es muy “fría”, como él mismo me lo dijo.
Al iniciar la entrevista hubo problemas de no contar con las mismas aplicaciones y que las cámaras no se veían o no se escuchaba el audio. Fue un inconveniente que se solucionó rápidamente.
Lo cierto es que la mayoría ha pasado por estos tropiezos, y una parte no sabe qué hacer para arreglarlos.
De esta manera, una gran parte de los alumnos toma sus clases virtuales, mientras que la otra parte solo recibe instrucciones de sus profesores por WhatsApp de las actividades que tienen que hacer a lo largo de la semana.
La pandemia provocó que la educación pasara a ser a distancia. La situación actual, comentó Jáuregui, “es muy difícil, pues no se sustituye al profesor con un aparato”. Enfatizó que “no se va a perder al 100 por ciento el ciclo”, pero con lograr el 40 por ciento se sienten más que satisfechos por todas las limitaciones que se tienen.
Jáuregui mencionó que los profesores no sabían dar clases de manera de virtual, ni mucho menos usar las plataformas para ese fin: “En la actualidad, apenas nosotros, de adultos, de maestros estamos aprendiéndolo a hacer”.
¿Cómo ha sido su experiencia en su puesto de trabajo desde que inició la pandemia?
-Ha sido una experiencia diferente, porque apenas surgió este año y no la había conocido nunca. Yo nunca había manejado de tipo de celulares, de electrónica en conferencias, ni webinars, ni nada de eso. Era todo de manera física. Cuando hacíamos conferencias reuníamos a la gente en lugares, como teatros, lugares amplios para proveerles de información. Ahora tenemos que hacerlo vía virtual; que no es la misma, porque no se entiende muy bien todo.
¿Las herramientas que se han estado usando a lo largo de la pandemia han sido de ayuda para continuar como si las clases fueran presenciales?
-La verdad es que vamos a hablar de un tanto por ciento; es decir, no precisamente presenciales, sino que se aprende -yo creo- por los niños. Yo creo que un 50 por ciento o menos, por la lejanía. Porque no es lo mismo el aparato, a tener un profesor electrónico, que tener un profesor a la vista al que se le puede hacer llegar todas las dudas por parte de los niños. Son muy frías este tipo de clases, esta forma de transmitir conocimientos y en muchas ocasiones los niños no los comprenden. Como no hay mucho tiempo para sus clases, pues en muchas de las ocasiones se quedan con dudas.
En las escuelas ya no se ha visto a ningún estudiante desde hace 8 meses. Se hizo una visita a una escuela primaria, con las medidas sanitarias correspondientes, para saber cómo lucía después de tanta inactividad. La escuela, en una primera impresión, da la sensación de abandono. También parece que es un día inhábil, fin de semana o vacaciones. Para los conserjes que frecuentemente acuden a regar los árboles esa sensación se ha mantenido todos estos meses.
El plantel luce desolado y descuidado. Afuera y adentro de los salones hay hojas de árboles, polvo y basura. Las canchas de futbol, desoladas.
La esencia de las aulas y las clases que ahí se daban quedaron congeladas después del 20 de marzo, día en el que las escuelas cerraron sus puertas para dar comienzo a la educación a distancia.
¿Qué calificación del 1 al 10 le da a las medidas que se han implementado en la educación?
-En estos tiempos de pandemia le doy un 7, porque la efectividad no es tal. Realmente es difícil valorar, pero el hecho de que los niños contactados sean pocos y esos pocos no puedan expresar sus ideas, no puedan decir si entendieron o aprendieron. Entonces es por eso es que le doy solo 7.
¿Qué tan satisfecho se siente con los cambios que se tuvieron que hacer en la educación?
-Pues dentro de lo peor es algo que se valora, porque es algo que realmente se está tratando de sustituir a un docente con una máquina con su imagen. Entonces, nunca será lo mismo. No estoy muy satisfecho con lo que se está haciendo por eso que comenté anteriormente, pero el esfuerzo ahí está.
¿Cuáles podrían ser los cambios que se tengan que hacer para que la educación a distancia sea provechosa para todos?
-En primer lugar, que todos los niños tuvieran sus elementos; como, por ejemplo, computadoras, conocimientos en cómo enviar, cómo recibir, cómo trabajar en la computadora todos sus trabajos y el hecho de que se le revisen a la vez en que los está mandando. Porque a veces mandan sus tareas y la verdad es que se les revisa hasta después por la gran cantidad de alumnos que tiene un profesor. Él le revisa cuando tiene oportunidad. El niño no sabe si aprendió o no. Pasan los días, incluso hasta cambian los temas, y a los tres días, o más, se le dice si le fue bien o no, si fue positivo o negativo el aprendizaje y si sus tareas le sirvieron.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes informó que en este 2020 hay 80.6 millones de usuarios de Internet, lo que equivale al 70.1 por ciento de la población en México. En el mismo comunicado se estima que hay 20.1 millones de hogares que disponen de Internet. Eso quiere decir que el solo el 56.4 por ciento del total de los hogares disponen de este servicio. El aumento que se dio de 2018 a 2020 fue de 4.3 por ciento, de acuerdo con el comunicado. Esteban Moctezuma, secretario de Educación, ha dicho que en las zonas rurales la educación llega a través de la televisión. En suma, manifestó, se tiene el 95 por ciento de la cobertura a nivel nacional.
