Llegó la hora de la verdad y de terminar con especulaciones y mitos en torno a los resultados de las elecciones que hoy se realizan en los dos últimos bastiones priistas del país: Coahuila y el Estado de México, este último el más importante por ser la cuna del otrora poderoso grupo Atlacomulco, que por muchos sexenios definió las candidaturas presidenciales del tricolor y ahora puede serle arrebatado por Morena.
Aunque para muchos parecieran dos simples elecciones de mero trámite, es mucho lo que está en juego este día, para el proceso federal del 2024, para la continuidad de la alianza opositora de partidos, para la subsistencia del PRI en el escenario nacional y hasta para Morena, que desde el 2018 ha sido una locomotora que arrasa con todo y hoy puede encontrar la piedra que la descarrile, si no gana los dos estados.
Con 20 entidades federativas gobernadas por el Movimiento de Regeneración Nacional bajo la batuta de Andrés Manuel López Obrador, ganar el Estado de México, donde según las últimas encuestas su candidata Delfina Gómez lleva ventaja sobre la priista Alejandra del Moral, será tanto como el preludio de una catástrofe para la oposición el próximo año, ni más ni menos.
No se trata solamente de quitarle el bastión simbólico y político al PRI, sino de ganar el estado más poblado del país, con 17 millones de habitantes, que es también la segunda economía mexicana en términos del Producto Interno Bruto. O sea, la joya de la corona para hablar claro.
Pero Coahuila no es un asunto menor, porque se trata de la entidad norteña ubicada en el décimo lugar con mayor aportación del PIB, donde la alianza PRI-PAN-PRD con Manolo Jiménez Salinas como su candidato, es favorita en las consultas de opinión; mientras que el abanderado de Morena, Armando Guadiana Tijerina, es uno de los hombres cercanos al presidente, quien lo hizo candidato pese al rechazo de más de la mitad del consejo estatal del partido guinda.
Treinta y siete consejeros desconocieron el resultado de la encuesta cuchareada que favoreció a Guadiana, porque además querían como candidato a Ricardo Mejía Berdeja, exsubsecretario de Seguridad Pública, que también protestó y finalmente fue abanderado por las siglas del Partido del Trabajo, para subirse a la contienda.
Ahí comenzó a naufragar la campaña de Armando Guadiana, hasta que, a finales de mayo, Morena dio un sorpresivo golpe de timón tratando de mantener el barco a flote, y anunció que el PT se sumaría a su candidato y dejaba solo a Mejía Berdeja.
La jugada le falló a Morena porque Ricardo Mejía ni se asustó, ni declinó, ni se bajó de la contienda. Al contrario, desafió al dirigente nacional del partido guinda a sabiendas de que contaba con el apoyo de la militancia petista de Coahuila y que, a la hora de la verdad, esos votos pueden ser para el candidato de la alianza, al fin y al cabo, amor con amor se paga.
Ante esos bandazos de Morena, Guadiana Tijerina recurrió a una maniobra desesperada en el cierre de su campaña en Torreón, al convocar en su discurso a los panistas coahuilenses, para separarse del PRI y sumarse a su proyecto político. Una quimera que también le recomendaron desde el centro del poder político.
Por todos estos factores, es un hecho que las de hoy serán unas elecciones cerradas que se pelearán voto por voto, y hasta en la noche, solamente dos candidatos, un hombre y una mujer de ambas entidades, podrán cantar victoria, cuando las urnas hablen y comiencen a salir los resultados del PREP.
Muchos analistas y politólogos han vaticinado que las elecciones se judicializarán y serán los tribunales electorales los que tendrán la última palabra.
También se ha dicho que los procesos pueden ser enturbiados por la violencia, que inhibirá a los electores a salir a votar y modificará sustancialmente los resultados.
Sin embargo, se trata de predicciones especulativas y alarmistas, que pintan de negro el escenario sobre el que todo México tiene puestos los ojos.
Por lo mismo y para no caer en ese juego especulativo, Mirone consultó al doctor Eduardo Borunda, analista político y académico, con vasta experiencia como funcionario electoral en procesos de la entidad, quien se basó en la prospectiva como metodología, para crear situaciones predecibles en la jornada de hoy, en tres posibles escenarios que son los únicos que pueden darse.
De entrada, confirmó que serán elecciones muy cerradas, pero más en el Estado de México, y consideró que, por lo mismo, en ambos casos se irán a los tribunales electorales, para resolverse a través del análisis del comportamiento electoral, en cada uno de los distritos de las dos entidades.
En el primer escenario planteado por Borunda, donde Morena y sus partidos aliados, ganan la elección en Coahuila y el Estado de México, el análisis ve como principal perdedor al PRI de Alito Moreno, aunque este resultado debilita a toda la oposición, desanima a sus militantes y hasta a la sociedad civil apartidista, pero, sobre todo, anticipa el desastre que enfrentarán en el 2024, si no logran posicionar a un candidato presidencial competitivo.
En este escenario los únicos ganadores son AMLO y las tres corcholatas que siguen punteando en las encuestas presidenciales.
Si este resultado se da como lo plantea el análisis, las encuestas que hasta ayer sábado vaticinaban el triunfo de Morena en el Estado de México y el de la alianza opositora en Coahuila, perderán toda credibilidad como ejercicios de consulta de opinión pública.
El segundo escenario, donde PRI-PAN-PRD ganan Coahuila y el Estado de México se queda para Morena, es el que, según la prospectiva de Borunda, se aproxima más a la realidad y como consecuencia inmediata, este resultado rompería el esquema de aplanadora y carro completo del partido en el poder.
En este supuesto, el principal perdedor seguirá siendo Alito Moreno, aunque se lave las manos y culpe del resultado al grupo Atlacomulco, del que se mantiene alejado, que sin duda alentará a los jerarcas priistas disidentes a lanzar una nueva ofensiva que le arrebate definitivamente la presidencia nacional del PRI.
Los únicos ganadores al final de la contienda serán AMLO, después Morena como partido y en tercer lugar las corcholatas presidenciables, que se verán fortalecidas con la suma del estado con el más grande padrón electoral que los hará invencibles el próximo año.
En el último de los escenarios visualizados, que es el más difícil que se ve, donde los partidos aliancistas ganan Coahuila y el Estado de México, el resultado sacudirá desde sus cimientos al gobierno de la 4T, y podría ser el principio del fin rumbo al 2024.
Como consecuencia inmediata, la oposición se reposicionará en el país y animará a las organizaciones sociales que tienen prendidas las veladoras, para que pierdan los candidatos de Morena.
De darse este utópico resultado, los ganadores principales serán los candidatos aliancistas, más que las siglas de los partidos políticos que los cobijaron, aunque el triunfo en el Estado de México se irá a los tribunales electorales por lo cerrado que pueden ser los porcentajes de votación.
En este caso, las encuestas también perderán toda credibilidad, porque el Estado de México quedará en el ojo del huracán con toda la atención nacional e internacional.
En este ejercicio premonitorio, el doctor Borunda adelantó que el cómputo de las dos elecciones será muy lento, para dar certidumbre a que las autoridades electorales estatales hagan su trabajo bien, para evitar una posible nulidad de la elección.
De lo que si no hay ninguna duda es que, el resultado de la elección en el estado de México en cualquiera de los tres escenarios planteados, será coyuntural para el 2024, pero el triunfo de la oposición en esa entidad, la ubicaría en el escenario electoral para el 2030.
Cuando termine la jornada electoral de hoy, sean como sean los resultados, la alianza Va Por México deberá ocuparse y preocuparse por encontrar los mejores perfiles para las candidaturas del 2024; pero si como suele ocurrir al final de una contienda cerrada, surgen las divisiones y las purgas internas, tendrán que conformarse con seguir a la sombra del mesías y su cuarta transformación.
No hay que olvidar que, aunque las elecciones de hoy tendrán muchas consecuencias y provocarán pesadillas para los políticos que se juegan su futuro, la madre de todas las batallas será en el 2024 y, hasta hoy, los únicos que mueven emociones, positivas y negativas, son las corcholatas, porque los priistas y panistas no encuentran el gallo con los espolones, que pueda mandar en el redondel.