En la construcción de los pasos a desnivel de la avenida Francisco Villarreal Torres, el Gobierno optó por las dimensiones mínimas y lo más barato, sin pensar que esas obras se van a quedar para toda la vida, señaló el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Jorge Bermúdez Espinoza
Dijo que la posición de la cámara desde el principio fue que estos pasos deprimidos se construyeran bajo la norma de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que marca un gálibo, o altura, de 5.50 metros. “Aquí en la ciudad se fueron por la norma local”, dijo.
Aclaró que no se señala que esté mal haberse ajustado a ese reglamento, sino el hecho de que se optara por lo mínimo que exigen las normas, en lugar de pensar en dimensiones que estuvieran por encima.
“¿Por qué nos vamos por lo más pequeño, por lo barato? Yo creo que lo barato sale caro”, cuestionó.
En 2020 y 2019, tanto la CMIC como la Asociación de Transportistas pidieron al Gobierno estatal que la altura de los pasos deprimidos respetara la norma de la SCT.
Sin embargo las autoridades estatales optaron por dejarlos a 4.30 metros.
Durante todo el 2019 y en el arranque del 2020 el empresario que sostuvo la postura crítica fue el presidente de la Asociación de Transportistas, Manuel Sotelo.
Como respuesta recibió descalificaciones directas del propio gobernador Javier Corral mientras dependencias estatales enfilaron auditorías a su empresa que hasta la fecha siguen en proceso.
CMIC, entre la espada y la pared en el tema de las obras
Este martes, en la primera rueda de prensa que convoca como presidente de CMIC, Bermúdez dijo no entender por qué las limitaciones en las dimensiones de los puentes. Juárez es el mayor generador de recursos en el estado.
Hacer ese tipo de planteamientos contrarios a la postura oficial es difícil, porque el Gobierno es el que genera la obra pública y muchos agremiados a la cámara se benefician con esa derrama y tienen miedo de perderla, acotó.
“Es un tema difícil, porque muchos agremiados hacen obras a los Gobiernos”, indicó.
Lo malo es que cuando se toman decisiones como dejar los pasos inferiores a una altura de 4.30 metros, y tan estrechos que apenas caben dos carriles para vehículos medianos, el daño es irreversible y le pega a la competitividad de la ciudad, opinó.
Cuestionado sobre si hacerlos más grandes hubiera costado más dinero, rechazó que ese pudiera ser un impedimento.
No solo porque los recursos del Fideicomiso con los que se están haciendo eran suficientes, sino porque se usó el recurso en otras obras que no eran de infraestructura. Un ejemplo es el caso del Centro de Innovación e Integración en Tecnologías Avanzadas (CIITA).
No se trata de un problema de recursos, sino de la envergadura de las obras. Se pudieron haber hecho obras más grandes y eso habría impactado favorablemente a la competitividad de la frontera, puntualizó.
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