¿La continuidad educativa a distancia ha tomado en cuenta a los que no tienen acceso a Internet?
-Sí los ha tomado en cuenta porque les ha estado mandado cuadernillos de trabajo y algunos libros de texto, pero el hecho es que el libro de texto y el cuadernillo no son suficientes para el aprendizaje del niño. Necesitan forzosamente al maestro. Ahorita, en la actualidad, todavía en Ciudad Juárez ni siquiera los libros se les han entregado a los niños, precisamente por la pandemia. La verdad ha sido muy difícil la comunicación con los niños por parte de los profes.
¿El Aprende en Casa ha sido realmente de ayuda para la continuidad académica en las primarias?
-La verdad es que no, porque las clases son muy generales, y no dan opción a la pregunta ni a la respuesta ni al intercambio de comunicación de ideas para que el niño se centre, pues en muchas de las ocasiones solamente observa y anota lo que tiene que aprender. La realidad de las clases no es reflejada en esos programas.
¿Le haría algún cambio al Aprende en Casa?
-Definitivamente tiene que haber muchos cambios. Los principales son proveer a la niñez de todos esos insumos; es decir, de tener todos los elementos para poder aprender desde su casa. Es muy difícil, pues no se sustituye al profesor con un aparato. En muchas de las ocasiones no tienen a quien recurrir porque sus padres trabajan y sus padres no tienen para comprarle todos esos insumos, todas esas cosas que necesitan. Entonces, el cambio principal tendría que ser que todos los niños pudieran tener sus materiales electrónicos y que, además, los supieran manejar. En la actualidad, apenas nosotros, de adultos, de maestros estamos aprendiéndolo a hacer.
En términos de aprendizaje, ¿podría considerarse este ciclo como perdido?
-Definitivamente no, porque en la interacción que existe de maestro-alumno, aunque es poca, es mejor eso a nada; es decir, que si no hubiera esa comunicación por lo menos con el Aprende en Casa o en la manera en como los alumnos están tomando sus clases, algunos por el Meet o por el Zoom, o cuando menos por WhatsApp, no sería muy provechoso para ellos. No se va a perder al 100 por ciento el ciclo, pero con que se logre la mitad o el 40 por ciento en esta pandemia, que está muy difícil, que se está diluyendo muy despacio. Si llegara a tener un 40 por ciento a un 50 por ciento de lo que se tenía cuando era lo presencial sería una gran ayuda.
Esteban Moctezuma declaró el 7 de octubre que el regreso a clases presenciales en semáforo verde será de manera voluntaria. Los padres de familia decidirán si llevan o no a sus hijos a las aulas, o si lo prefieren continuar desde la modalidad virtual.
¿La continuidad educativa será la misma tanto para los que decidan ir y para los que no?
-Definitivamente no. Los que vayan van a tener inclusive más atención porque serán pocos. Ahora, para que termine la pandemia tiene que haber primero la vacuna y que esta funcione. Muchos padres de familia dudan de que puedan llevar con seguridad a sus hijos. Aunque esté el semáforo en verde, no significa “excepción de contagio”, sino que hay menos. Nadie quiere arriesgar mucho a sus hijos. Entonces, algunos porque tienen necesidad de trabajar pudieran enviarlos, pero también estarían pensando que se pudieran enfermar sus hijos. La verdad es que sí serán pocos los que asistan. Vamos a decir que de un grupo de 30 con que asistieran 15 sería mucho, y esos 15 pues aprenderían más que los que se quedan en casa.
¿Cuáles considera que sean los beneficios del mayor involucramiento de los padres en esta nueva normalidad?
-Ahora hay mucho beneficio. El hecho de que el niño tenga contacto con un adulto, que es su papá, y que en un momento dado no le puede hacer tantas preguntas porque a veces un papá tiene dos o tres hijos a los que tiene que estar ayudando en su tiempo libre. Entonces es un poco, vamos a decir, determinante, el hecho de que no lo atienda tal y como debe. Si fuera un solo alumno con un solo papá, pudiera haber mucho beneficio; pero cuando hay más de uno, es difícil valorar eso.
