En una entrevista con Diario Milenio publicada el 15 de agosto, el gobernador Javier Corral adelantó que, al terminar su mandato, va a escribir un libro sobre su experiencia al frente de la responsabilidad política más grande en la entidad.
En la misma entrevista, donde dijo que el PAN está en proceso de putrefacción, la periodista Liliana Padilla le preguntó ¿Cuál va a ser su futuro político cuando deje el Gobierno?, a lo que muy ufano respondió “quiero escribir sobre mi experiencia en Chihuahua”
Esta respuesta abre paso a otra interrogante que seguramente se estarán haciendo miles de chihuahuenses: ¿de cuál experiencia puede escribir el peor gobernador que ha tenido Chihuahua, un gobernador que en los últimos 3 años no salió del sótano en las evaluaciones hechas por diferentes casas encuestadoras sobre los más ineptos gobernantes del país?
Esa evaluación y calificación de 2.5, por inútil y holgazán, se la otorgó la gente encuestada porque se la ganó a pulso. Por eso los transportistas le hicieron una despedida afuera de Palacio con una piñata y un pastel en forma de huevo.
Si sumamos los días que se dedicó a atender la agenda de gobierno -no a gobernar, que es distinto- concluimos que solo trabajó 2 años, pues el resto del tiempo lo dedicó a jugar golf y tenis, a participar en carreras pedestres, a pasear con sus mascotas Greta y Gala, a volar en toda la flota del Gobierno del Estado que nunca vendió, a vacacionar en la playa en verano y en Colorado en invierno, a perseguir a Duarte, a Maru y a Cruz, sin poderlos alcanzar, y a cocinar galletas para Andrés Manuel, su compota del alma.
Después de analizar todo eso, ¿será tan narcisista como para escribir todas las estupideces que cometió durante los 5 años que estuvo al frente del Gobierno estatal? Mirone sabe que es capaz de hacerlo, no lo dude ni tantito, estimado lector.
Entonces, será el primer político que se haga harakiri y que escriba sus fracasos políticos y las pifias que tuvo un día sí y otro también, maladministrando la entidad.
Nadie en su sano juicio lo haría, pero hay que entender, Javier nunca ha tenido juicio y mucho menos uno sano.
Ya sabemos que sus pasiones lo dominan y lo ciegan por completo. Por lo tanto, es altamente probable que se aviente el tiro y escriba su libro, aunque sea de una edición limitada y muy familiar… porque con la mala fama e imagen que tiene entre los chihuahuenses, solamente sus parientes más cercanos lo comprarían.
Imaginemos a Javier allá por el mes de octubre en España, esperando que AMLO o Marcelo Ebrard le hablen, para darle jale en una embajada o un consulado en la Madre Patria.
Mientras no le llamen, Javier aprovechará el tiempo para comenzar a escribir su libro con miras a convertirlo en todo un best seller.
Ya estamos imaginándolo después de las fiestas patrias en algún hotel de Madrid, cercano, eso sí, a un campo de golf, pensando en la estructura de su libro.
Lo primero en lo que trabajaría sería seguramente en el título de su obra. ¿Cómo podría llamarse un libro que hablara de su falta de capacidad para gobernar y de su exceso de cinismo para presumir que combatió la corrupción?, cuando hasta su compadre y socio, Antonio Pinedo, se le bañó con varios millones de pesos y ni pío hizo.
Probablemente lo podría titular «El anochecer del estado grande», o tal vez esté más ad hoc «El Gobierno putrefacto de un panista renegado», o quizás «El amanecer que nunca llegó».
También le quedaría bien algo muy de moda: «Tutorial para darle en la madre a Chihuahua». En fin, ya tendrá mucho tiempo para pensarlo y decidirlo.
¿A quien se lo irá a dedicar? Sin duda alguna a sus mascotas Greta y Galo, y de pasadita también al Peje. ¿Quiénes más podrían merecer tan alto honor de su obra maestra que aquellos que fueron fuente de su inspiración en los momentos más álgidos de su administración?
En la sección de agradecimientos o reconocimientos es obvio que no va a agradecerle a don Jaime García Chávez por haberle ayudado a alcanzar la gubernatura con Movimiento Ciudadano, y mucho menos a su partido el PAN, porque está putrefacto, dijo públicamente.
Al único que va a reconocer y tendrá que ponerse otra vez las rodilleras para darle las gracias será al jefe AMLO, y eso porque este le prestó para pagar la nómina de la última quincena de su desastroso quinquenio.
A nadie más le tendrá gratitud. Ni a sus paleros del golf ni a los de los partidos de tenis, y mucho menos a la gente de su gabinete, a quienes llamó traidores y convenencieros allá por el mes de junio de este año, cuando, en un arranque de furia, se rasgó las vestiduras, solamente para causar burla en las redes sociales.
¿Quién le irá a escribir el prólogo? Seguramente su secre consentida Alejandra de la Vega o Sergio Valle, propietario del Canal 28, su palero número uno, quien convirtió a la televisora en el canal oficial del Nuevo Amanecer, a cambio de muchos millones de pesos, claro está.
