Acercarse al tema de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez puede ser para muchas personas solo materia de estudio, pero para las menos privilegiadas el temor se vive en la cotidianeidad; Imelda Marrufo supo desde que cursaba la preparatoria de este temor cuando salía de la escuela y tomaba dos rutas para llegar a su casa en la colonia Emiliano Zapata, al poniente de la ciudad.
“Nací en esta ciudad y siempre viví con mis padres en el poniente de Juárez. Cuando ingresé a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez ya colaboraba en procesos organizativos con jóvenes de colonias vulnerables a través de un programa de becas al que me invitó Manuel Arroyo, quien me daba algunas clases”, recuerda.
Imelda se integró al Centro de Asesoría y Promoción Juvenil (CASA) como voluntaria y continuó su trabajo con las y los jóvenes de esta zona. Egresó de la UACJ en 1995 y para entonces ya había sido contratada de manera formal como parte del equipo de esta organización civil.
Las perspectivas de género, a escena
Para el año 2000 en CASA inició un proyecto dirigido a mujeres jóvenes de la comunidad. Imelda se hizo cargo de este, y a partir de ahí surgió su inquietud por estudiar más sobre la perspectiva de género.
“Por interés personal me empiezo a vincular con diversas organizaciones civiles de la ciudad y con otras mujeres que estaban en la misma búsqueda. El hallazgo en 2001 de varios cuerpos en el Campo Algodonero nos cuestiona y reta a participar de una manera más activa. Para entonces ya éramos muchas mujeres las que nos preguntábamos qué estaba ocurriendo en nuestra frontera”.
Afianzar alianzas con otras mujeres
Además de generar alianzas con otras mujeres de Ciudad Juárez, inicia un proceso de capacitación y toma clases con Marcela Lagarde. Son años importantes en los que elabora un marco de referencia desde sus cimientos para conocer por qué se generaba la violencia contra las mujeres jóvenes de esta frontera y elabora argumentos para evitar que se siguiera normalizando.
“Recuerdo de manera especial que en periódico Norte se publicaban avisos sobre recompensas a quien diera con el paradero de los asesinos de las mujeres. Eran tiempos de mucha participación activa. En marzo del 2002, junto con un grupo de mujeres integrado por Dolores Leony, Ivone -de las religiosas Tonatzin- y académicos como Alfredo Limas nos planteamos varias acciones contra el gobernador Patricio Martínez y la creación de una Fiscalía Mixta. Participamos en la Marcha por la Vida y recibimos al grupo de Mujeres Barzonistas que llegan con la cruz de clavos y la colocan en el puente Santa Fe”.
Pero, definitivamente, el parteaguas que marcó el rumbo del trabajo para erradicar la violencia contra las mujeres en Juárez es el hallazgo del Campo Algodonero.
Impulsar la articulación, después la independencia
“Nos articulamos primero desde el Consejo Ciudadano por el Desarrollo Social y después nos separamos y empezamos a construir nuestra propia agenda y a nombrarnos como Red Mesa de Mujeres; para 2005 ya teníamos nuestro logo, nuestro primer tríptico, y se habían sumado al proyecto mujeres como Cecilia Espinosa, Itzel González, Dora Dávila e Ivón Ramírez. Teníamos un acuerdo político claro visibilizar la agenda de las mujeres en la ciudad”.
Con los años el proceso de denuncia se diversificó entre el activismo de calle, que seguía permanente, y el activismo de denuncia hacia las instituciones y eso fue muy importante.
“No es lo mismo que denuncies en la calle a que te pares en las instituciones y les digas que las cosas van mal. A veces no basta que te asista la razón. Por eso insistimos en el tema de la capacitación, porque vivir estos procesos de profesionalización que le dieron más fuerza a la denuncia”.
Los feminicidios y la violencia contra las mujeres se incrementaron. La ciudad empezó a vivir este tiempo con muchos actores políticos a favor y en contra, que descalificaban e incluso mostraban antipatía por el movimiento, otros también fueron apáticos.
Mujeres: una lucha de más de 20 años
“A más de 20 años de distancia estoy segura de que nuestra insistencia por posicionar la agenda de las mujeres en las políticas públicas de Ciudad Juárez tiene resultados. Nuestra meta desde el inicio fue no dejar vacíos, visibilizar diariamente el contexto de violencia e incidir en las leyes y las instituciones”.
Red Mesa de Mujeres se ha convertido en una presencia constante en las acciones de denuncia contra la violencia y de exigencia para la atención de las víctimas y sus familias. “La violencia no se detiene y nosotras tampoco lo haremos”, concluye.
*Abogada, defensora de los derechos de las mujeres, coordinadora de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez
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