“El problema de Juárez es el agua: el agua de lluvia y el agua de consumo. Tenemos exceso de agua cuando llueve, que la perdemos porque o se evapora o se va al río, pero no hemos cuidado la recarga de los mantos acuíferos y por el contrario, los hemos ido descargando a lo largo del tiempo”, indicó Andrés Carbajal, exdirector de Obras Públicas en la Zona Norte.
Carbajal Casas señala que aunque es un problema que ha quedado claro por décadas, la ciudad aún no cuenta con el drenaje pluvial que le permita aminorar la problemática que se genera principalmente en la temporada de lluvias y cuando se registran nevadas.
“No hay voluntad para hacerlo, los intentos de obras de drenaje pluvial que últimamente dio el Gobierno de Corral, pues es una golondrina, pero una golondrina no hace verano, las obras de drenaje que se requieren son muchísimas”, indicó.
La ausencia de servicios como el anteriormente descrito, han provocado otros problemas que históricamente la ciudad padece, como lo son una mala pavimentación y la annegación de sus calles, derivando en otros “impuestos” que el ciudadano se ha acostumbrado a pagar en reparaciones patrimoniales tanto de vivienda como de sus propios vehículos, afirmó Carbajal Casas.
Aquí puede sacar su carro de la agencia y para llegar a su casa se encuentra 500 baches que se va encontrando a lo largo de 50 calles. Entonces viene “el impuesto del bache”, que es el peor impuesto porque ni cuenta nos damos que lo pagamos en el taller de alineación y balanceo, suspensiones, y nunca nos ponemos a pensar que es un impuesto a la estupidez, porque es por la falta de planeación, expresó.
“El impuesto al drenaje” es otro impuesto que pagamos. No se lo pagamos a las arcas de Gobierno para que tenga para hacer drenaje o pavimento. Lo pagamos en talleres, en reparación de nuestras casas por las inundaciones. ¿Y todo por qué? Porque esa negligencia es la peor herramienta que tiene la política para cobrarle indirectamente al gobernado, apuntó.
La mala pavimentación y la annegación de las calles han derivado en otros “impuestos” que el ciudadano paga. Foto: José Zamora
Los intentos de obras de drenaje pluvial que últimamente dio el Gobierno de Corral, pues es una golondrina, pero una golondrina no hace verano”
exdirector de Obras Públicas
Uno de los problemas plenamente identificado por el IMIP y probablemente el que mayor peligro pudiera representar para la población en algunos sectores de la ciudad, es el del agua pluvial.
Juárez, al estar asentado en zonas donde existen cauces naturales de arroyos y lagunas, desde su origen ha tenido tropiezos para resolver las dificultades que cada año se presentan durante la temporada de lluvias.
Los arroyos del poniente que escurren hacia la ciudad.
El agua se acumula en el centro. No tiene salida al río.
Las inundaciones en El Barreal.
El primero de los problemas está identificado en la zona poniente de la ciudad porque están todos los arroyos que bajan sobre la ciudad y es considerada como la zona más peligrosa, donde una lluvia de grandes proporciones pudiera resultar catastrófica, indicó el director del IMIP.
El segundo problema ocurre en la zona central, porque el manejo de agua pluvial impide conectarse al río, teniendo como alternativa el Dren 2 A, el cual aún no está terminado.
El tercer punto problemático es la zona de El Barreal, considerado por el IMIP como el menos peligroso, porque es una inundación de tipo laminar, es decir, el agua se mueve lentamente, aunque al acumularse en grandes cantidades, genera estragos en el patrimonio de las familias y en la infraestructura urbana en general, aunque permite a las autoridades realizar operativos para evacuar.
A la gran mancha urbana que ocupa Ciudad Juárez por donde diariamente circulan más de medio millón de vehículos diariamente, se suma el problema de la movilidad.
