De ser vocero pasó a fiscal, pero fue un combo en donde tuvo que terminar una licenciatura y por fortuna el galardonado trabaja en el Gobierno del Distrito Federal, y mucha más fortuna es saber que ese Gobierno pertenece al otro Gobierno que nos gobierna de forma suprema a nivel nacional.
Me explico, aquel hombre que se decía vocero de Ernestina Godoy fue propuesto para ocupar su lugar ante la negativa del Congreso local de extenderle su mandato. El asunto es que quien iba a capitalizar el trono es licenciado en sociología.
Por cierto, es una de las carreras menos solicitadas en el ambiente laboral. En cualquier ranking que usted busque no aparece la carrera de sociología, tradicionalmente está vinculada para aquellos que les encanta la lectura, ser opinólogos, ser profesor, o destacar como bibliotecario, haciendo panza y arrugas, ponerse lentes de fondo de botella y beber café subrayando los textos. Seguramente usted también tuvo un maestro que fue sociólogo y que le preguntó sobre el estudio de la filosofía, luego él mismo se respondió que es la madre de todas las ciencias. Pero ni se preocupe, esa frase suena igual de vacía que decir “Parral es la capital del mundo”, (por cierto, ¿ya leyeron El Panóptico, de Michel Foucault? Es una obra que revaloriza la categoría de ser vigilante y ser vigilado-controlado. Seguramente le servirá para poner dos o tres frases matonas en la fotografía matutina del Facebook. De ahí en más no le servirá absolutamente para nada, it’s out of service. Pero nunca se le ocurra decírselo al sociólogo porque lo va a castigar leyendo Hegel, con ese tipo de lecturas tiene un fracaso laboral asegurado. Sin embargo, la excepción a la regla la hizo el nuevo fiscal de la CDMX, quien quedará en el cargo, siendo sociólogo, este es el único de esa profesión que ganará un salario opíparo. Incluso yo tengo mis dudas sobre su relación con la ex fiscal, yo creo que es hijo de la señora Godoy, tienen un amplio parecido,
Les decía que el nuevo fiscal de la Ciudad de México es sociólogo, pero la ley le demandaba tener una licenciatura en derecho, así que rápidamente se consiguieron una menudería a la cual rotularon con el nombre una escuela, luego mandaron un oficio a la Secretaría de Educación Pública para que extendiera un título a nombre de Ulises Lara López, como licenciado en Derecho, y listo.
Qué problema podría haber, si en esta nueva corriente política de Morena se basa en ocurrencias sin sustento, por el estilo de aquella de Nicolás Maduro cuando tuvo la ocurrencia de imprimir más billetes, porque así terminaría con la pobreza.
Por esa espontaneidad que les caracteriza es muy fácil crear superfarmacias, aeropuertos, trenes o nuevas rutas de vuelo. Incluso el presidente dijo que iban a crear el equivalente al Producto Interno Bruto, con la ciencia emanada desde Tepito.
Seguimos atentos con esa nueva medición, tal vez se dé a conocer este 5 de febrero en que se viene una desbandada de iniciativas.
En fin, lo de hoy es la inventiva de resolver problemas rápido y conciso. Es así como Ulises ya conoce el trasfondo de un amparo directo y uno indirecto, y sabe muy bien la esencia de las garantías individuales, seguramente ya se leyó a Gutiérrez y González, Burgoa Orihuela, y a Tena Ramírez. Una administración asentada en ocurrencias no tendrá un final feliz.
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