¿Cuáles considera que son los inconvenientes de la mayor intervención o participación de los padres en esta nueva normalidad?
-El problema con los padres de familia es que ellos, muchos, no conocen los contenidos del programa y a veces no tienen los estudios tampoco; es decir, que algunos no tuvieron ni educación primaria, y lo poco que la tuvieron tendrían que explicar de acuerdo a como ellos cursaron su escuela. En muchas ocasiones los contenidos que ellos cursaron son diferentes a los que están llevando ahora los niños. Realmente es dudosa la enseñanza que les puedan brindar [a sus hijos] porque no la conocen.
¿Cómo es el caso de aquellos en el que los padres y los estudiantes no saben utilizar bien las nuevas tecnologías?
-La verdad es que ni nosotros, los mayores, las sabemos utilizar. Los niños tienen una facilidad o habilidad para aprender con esos instrumentos virtuales de aprendizaje, como lo son el celular, la computadora o algún otro medio como la televisión. En realidad, ellos tienen muchas ventajas porque además les gustan mucho; pero tienen que tener un maestro que les enseñe, que les digan cómo se deben usar correctamente para que ellos [los estudiantes] puedan hacer un mejor uso.
¿Los maestros se han adaptado para seguir con la continuidad académica de su grado anterior?
-Pues sí. La verdad es que se han adaptado, vamos a decir, en 70 u 80 por ciento, porque también ellos adolecen de muchas cosas. En primer lugar, de tiempo; porque cuando se tienen muchos niños, aunque se estén mandando tareas y revisando los de otros, la verdad es que sí es mucho trabajo a distancia. La retroalimentación que reciben los niños es a veces muy tardada. Tardan días en que ellos se den cuenta de sus aciertos o de sus errores. Es por eso que los maestros han batallado; pero pues sí, se han adaptado a esta situación y están al pendiente, pero nunca será lo mismo que una clase presencial.
¿Cuáles han sido los logros que ha tenido la educación a distancia?
-Que ha tratado de actualizar un poquito a la población, a la niñez, a los jóvenes. Se está haciendo todo lo posible, pero sí falta mucho. Hay muchos logros, pero no son definitivos.
¿Cuáles son los desaciertos que ha tenido la educación a distancia?
-Los desaciertos es que dan por entendido los aprendizajes. Por ejemplo, en la televisión, el Aprende en Casa da por entendido que se aprovechó, que sí se llegó a un buen fin o que se obtuvo el propósito deseado, pero en muchas ocasiones los niños solo observan; como no tienen a quién preguntar, se quedan con muchas dudas. Entonces el ser observador no es lo mismo.
¿Qué tan difícil ha sido para usted seguir trabajando en esta nueva normalidad?
-Sí ha sido difícil, pero pues nos hemos acoplado; porque la verdad es que el trabajo se sigue realizando, aunque sea en teoría. Pero no nos damos cuenta de que la práctica tanto con los maestros y los niños o con los directores con sus maestros se esté llevando a cabo tal y como se dice, porque en la realidad no se puede ir a verificar. Se tiene uno que quedar con la información que ellos le dan.
¿Cuál ha sido su mayor frustración desde que inició la pandemia?
-El no darme cuenta de que en realidad se estén llevando a cabo los programas y los planes por parte de los maestros con los niños. No es lo mismo que le digan a uno “este trabajo ya está hecho o lo otro también”. Inclusive se rinden estadísticas, pero no sabemos si esas estadísticas están rasuradas, embellecidas. A lo mejor otra [frustración] es la verdad, porque no lo podemos constatar.
¿Qué enseñanzas le ha dejado la pandemia del coronavirus?
-La pandemia como persona me ha dejado el saber que en este mundo nadie es más, nadie es menos. Nos ha igualado. Tanto el que tiene dinero como al que no tiene; tanto al que es rico, pobre, alto, flaco, gordo, los ha igualado, porque esta pandemia es para todos. La verdad es que no hay ninguna diferencia entre las personas. Todos somos igualitos. Esa es una de las enseñanzas que me ha dejado. No le hace que uno tenga una gran cantidad de terrenos, casas y otros tengan menos no tiene que ver nada. Te repito: nos ha igualado a todos.
Al cierre de este trabajo hay más de un millón de contagiados y poco menos de 100 mil personas que han perdido la vida a causa de este virus en México. La SEP ha implementado, con todo y sus deficiencias, un modelo que intenta que los alumnos no pierdan tiempo en sus estudios.
La educación presencial y la virtual tienen sus pros y sus contras. El jefe de sector Alfredo Jáuregui dijo al finalizar la entrevista: en estos tiempos “no hay que salvar el semestre, hay que salvar la vida”.
Carlos Roberto Hielo Medina
Es estudiante del octavo semestre de la carrera de Periodismo de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
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