En el cuento “A Good Man is Hard to Find”, traducido como “Un hombre bueno es difícil de encontrar” de Flannery O’Connor (Georgia, Estados Unidos, 1925-1964) se narra la historia de una familia del sureste estadounidense que decide ir de viaje de Georgia a Florida, pero en el trayecto se encuentra con unos delincuentes liderados por el Desequilibrado. Si no conocen el texto no les haré spoiler con el final para que lo disfruten.
Flannery O’Connor es una narradora que conocía muy bien el alma humana, los matices que conforman el panorama de la humanidad y por esa razón muestra en sus cuentos contradicciones, hipocresía, lo grotesco, el lado oscuro del corazón humano, incluso de aquel que se considere más santo y honesto. Este sentido es el que tiene el relato que nos ocupa. El viaje en los campos del sureste estadounidense permite apreciar los abusos, el desprecio y la animalización que sufrió la población afroamericana en estos estados, por ejemplo.
O’Connor nos conduce por los propios vericuetos de nuestra conciencia. En el cuento se desarrollan cuadros a lo largo de la historia, como el pasaje que da título al cuento, en que Red Sammy, cuenta a la familia viajera cómo un grupo de jóvenes lo estafó porque se fueron sin pagar la comida ni la gasolina que habían cargado, todo esto lo dice mientras lanza maldiciones contra su mujer y sentencia “un hombre bueno es difícil de encontrar”. Al salir, la familia ve a un simio encadenado por el cuello, buscando refugio del sol bajo unas ramas.
Aunque hay muchos aspectos a destacar en la literatura de Flannery O’Connor, quisiera cerrar comentando la creación plástica de los personajes y paisaje de este cuento. Los lugares que presenta O’Connor son aquellos explotados y sobreexplotados en la literatura y el cine de suspenso y de terror: los altos sembradíos, el camino de terracería solitario en el que aparece un carro viejo tripulado por un trío de delincuentes; el Desequilibrado, de cuerpo delgado y fuerte que se aprecia por el torso desnudo, lleva unas botas y pantalón de mezclilla, unas gafas con montura plateada que hacen juego con sus canas y un sombrero vaquero; el padre de familia norteamericano, Bailey, hombre gordo, de bermudas y una camisa de un amarillo chillante adornada con una guacamaya roja; un par de niños molestos, June Star y John Wesley, y la mujer que acarrea al bebé, la cual nunca dice nada en todo el texto y ni siquiera aparece su nombre; y, por supuesto, la abuela.
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