Nadie mejor que ambos personajes para dedicarle unos párrafos de lisonjería, por todos los favores recibidos a lo largo del quinquenio. De manera separada o a la limón, pero los dos van a tener la oportunidad de trascender en el libro de los desastres de Chihuahua.
Cuando llegue al contenido de su obra, si lo escribe en capítulos, tendrá que numerar más de 100, por la serie de barrabasadas que cometió en nombre de la operación Justicia para Chihuahua y del combate a la corrupción, pero, sobre todo, por la sumisión al crimen organizado a cuyos líderes entregó el estado.
Por ello, uno de sus principales capítulos tendrá que dedicarlo a los 11 mil homicidios que se cometieron durante su mandato, cifra que colocó a Chihuahua en el deshonroso segundo lugar nacional, solo después de Colima.
En el lustro corralista Chihuahua registró también más de 2 mil desapariciones forzadas y la mayor tasa de impunidad con 95 por ciento de casos sin resolver, solamente en materia de homicidios.
Las cifras de muertes violentas atribuidas al crimen organizado, entre los que destacó el de la periodista Miroslava Breach, donde participaron impunemente dos de los colaboradores de Javier Corral, superó -en 5 años- las registradas en los 6 años de administración de José Reyes Baeza, cuando se dio la guerra de los cárteles y mandaba la corrupta procuradora Patricia González.
Javier deberá relatar, en otro de sus capítulos, cómo fue que, a través de la Policía Estatal y de la Fiscalía, fue cediendo el territorio a los narcos, comenzando por el noroeste y la zona serrana.
Ahora, que concluye su periodo, la geografía chihuahuense ya es completamente de los malandros y, por si algo nos faltaba en el caos que deja, permitió la llegada de la Guardia Nacional que de inmediato comenzó a poner retenes y a cometer abusos.
Capítulo especial merecerá en su libro el tema del fracaso en la operación Justicia. Fue este su estandarte en la lucha contra la corrupción, que presumió hasta como ejemplo nacional y terminó siendo una reverenda vacilada, porque ni recuperó el dinero que dice que se robaron, ni trajo a César Duarte a prisión, y mucho menos hubo pulcritud en su gobierno, donde también brilló la deshonestidad, comenzando por su hermana, la vicegobernadora Leticia, y terminando con su compadre y socio Jesús Antonio Pinedo, hoy prófugo de la justicia.
Con los cacareados expedientes X, 78 exfuncionarios duartistas fueron vinculados a proceso, pero solamente 16 sentencias se dictaron y dos de ellos únicamente permanecen en la cárcel. Esto, aquí y en China, se llama fracaso y será un tema importante para el libro de Javier.
El pésimo manejo que tuvo con la llegada de la pandemia a la entidad también será material destacado en su compendio de estulticias. Baste recordar que frente a la emergencia que declararon las autoridades sanitarias, el soberbio gobernador se mostró sobrado y tuvo la ocurrencia de afirmar que la entidad tenía suficiente capacidad hospitalaria para enfrentar al coronavirus.
Su ignorancia en el tema y la de su equipo puso en crisis al sistema estatal de salud, cuando clínicas y hospitales se quedaron sin los insumos esenciales para atender a los enfermos de Covid. Se les acabaron las camas, los medicamentos, así como las batas, guantes y mascarillas para médicos y enfermeras.
El saldo de esa irresponsable y cobarde actuación del Ejecutivo es -a 18 meses de la presencia del mortal virus en el estado- de más de 75 mil personas contagiadas y 7 mil 804 muertos, hasta ayer sábado.
Muchos capítulos podrá llenar en su libro, con temas tan diversos y vergonzosos como sus pleitos y odios con los medios de comunicación, sus desencuentros y lambisconeadas con el Gobierno central, su obsesión por andar siempre en el aire, las tarjetas navideñas de sus mascotas Greta y Galo, sus mediocres juegos de tenis y de golf, sus carreras pedestres y los premios que le dio a su entrenador, hasta el terreno que despojó en Juárez a una familia de la calle Ignacio de la Peña, para anexarlo a una casa de su propiedad.
Sección especial serán las obras que no hizo en todo el quinquenio y que quiso comenzar en el último año, para dejarlas inconclusas y a Juárez en condición de desastre.
“El maratón de sobras”, bautizó la raza a su frenética agenda de cortar listones de obras recicladas en varios municipios, mientras que en la frontera destruyó las principales avenidas sin ningún respeto por la ciudadanía.
Mucha tinta habrán de gastar en imprimir las tontejadas que pueda contar y será el mejor testimonio de un Gobierno fallido, de lo inepto que resulta como gobernante alguien que nunca en su vida ha trabajado decentemente, y lo peligroso que es darle poder a un merolico y megalómano como Javier Corral.
El libro de Javier quedará como un manual de lo que no debe hacerse en política y en el Gobierno, pero, sobre todo, será el catálogo más grande de estupideces escrito en primera persona por un gobernador llamado fracaso.
Dios nos agarre confesados.