La tropa del Instituto Nacional de Migración (INM) sabe del negociazo en el que se ha convertido durante los últimos dos años la visa por razones humanitarias.
El documento se entrega a extranjeros cuya integridad se encuentra en peligro, ya sea por motivos de violencia o por catástrofes naturales en sus lugares de origen. Con la visa humanitaria, los migrantes pueden atravesar el país sin ser asegurados por el INM.
Para obtenerla, es necesario firmar una carta responsiva en la que el promovente asume los gastos de viaje y permanencia que genere su estancia en el país, además de presentar el pasaporte o documento de identidad y viaje válido conforme al derecho internacional y vigente para cada extranjero.
La información sobre este negocio “inhumano” le llegó a Mirone, a propósito de los intereses que ahora le andan cuidando al comisionado Francisco Garduño, dos de sus protegidas en el estado, Zaira Carrasco en el aeropuerto de la ciudad de Chihuahua, y Carla Oliver en la frontera más fabulosa y bella del mundo.
Cuentan los trabajadores de la Oficina de Representación del INM que los permisos se venden “al mayoreo” a traficantes de personas, y estos, a su vez, los venden a los migrantes que por alguna u otra razón no pueden tramitarlo.
Lo que hace el personal involucrado en esa mafia, es cambiarle la foto en el sistema, imprimir el documento alterado y luego mandar de regreso al archivo el documento con la foto original. Nadie supo, nadie vio, pero ya hicieron su “bisnes”
………………
La red que trafica las visas humanitarias se extiende no solo por los cruces internacionales, sino por los aeropuertos del estado.
Nos comentan mironianas fuentes que hay todo un entramado de corrupción que se ha instalado en la frontera sur, la Ciudad de México y en los puntos de la frontera norte. Las visas son revisadas en los operativos y en los puntos no móviles, como los aeropuertos.
En el caso del aeropuerto de Chihuahua, donde por mera coincidencia despacha Zaira Carrasco, hay negocios de visas y traslados de migrantes hacia la frontera de Ojinaga.
Respecto a Carla Oliver, sus malpensados compañero del INM en Juárez no dejan de preguntarse cómo le hizo para comprarse, con su sueldo de funcionaria, un vehículo BMW que destaca en el estacionamiento de empleados de esa dependencia federal.
Todo esto transcurre con una evidente complacencia de los altos mandos, porque difícilmente el titular del INM, Francisco Garduño, podría estar ajeno de lo que ahí ocurre.
Ante toda la maraña de trácalas y de nombramientos de personas realmente impresentables, los trabajadores del INM ya no saben para dónde hacerse.
Cuando la tarde del lunes el propio Francisco Garduño se presentó en las oficinas de Juárez para anunciar que la mera-mera de la oficina estatal será Esther Zúñiga Martínez, les dijo que la tropa no está funcionando.
No “está funcionando”, pero se trajo a una funcionaria como Esther Zúñiga, con todo y los señalamientos de que torturó a migrantes en Tapachula.
Así que, pobres los empleados del INM, porque, con ese espaldarazo que le dio Garduño, ya no saben cómo les va a ir con sus jefas tan empoderadas.
………………
El alcalde de Juárez tiene que registrarse ante las autoridades electorales entre el 2 y el 12 de marzo, y ya desde ahora está deshojando su margarita para ver a quiénes de sus compañeros de Ayuntamiento va a “repetir” en la planilla, y a cuáles les va a dar las gracias.
Nos cuentan que la gran mayoría de los representantes del Ayuntamiento que lo acompañaron en el Gobierno actual van a repetir gracias a su esfuerzo de mantener el dedo en alto a la hora de tomar decisiones.
Sin embargo, una de las pocas excepciones será la regidora Cecilia Reyes Castro, quien llegó al Cabildo con las siglas del PT, aunque luego abandonó al partido rojo y amarillo para irse a Morena.
La regidora fijó una postura firme en las denuncias y señalamientos por corrupción en contra del alcalde y varios de sus funcionarios, y ahora pinta para ser una de las pocas que no acompañará a Cruz en su segunda candidatura a la Presidencia Municipal de Juárez.
Reyes Castro no fue convocada al acto de campaña celebrado el sábado pasado en Juárez, donde la candidata de la 4T, Claudia Sheinbaum, inició su campaña fuera de la capital del país.
El resto del grupo de regidores morenistas sí estuvo, lo que deja las cosas más claras que el agua de horchata.
De un tiempo a la fecha, Reyes Castro tampoco se sienta con ellos a departir la mesa y la sal en lujosos restaurantes donde el edil ya les dijo quiénes sí van. Su lugar sería ocupado por alguien absolutamente incondicional al actual alcalde.
En el siguiente texto de José Luis Del Real, compartido en redes por el abogado y activista Carlos Gutiérrez Casas, se sintetiza la inconformidad de las bases morenistas por la forma en que se están excluyendo a liderazgos en el partido guinda:
“Los cacicazgos son los que se recrean en la adulación. Los liderazgos no requieren de esa necesidad. No alimenten sus egos. La valentía, la congruencia y la integridad, Morena te las gratifica sacándote de la planilla de regidores. ¡Para afuera por atreverse a cuestionar! El Cabildo pierde la única representante del pueblo con la que contaba, Cecilia Reyes Castro”.
………………
El tema de la nacionalidad y la validez de los documentos de Javier Corral Jurado ha vuelto a saltar a la mesa de las discusiones.
De un lado, quienes afirman que es un “extranjero”, que es ciudadano “de una potencia extranjera” y, por lo tanto, “un traidor a la patria”.
¡Háganos el favor! ¡Decir eso en el país que tiene más de 20 millones de personas nacidas o de ascendencia mexicana viviendo en esa “potencia extranjera!
Del otro, quienes aseguran que los documentos del exmuchos cargos públicos están en regla y que él resolvió el asunto de su nacionalidad desde antes de contender por primera vez para un cargo de elección.
Pues bien, resulta que Javier Corral tiene dos números de inscripción de Clave Única de Registro de Población, la CURP.
La primera, marcada con el número COJJ660802HCHRRV02, en la cual dice que Javier Corral Jurado nació el 2 de agosto de 1966, hijo de Roberto Corral Sáenz y Socorro Jurado Ríos.
El registro tuvo lugar el 6 de octubre de 1976, es decir, cuando el hoy candidato a senador tenía 10 años de edad.
Así está inscrito en el libro 1126 del Registro Civil, con número de acta 3308. En ese mismo libro, se asienta que el registrado nació en El Paso, Texas.
En el otro CURP, el número COJJ660802HNERRVO3, dice que fue registrado el 12 de marzo de 1991, según inscripción en el libro 34, acta número 22.
Ahí solo se asienta que nació en el extranjero, mientras que los nombres de sus padres aparecen sin el segundo apellido.
En los datos del CURP aparecen clasificados como “homonimia”.
Esa es la situación en la que se encuentran miles, tal vez millones de mexicanas y mexicanos radicados en la frontera norte, y más aún, en el vecino país que ahora se refiere como “potencia extranjera”.