Para los especialistas del IMIP, señala su titular, Roberto Mora Palacios, este fenómeno debe ser atendido cambiando la pirámide de la movilidad, en la que actualmente el nivel de importancia lo ocupa el automóvil, el segundo el transporte urbano y el tercero el peatón.
Mora Palacios señaló que en la mayoría de las grandes ciudades, el 80 por ciento de los recursos se destinan para infraestructura que beneficie a los automovilistas, pero la tendencia debería apuntar a mejorar las condiciones de transporte público e impulsar un servicio de calidad que en verdad beneficie al usuario.
Al cambio de costumbre de utilización de vehículo propio por el de transporte semimasivo, deberá sumarse el del uso de bicicleta para trasladarse en cortas distancias, promoviendo las rutas ciclistas, afirmó.
En la mayoría de las grandes ciudades el 80 por ciento de los recursos se destinan para infraestructura que beneficie a los automovilistas. Foto: José Zamora
“Tenemos que empezar a cambiar esa mentalidad, pero para ello tenemos que ofrecer un servicio de calidad en el transporte publico de la gente y ahí es donde el IMIP está metido con todo”, indicó el funcionario, quien durante la década de los 90 propuso la creación de los pares viales como el Adolfo López Mateos-Plutarco Elías Calles. “Son cambios dolorosos, pero necesarios”, dijo.
A la par de las carencias de servicios elementales a las que diariamente tienen que sortear miles de juarenses, como la mala calidad del pavimento, la falta de alumbrado y los pocos espacios públicos y de servicios, se suma la afectación al individuo por el tiempo y las largas distancias que se pierden cada día, que merman la economía y la calidad de vida de las personas, algo que los especialistas denominan el costo de oportunidad.
Vladimir Hernández Hernández, doctor en Ciencias Sociales y profesor investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, consideró que para abatir los rezagos que históricamente mantiene la ciudad en materia de infraestructura y servicios, se debe establecer un diálogo entre todos los sectores que integran la sociedad para contener la dispersión derivada de la expansión de la ciudad.
“Hay un incremento en los costos de movilidad. Y por costos me refiero a lo económico, me refiero al tiempo y también a algo que tampoco se valora mucho, que es el costo de oportunidad, es decir, la cantidad de tiempo que yo invierto en el transporte que no me permite realizar otro tipo de actividades sustantivas, ya sea para la reproducción de la familia o en términos personales”, comentó
Hay un incremento en los costos de movilidad. Y por costos me refiero a lo económico, me refiero al tiempo y también a algo que tampoco se valora mucho, que es el costo de oportunidad
Profesor investigador
Automovilistas invierten largas horas en sus traslados, mientras los peatones hacen frente a toda clase de obstáculos en las banquetas. Fotos: José Zamora
Desde el ámbito académico se han elaborado trabajos donde esos costos de oportunidad son muy elevados, resultado de la expansión urbana, uno de ellos hecho por el estudiante de doctorado en estudios urbanos Isaac Chaparro Hernández, quien realizó una tesis con encuestas origen-destino en toda la ciudad, y al analizar los resultados de su investigación, se revelaron datos que deben ser tomados en cuenta por las autoridades.
“Por ejemplo, hay personas que viven en Las Haciendas, que hacen 2 horas de traslado hacia el norte de la ciudad y una hora en su vehículo personal. Esos son costos que la familia asume”, dijo.
El problema cobra realce al encontrarnos en una ciudad donde el 75 por ciento de la población participa en un sistema productivo con sueldos básicos, salarios de los cuales se dedica hasta el 30 por ciento al transporte, un porcentaje muy alto para la ciudadanía, problemática que se intensifica cuando solamente uno de los integrantes de la familia aporta económicamente y son varios los que requieren trasladarse por medio del transporte público, indicó.
En Norte Digital hemos denunciado la falta de desarrollo en Ciudad Juárez durante meses. Te invitamos a ver esta serie de historias que exponen el estado en que nuestra ciudad se encuentra: