Escribió ayer Juan Carlos Loera en un foro de periodistas y grillos, que, en el proceso electoral del domingo “ganó la verdadera izquierda en Morena. Los oportunistas y chapulines ni con todas las malas mañas aprendidas en el prian logran mayoría”.
¿Lo hizo sin pensarlo o a sabiendas de que iba a provocar fuertes reacciones entre sus propios correligionarios? Solo él lo sabe. Lo único cierto es que solo reflejó resentimiento y odio por todos aquellos que han brincado de otros partidos a Morena y ahora le comen el mandado, en un proceso interno donde se suponía que era el amo y señor por el control que tiene en los listados de becarios de la Secretaría de Bienestar.
El dislate de Juan Carlos fue cuestionado y revirado con tiros de precisión, como el hecho de que Morena está integrada con chapulines y oportunistas de otros partidos, o bien la pregunta que no respondió, sobre cuál es la verdadera izquierda de Morena, la más pura, que ahora está invadida por profanos de todas las corrientes ideológicas.
Según el ingeniero trotsko, chapulín es el que brinca a Morena y sigue con sus malas mañas, mientras que aquellos que se “contagian de su mística y las causas del pueblo”, no son chapulines, sino auténticos militantes de la 4T.
Habrá que revisar, con lupa, cuántos de los que han migrado al partido guinda, cumplen con estos requisitos izquierdosos.
No perdió oportunidad Juan Carlos de meter en ese grupo a su rival político, el alcalde Cruz Pérez Cuéllar, cuando una mujer del foro le recordó que también pertenece al partido guinda.
“Y si efectivamente, hay algunos que siguen con sus prácticas nefastas y su presente conservador. No andas muy lejos en cuanto a lo de Juárez. No entiende nada de la lucha progresista. Pero nada”, escribió el político poco después de las 11 de la mañana de ayer, cuando ya estaba muy nervioso porque le habían avisado que los resultados en seis de los 9 distritos no le eran favorables, como lo había soñado, pues se los disputaban con resultados contundentes Cruz y el profe Martín Chaparro.
Alguien le preguntó si su ahijada, la ex priista Mayra Chávez, que ganó la primera posición en el distrito 1, era de la verdadera izquierda de Morena, pero ante lo indefendible ya no respondió, pues Mayra fue hasta dirigente municipal del PRI y diputada durante el sexenio de César Duarte, y de zurda no tiene nada.
Quien tuvo que salir a la defensa de la ex priista, fue el diputado Gustavo De la Rosa Hickerson, quien habló maravillas de Mayra y hasta hizo votos porque tuvieran muchos militantes fundadores o no fundadores, originarios o que llegaron de otros partidos, con sus cualidades.
Lo cierto es que nada diferente se podía esperar de otro ex priista y ex panista, que también sabe mucho de las técnicas del chapulineo, pero con rodilleras hidráulicas.
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Las amargas expresiones y de frustración de Juan Carlos se entienden, pero no se justifican, porque es el segundo proceso electoral donde le comen ampliamente el mandado, cuando daba por hecho que tenía todo bajo control para imponerse.
Comenzando por el primer distrito, donde la única que logró colarse fue su pupila Mayra Chávez, mientras que el resto de las mujeres que obtuvieron el derecho a ser consejeras pertenecen al grupo de Pérez Cuéllar.
De los varones loeristas, únicamente pudo ganar Cristian Flores, porque hasta el diputado y líder de la fracción morenista en el Congreso, Cuauhtémoc Estrada, se cargó al lado de Cruz, ya que fue la gente del alcalde la que lo hizo ganar.
En los distritos 2 y 3 de Juárez, la gente del alcalde arrasó con los aspirantes de Juan Carlos, pero fue en el cuarto distrito, donde Cruz le puso una soberana madrina al gallo del delegado federal, Ulises García, con una votación de 768 contra 438.
En el cuarto distrito, que se votó en el parque del fraccionamiento Villahermosa, Loera colocó dos consejeros contra tres de Cruz.
De las mujeres entraron 2 seguidoras de Juan Carlos por 3 de Cruz, entre ellas, dos de las que aspiran a la dirigencia estatal de Morena: la diputada federal Andrea Chávez y la regidora de Juárez, Ana Estrada.
Quien de plano solo hizo el ridículo como postulante por ese distrito, fue el exalcalde Armando Cabada, quien esperaba hacer el uno y dos con Cruz, pero su “popularidad” solo le alcanzó para 150 votos. Así las cosas, Armando.
