Desde marzo de 2019 en que pisaron por primera vez suelo juarense y hasta la fecha en que alcanzan los tres mil, la población migrante deportada en esta frontera, se extiende, se integra y trabaja como cualquier persona. La profecía apocalíptica no se cumplió.
Conforme al estudio “Población MPP residiendo en colonias de Ciudad Juárez”, elaborado por la ONU y la asociación Organización Internacional para las Migraciones, los retornados que ingresaron por Juárez y que se quedaron aquí, se han extendido por todas las zonas.
La recepción de indocumentadas se realiza con los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en idioma inglés), que registra hasta el 31 de marzo, 69 mil 175 personas que aceptaron el programa “Permanecer en México”.
Los primeros pobladores
Las primeras deportaciones iniciaron el 31 de marzo de 2019 y hasta el 31 de marzo de 2020, Ciudad Juárez se convirtió en el principal receptor de migrantes MPP, seguido de Tijuana, Mexicali, Matamoros y Nuevo Laredo, señala el estudio.
Advierte que no existe información oficial, pero se tiene un estimado de cinco mil 500 migrantes MPP que viven en Juárez, dos mil a dos mil 500 en albergues, aunque puede aumentar a tres mil la población total, por la cancelación de audiencias en Estados Unidos por COVID-19.
Conforme a un muestreo integrado al estudio, el 32 por ciento de los migrantes MPP en la ciudad son de Cuba, 20 por ciento de Honduras, 17 por ciento de Guatemala, 12 por ciento Ecuador y 19 por ciento de otras nacionalidades, entre ellas de Haití.
La Conquista del centro y “Cubita, la bella”
La población migrante, mayoritariamente cubana, decidió quedarse en el centro histórico y sus áreas aledañas, en el segundo cuadro, para habitar hoteles y pensiones con mala reputación, en los que se practica la prostitución, pero sus rentas son económicas, porque para sus regentes significaba un negocio extra inesperado, indica Jorge Muñoz.
Muñoz, activista social y administrador de programas de la senadora Bertha Caraveo, presidenta de la Comisión de Asuntos Fronterizos del Senado, señala: “luego de un tiempo, los cubanos se movieron a la colonia Partido Romero.
“Una colonia totalmente derrumbada, con casas abandonadas, muchas con propietarios en Estados Unidos, sin servicios, dejada de la mano de Dios y de Cabada, lo ideal para ellos que no querían hacer gastos mayores, a la que bautizaron como la Cubita”, enfatiza Muñoz.
El estudio publicado por la ONU, indica que los migrantes, a partir del centro de la ciudad, se han extendido a las colonias Partido Romero, ExHipódromo, Hidalgo, Bellavista, Chaveña, Anáhuac, Obrera, El Jarudo, Tierra Nueva, Anapra, Toribio Ortega , Kilómetro 29 y Lomas de Poleo.
“Cuando llegó la oleada mayor de indocumentados, afloró una vena clasista y racista que estaba escondida en las venas de muchos juarenses, quienes pronosticaban el fin del mundo; con su arribo, vaticinaron aumento de violaciones, sexuales, homicidios y robos, no hubo tal”, agrega.
Se les ve con sus mandiles frente a cajas registrados en tiendas, en módulos de venta de celulares, a cargo del control del “marchanteo” en mercados populares, a bordo de ruteras rumbo a la maquiladora y en el comercio informal. No hubo apocalipsis.