El termómetro en los ánimos por la retención de los libros de texto gratuitos está subiendo de tono en la comunidad. Sería prudente llegar a un acuerdo antes de que las cosas se salgan de control.
La presencia de más de mil personas que se manifestaron ayer en Juárez, y de otro tanto en la capital de la entidad, para pedir la entrega de los libros de texto, exigiendo al Gobierno del Estado que los haga llegar a las aulas a la brevedad, debe haber encendido algunas alarmas, ya que, según dicen los mismos quejosos, estos eventos se intensificarán.
Las protestas se dieron en la Unidad Administrativa “José María Morelos y Pavón”, más conocida como el Pueblito Mexicano, así como en las inmediaciones de la Aduana Fronteriza, donde, sin entorpecer las líneas del cruce fronterizo Córdova-Américas, los manifestantes hicieron fuertes reclamos hacia la titular del Ejecutivo estatal.
Durante dos horas y media un grupo de docentes, alumnos y padres y madres de familia, exigieron a gritos la entrega de los libros de texto, y al finalizar la manifestación aseguraron que las protestas continuarán de no ser atendida la petición.
El caos vehicular y el entorpecimiento del tráfico se hicieron patentes, generando molestias, pero también señales de apoyo entre los automovilistas.
El que tuvo que apechugar con la broncota fue el subsecretario de Educación y Deporte, Maurilio Fuentes Estrada, quien, en una intentona de calmar las aguas, salió a dialogar con los inconformes.
Hay que recordar que el asunto de los libros se encuentra en pausa, luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), concediera al Estado de Chihuahua la suspensión de la distribución de los libros de texto en los planteles de educación básica de la entidad, tras aceptar la controversia constitucional promovida por la gobernadora Maru Campos, contra las bases de la elaboración de dichos materiales a cargo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg).
Desde el arranque de clases en el presente ciclo escolar, los maestros han estado haciendo malabares en las aulas para dar clases, toda vez que el programa de recolección de libros usados que implementó el Gobierno estatal como medida extraordinaria no obtuvo los resultados deseados.
Durante la protesta, el profesor Jesús José Aceves Díaz señaló que los maestros se encuentran capacitados para atender los retos que vienen en las nuevas adecuaciones a los libros.
La ausencia del material didáctico federal, señalan, es un problema que afecta a alumnos y profesores por igual, por lo que instaron a la gobernadora a liberar los libros, pero mientras eso ocurre, los más perjudicados serán los niños y adolescentes, que están en una situación similar a la de una pandemia, al no contar con las herramientas necesarias para su educación.
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Muy legítimas las exigencias de los profesores, al fin de cuentas ellos son los que deben navegar con los niños, con las pocas o muchas herramientas que tengan al alcance.
Resulta que en la manifestación del mismo tema, que realizó en chihuahuitas tierras un ramillete de morenazos, Juan Carlos Loera no se aguantó las ganas.
El Delegado del Bienestar de Chihuahua fue sorprendido por los medios de comunicación cuando le preguntaron la razón por la que se encontraba entre los asistentes.
Otros de los notables, que afanosos movieron las masas fueron Martín Chaparro, expresidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena; Francisco Pérez, abogado de Morena; Elvira Villarreal, activista de la Alianza Feminista; Benjamín Nogueira de Retén Ciudadano y Maricela Castro de Marea Verde.
Como en todos lados nunca falta el prietote (o morenote en el arroz), juzgue usted.
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De plano se quedó enlatado el piloto del programa que había grabado la gobernadora María Eugenia Campos para supuestamente dar seguimiento a su compromiso de mantener una estrecha comunicación con la población, atender puntualmente sus necesidades y dar a conocer la situación de la entidad.
Hasta imágenes se compartieron el 11 de julio sobre el programa que ya tenía nombre, “Aquí con la Góber”, y que empezaría transmisiones el lunes 17 de julio.
Pero el sábado 15, hace casi dos meses, desde el propio Gobierno del Estado se anunció que por cuestiones técnicas el lanzamiento se posponía hasta nuevo aviso.
“El objetivo es informar sobre la actividad gubernamental, pero también escuchar y atender de forma directa las problemáticas más sentidas de las y los chihuahuenses, por ello es que se trata de hacerlo de la mejor manera posible”, se justificó sobre la cancelación.