Por otro lado, mientras que en el distrito 5 de Delicias, los números favorecieron a los candidatos del alcalde de Juárez, porque es la región que vivió el conflicto del agua de la presa La Boquilla, donde Juan Carlos es odiado hasta la fecha; en el distrito 6, con cabecera en la capital del estado, Cruz también se impuso con 3 consejeros varones y 3 mujeres, contra dos de cada género del delegado federal.
En el otro distrito de la ciudad de Chihuahua, el número 8, los resultados se dividieron entre los dos grupos, aunque favorables ligeramente para los crucistas, que ganaron tres posiciones por dos de los candidatos de Loera.
En el caso de las mujeres postuladas en esta demarcación, tres candidatas del delegado alcanzaron las mejores votaciones por 2 de las partidarias de Pérez Cuéllar.
En el distrito 09 de Parral, donde se denunciaron acarreos de los municipios serranos de adultos mayores y gente de las etnias del padrón de becas de Bienestar, las cuentas no le salieron como las había planeado el delegado, pues terminó empatado con 4 consejeros con Cruz.
De esta manera, el balance es favorable para el alcalde de Juárez, que está a unos días de poder tomar el control de la dirigencia estatal de Morena. En tanto, Loera seguirá rumiando su segundo descalabro electoral en menos de un año.
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De mal en peor seguimos en Juárez en materia de seguridad pública, al cerrar el mes de julio como el mes más violento del año con 111 homicidios dolosos, a pesar de que la Secretaría de Seguridad Pública del Estado cambio su sede a esta frontera desde el 9 de junio, supuestamente para frenar la ola delictiva.
A pesar de ello, las autoridades estatales se muestran optimistas, porque el número de homicidios dolosos en el estado durante el mes de julio bajó a 203, tres menos que en el mes de junio, lo cual resulta absurdo si se considera que en siete meses se han acumulado 1,155 muertos en hechos violentos, de los cuales 138 han sido mujeres.
Del total de asesinatos cometidos durante el mes de julio en el estado, Juárez acumuló el 54 por ciento. Pero si este indicador no es suficiente para mostrar que todas las estrategias, planes, operativos y sesudas mesas de coordinación han fracasado, los bandidos comenzaron ayer el mes de agosto con 3 ejecuciones, entre éstas la de una mujer, y como ya es costumbre, no hay detenidos.
Como justificación a tantas muertes impunes, los jefes policiacos siguen repitiendo el estólido argumento de que se trata de ajustes entre bandas de narcomenudeo, pero, aunque eso fuera cierto, se trata de delitos graves que no pueden ni deben ignorarse con simples declaraciones, mientras que la población se mantiene en ascuas.
Si la presencia de las Fuerzas Estatales en la frontera no ha inhibido el delito y, por el contrario, los asesinatos siguen al alza, don Gilberto Loya debe admitir que su corporación no ha dado los resultados que prometieron, a menos que diga que les falta la Torre Centinela para hacer temblar a los malos y detener a los generadores de violencia, y entonces habrá que juntar piedras para defendernos, porque la famosa obra estará lista hasta el 2023, si bien nos va.
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No son dos, sino tres los agentes de policía capacitados en Miami para combatir el tráfico de narcóticos.
La Policía estatal ya podrá decir que supera en un 50% a aquella “Miami Vice” de los años 80, la serie de ficción donde dos—solo dos, no tres— policías de esa ciudad combatían al vicio y la perdición.
Según el comunicado, que envió este lunes la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia, la INL, por sus siglas en inglés, capacita en estos momentos a tres de nuestros agentes.
¿Para qué? Para que sean buenos policías de proximidad. Suponemos que, al tratarse de una oficina de “Asuntos antinarcóticos”, se les enseñará, en particular, cómo combatir el tráfico de drogas, el vicio, el “Vice”, pues.
Buena suerte y feliz aprendizaje a esos agentes. Nada más que su realidad será mucho muy diferente a la de aquellos policías que interpretaron en la tele Don Johnson y Philip Michael Thomas. Estos manejaban autos deportivos, vestían ropa de diseñador, causaban uno y mil destrozos y nadie se los cobraba.
No pasaba nada. Allá, en el terreno de la serie de ficción, no había oficinas de Derechos Humanos, debidos procesos ni cosas por el estilo. Ellos, los “Miami Vice”, sí podían tundirle al supuesto “dealer” y ni el productor del programa reclamaba.
La realidad de este “Chihuahua Vice” será muy diferente: vehículos de modelo reciente, en buen estado, nada del otro mundo. Su muy digno atuendo de policía y un intrincado aparato judicial para perseguir y mandar a juicio a traficantes de enervantes.
Enhorabuena y buena suerte.