La fractura al interior del PRI por lo de la reforma eléctrica tiene largo alcance y hondo calado, según le informan a Mirone fuentes cercanas a la relación interna de la cada vez más disminuida bancada tricolor en San Lázaro.
Según nos cuentan, lo que se dio en la previa a la discusión de la famosa “Ley Bartlett” fue un jaloneo entre el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno “Alito”, y el líder de la bancada priista en la Cámara baja, Humberto Moreira.
Este último, cercano y de buenos resultados en la “negocia” con la 4T, estaba dispuesto a mandar algunos votos a favor de la iniciativa de marras a cambio de la elección en el emblemático estado de Hidalgo. Lo de emblemático es para el PRI, porque es uno de los pocos que le quedan donde siempre han gobernado.
Las cosas iban bien hasta que “Alito” o “Vand-Alito”, como le dicen sus adversarios al interior del viejo cacharro que antes era una aplanadora, se apresuró y trató de sacar su propia “negocia” y su estado ganador: Oaxaca.
La dificultad es que el estado cuna del Benemérito no lo gana el tricolor ni yendo a bailar a Chalma, pero además, no cayó en gracia en las alturas de la 4T el que, por un lado, anduviera de balandrón diciendo que no iba a pasar la reforma y luego se pusiera a mendigar una audiencia con el presidente de la República.
Los resultados ya están en la mesa: AMLO-Bartlett perdieron la votación, el PRI la “ganó” pero está por debajo de las encuestas en cuatro de las seis campañas de elección de gobernador, y muy lejos del líder, que es el partido del presidente.
Es decir, que “Vand-Alito” se quedó como el perro de las dos tortas: sin su triunfo estatal, sin algo qué presumirle a Moreira, y con una pírrica victoria en San Lázaro. Por si fuera poco, quedará para la historia como el líder priista que le hizo el caldo gordo al PAN en una votación de Estado.
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Y hablando de grupos que se quiebran a la primera cual mazapán, la bancada de Morena en la Torre Legislativa de Chihuahua tampoco está muy sólida que digamos.
Ayer, el diputado morenista Gustavo de la Rosa Hickerson votó en contra de las dos iniciativas para hacerle auditorías “fast track” a Lilia Merodio y no dudó en calificar de “persecución política” ese intento de quema con leña verde de quien hasta hace poco era la titular de la Secretaría de Desarrollo Rural.
En un solo viaje, el bando morenista, o al menos así lo leyeron, como iniciativa de grupo, presentó al pleno del Congreso un proyecto de “urgente y obvia resolución”, es decir, para ayer, para que la Secretaría de la Función Pública “brinde la información” sobre la entrega-recepción de la dichosa secretaría que dirigía Merodio.
Ya de paso, como si se tratara de echarle montón, la misma bancada pidió que la Auditoría Superior del Estado le hiciera una auditoría especial como para ver qué le encuentran a la priista.
A la hora de la votación, el morenista Gustavo de la Rosa Hickerson, quien sigue las sesiones a distancia, manifestó que todo se trataba de una persecución política y que por eso votaría en contra…de la iniciativa de su propio partido.
Parece que la renuncia de Merodio y su encontronazo con Mario Vázquez, una de las partes del triunvirato que más influye en las decisiones de la gobernadora Maru Campos, tendrá más repercusiones de lo que la misma ex funcionaria calculó.
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Parece muy ojona para ser paloma. Eso piensan muchos juarenses sobre el anuncio que se aventó el alcalde Cruz Pérez Cuéllar, respecto a que no le costará a la ciudad la organización este año de la Feria Juárez.
Se supone que las ferias son negocios para los que se dedican a eso, pero extrañamente siempre tenía que haber subsidio o aporte en cash del Gobierno Municipal, un compromiso que se echaban con el cuento de que la promoción económica y turística de la ciudad les beneficia a todos.
En la última edición, los juarenses, vía Tesorería Municipal debieron mocharse con 5 millones de pesos para que al final, pudiera tener ganancias el organizador.
Pues resulta que no sólo no habrá erogación para apoyar el evento, sino que la feria se hará con la condición de un pago mínimo a favor del Gobierno Municipal, por 2 millones de pesos.
Octavio Meléndez Morales es el “feriero” que sí le quiso entrar, aunque el contrato tuviera esa condición, supuestamente porque trae bastante experiencia en esos menesteres y le apuesta a que los juarenses VIP no tendrán empacho en pagar boletos caros en la zona especial, cuando se presenten cantantes como Carín León, Banda MS o Julión Álvarez.
Tampoco hay que olvidar que eso de que un evento como la feria no le cueste al Municipio, es un decir, ya que se deben desplegar grandes operativos policiacos y de seguridad vial. Para nadie es secreto que la venta y consumo de alcohol suele salirse de control.
Además, implica muchas horas hombre en trabajo extra por el lado de Servicios Públicos Municipales, Comercio, Dirección de Gobierno y Protección Civil, entre otras áreas que deben meter orden y garantizar seguridad y limpieza en favor de los asistentes.
Mirone, como todos los juarenses, seguirá muy atento el tema. Todos esperamos que, a partir de esta ocasión, y como lo ha anunciado el alcalde, el gobierno municipal ya no pierda dinero solo para hacérselo ganar a uno que otro empresario, de los que solían estar coludidos con funcionarios a los que les gusta pasarse de vivos.
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El IMSS, por fin, aplicó la estrategia que tanto le habían sugerido desde hacía años: atender a cuanta persona llegue a sus clínicas, así sea en calidad de visitante o de acompañante de un interno o paciente.
Como bien dice la frase de la institución: “Más vale prevén-imss”, pues si ya tiene ahí a la gente ¿para qué la quiere de regreso cuando ya esté enferma?
A partir de este lunes, personal de las clínicas del IMSS bajarán a las salas de urgencias a invitar a las personas que esperan a internos para que, por lo pronto, se vacunen contra el Covid-19.
En fechas próximas, la estrategia abarcaría la aplicación de otros programas de prevención y, en una de esas, el suministro de otras vacunas. Si ya los tienen ahí, ¿para qué los dejan ir?