En las demandas de duartistas contra Maclovio Murillo, por los procesos de los Expedientes X, ya han identificado a uno de los intermediarios que este supuestamente utilizaba para cobrar millonarias cantidades a cambio de no fincar una acción persecutoria.

Se trata de un abogado de apellido Quevedo a quien apodan La Crepa, el cual habría actuado al servicio de Murillo haciendo las veces de notificador, extorsionador y cobrador de las presuntas cuotas que obligaron a pagar, entre otros, al exauditor Jesús Esparza.

El informe proporcionado a Mirone, revela que La Crepa no pertenecía a la plantilla de abogados de la Consejería Jurídica del Gobierno del Estado, que dirigía Maclovio, pero colaboraba con este por fuera, encargado de los presuntos trabajos sucios.

Aunque respecto a la denuncia que presentó Jesús Esparza, Maclovio negó conocer a su demandante y se burló del procedimiento iniciado en su contra, en los círculos de abogados de Chihuahua lo vinculan de manera estrecha con La Crepa.

Falta ver si las denuncias prosperan y los ministeriales van por este abogado, para que suelte toda la sopa relacionada con los presuntos trabajitos que realizaba para Maclovio en relación con los Expedientes X.

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En abril del 2015, la inquieta panista Daniela Álvarez inició un plantón en las obras del Plan de Movilidad Urbana (PMU), en la avenida Ejército Nacional y a la altura del Camino Viejo a San José. En aquel entonces era diputada local y sus motivos eran, únicamente, vigilar que se realizaran los trabajos con calidad y sin demora, para que afectaran lo menos posible a los transeúntes.

Seis años han pasado desde entonces, y ahora, como diputada federal, no se le ha visto levantar la voz y mucho menos protestar por el desastre que las obras del sistema de transporte BRT han causado en las principales avenidas de la ciudad.

No deben de extrañar sus convenencieras posturas si consideramos que las obras del PMU las realizaron los priistas, mientras que el desorden de las del BRT las comenzaron, para luego dejarlas abandonadas, los panistas Javier Corral y su gavilla.

Bien haría la joven legisladora en apuntar sus baterías contra los responsables de este malhecho proyecto o, cuando menos, pernoctar en una carpa en la Gómez Morín, sea en la 16 de septiembre o en la avenida De las Torres, como lo hizo con el PMU, para que se entere de todas las peripecias que tienen que hacer automovilistas y peatones para avanzar por esas zonas, donde impera el caos.

El daño que estas obras mal planeadas y peor ejecutadas han causado al comercio establecido en esas avenidas, a la movilidad de los residentes y a los miles de transeúntes que obligadamente por su trabajo o actividad personal tienen que transitar por esas rutas, no se ha cuantificado hasta ahora, pero algunos comerciantes afectados ya analizan la promoción de una demanda por daños y perjuicios. 

A ver si la legisladora Álvarez se atreve a apoyarlos y asesorarlos, aunque los responsables sean sus  compañeros de partido.

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Mediocre papel comenzó a hacer el Congreso del Estado de Chihuahua, a una semana del arranque de las actividades legislativas.

De pronto les dio por lanzar exhortos e iniciativas a diestra y siniestra con temas como el relacionado al gabinete machista del alcalde de ciudad Cuauhtémoc, Humberto Pérez Mendoza.

Tres iniciativas, con carácter de decreto y presentadas por los legisladores de Morena y una por el PRI, quedaron agendadas el martes en la minuta del Congreso, donde ya les pusieron hasta el nombre de Ley Beto Moreno.

Mientras tanto, temas prioritarios y de urgente atención, como lo son la quiebra de las finanzas estatales, la falta de medicinas en hospitales del sistema de Salud, las obras inconclusas de Juárez, la situación de los 1500 burócratas basificados a la malagueña en el gobierno de Corral y la inseguridad que reina en toda la entidad, seguirán esperando a que los diputados se pongan las pilas.

La causa más probable de este deprimente inicio de sesiones estriba, tal vez, en que los presidentes de 18 de las 29 comisiones del Congreso no tienen ninguna experiencia en las tareas asignadas y, por lo mismo, suplen su ignorancia con ocurrencias.

Por lo visto, de nada les sirvieron los cursos de introducción a las tareas legislativas que les dieron en la capital del estado. Lamentablemente, lo que natura no da, Salamanca no lo presta.

Ojalá no se tarden años en aprender, porque su corto paso por la Sexagésima Séptima Legislatura le puede salir muy caro a los chihuahuenses.

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El exalcalde de Aquiles Serdán, Ariel Fernández, anda buscando con toda el alma, vida y corazón la dirigencia estatal del PRI, y hasta se da el lujo de presumir que encabeza las preferencias de los priistas chihuahuenses sobre Alejandro Domínguez, su rival en la contienda.

La diferencia entre los dos aspirantes es que, mientras Domínguez es priista de cepa, Fernández viene del Verde Ecologista, partido que lo postuló para la alcaldía de Aquiles Serdán.

Ariel llegó al tricolor por obra y gracia de Omar Bazán, quien lo cobijó cuando rompió lazos de sangre con María Ávila, la presidenta vitalicia del Verde.

Ahora Bazán le está pavimentando el camino con los priistas que quedan en el estado, los que no se han hecho morenistas o panistas, como está de moda, para que ocupe la presidencia del Comité Directivo Estatal.

No sería esta la primera vez que un desertor de otro partido brincara a las filas del tricolor, y menos ahora que está tan devaluado, pero sí sería la primera en que un neopriista le ganara a uno de los santones más bellacos del priismo estatal.

El protegido de Bazán se define a sí mismo como “la resistencia” del priismo, y realmente lo es, porque efectivamente muchos se le resisten por su origen de establo verde; pero además nadie ve realmente que haya una competencia franca entre los dos aspirantes, y mucho menos debates, tampoco exposición de proyectos para reactivar a los priistas.