En las fotos compartidas, se destacaba en el estudio un fondo rosa tipo Barbie, con el título del programa remarcado en amarillo. Parte del nombre estaba escrito en letras blancas sobre un fondo color aqua.
La góber sería la conductora, acompañada en cada emisión por un personaje reconocido de la entidad.
“La jefa del Ejecutivo brindará la información más relevante sobre el trabajo del Gobierno del Estado de una manera dinámica y entretenida, pensada para los chihuahuenses”, se informó en aquel momento.
El punto es que alguien le habló al oido a la mandataria, le dejaron de gustar formato e imagen y se dio marcha atrás.
Este Mirone anduvo de preguntón y supo que así se quedaron las cosas y no se le ha puesto mano al programa.
Parece que ni le moverán porque, en pleno año electoral, demasiado pronto llegará la veda y mejor dejarán que pasen todos estos convulsos tiempos.
“Conscientes de la importancia y la necesidad de una comunicación continua, entre Gobierno y ciudadanía, se busca crear los mejores canales para que esta cercanía no solo se dé, sino que se mantenga de manera constante”, habían adelantado desde aquel sábado de julio.
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El macabro hallazgo de fosas clandestinas en la zona periurbana, ubicada entre los fraccionamientos Portal del Valle y Riberas del Bravo etapa 9, cimbró nuevamente la ya muy vapuleada imagen de nuestra querida Ciudad Juárez, convirtiéndola nuevamente en foco internacional.
Lo que inició con una osamenta atada en sus extremidades y expuesta en un predio baldío, rodeada de basura y escombros, se convirtió en la localización de restos óseos que pertenecieron al menos, a ocho personas.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), César Omar Muñoz, declaró ayer que estas fosas no son recientes, y que pudieran tener años en el lugar, contrario a lo sostenido esta semana por el fiscal General del Estado César Jáuregui.
Las fosas no fueron encontradas gracias al uso de tecnología de punta o a los despliegues que se realizan en los cacareados operativos. Todo se debe a un ciudadano común que tuvo la mala suerte de cruzar por esos caminos de terracería.
No se puede siquiera imaginar qué sentirán las familias de quienes han sufrido la desgracia de tener a un pariente desaparecido. En este caso hablamos de ocho personas que seguramente han sido buscadas por años y sin éxito. El dolor es indescriptible.
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En este engranaje de desaciertos en materia de seguridad, ayer, al término de la reunión de la mesa que más aplaude, en las instalaciones del Centro de Emergencia y Respuesta Inmediata, el Ceri, el presidente municipal, Cruz Pérez Cuéllar, destacó ante los medios de comunicación que “la administración que encabeza ha trabajado arduamente para disminuir la percepción de inseguridad, lo cual se ha logrado durante los dos últimos años, pero aún queda trabajo por hacer”.
El alcalde explicó que los sucesos violentos que se registran en la ciudad están relacionados directamente con personas dedicadas al narcomenudeo y el tráfico de personas, pero aun así se debe seguir trabajando por el bien de la comunidad.
«La costumbre es medir el tema de seguridad con homicidios, a pesar de que son eventos entre grupos criminales, Ciudad Juárez pasó de estar entre las cinco ciudades más violentas y ahora estamos en el 37», comentó.
El alcalde basa su aseveración en los datos que genera el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a través de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en la que efectivamente, Juárez ya no figura entre las más violentas, al menos en papel.
El asunto a tratar aquí es, lo que estamos entendiendo por percepción, que no necesariamente es sentirse más seguro, como en el caso que nos ocupa a los juarenses, porque platicando con bastantes de ellos, Mirone ha observado cómo, más que sentirse seguros, los pobladores ya se ubican entre la indiferencia y la normalización de la violencia.
Las muertes violentas se han vuelto tan cotidianas en las calles de Juárez, que los fronterizos ya no sentimos lo duro, sino lo tupido, y muchos han llegado ya a acostumbrase a los cierres de calles por asesinatos, a resguardarse ante balaceras o a comentar en las comidas del día el número de horrores que se viven diariamente en nuestra ciudad.
Dentro de la normalización de lo atroz, nuestras autoridades insisten en justificar los fenómenos delictivos, específicamente los homicidios, sosteniendo que se deben a una dinámica que se genera por personas dedicas al narcomenudeo y tráfico de migrantes y al crimen organizado en general, como si ese fenómeno no afectara al resto de nuestra población.