Una presencia y una ausencia notables, dieron mucho de qué hablar desde la presentación del Segundo Informe de Cruz Pérez Cuéllar en la Plaza de la Mexicanidad.
Ariadna Montiel, la secretaria de Bienestar, sigue marcando territorio en todo el estado y llegó a Juárez con el encargo de Claudia Sheinbaum de trabajar por la unidad, luego del proceso interno recién concluido.
Ese fue el mensaje central de su discurso en la X y antes del evento oficial, cuando convocó a diputadas y diputados, locales y federales, a una encerrona en el Shangri-La.

Si legisladoras y legisladores estuvieron presentes en el evento de Cruz, fue justamente porque se cuadraron con la generala.
De eso se habló en la encerrona previa -justo antes del informe- de sumar a los liderazgos que en los municipios estuvieron al margen o trabajaron por los otros proyectos. Es decir, de unidad, aunque el concepto no aplica en el caso específico del súperdelegado Juan Carlos Loera. Ahí la harina es de otro costal.
Ariadna les reconoció a diputadas y diputados el trabajo en todo el estado, ya que en dos meses lograron darle la vuelta al posicionamiento que traía Marcelo Ebrard sobre Claudia Sheinbaum. Incluso les compartió los comparativos en las mediciones de otros estados.
Claro que la primera lectura de la presencia de la secretaria, fue la del espaldarazo a Cruz para la reelección, aunque Mirone sabe que todavía no hay acuerdo y que el tema ni de pasadita se tocó en la reunión del restaurante oriental político por excelencia.
Los que no son crucistas comentan, cada vez que pueden, la forma en que el morenismo juarense más tradicional fue excluido del Gobierno municipal y los que sí son crucistas señalan que ahí está justamente el atorón para el acuerdo político entre el alcalde y la secretaria Montiel.
La moneda de cambio para un eventual apoyo al alcalde sería precisamente que se deje al grupo que movió la campaña #EsClaudia, la manga ancha para acomodar las regidurías y gran parte del gabinete, lo que se antoja difícil que suelte Cruz.
En esa jugada de tres bandas (contra el propio alcalde Cruz y al mismo tiempo contra el delegado Loera) es que el equipo de Ariadna le hace segunda a los corifeos de Héctor “Teto” Murguía, en la versión de que podría ser incluido como aspirante en las encuestas para la alcaldía. A ver hasta dónde se estira la liga.
Por lo pronto, el diputado guinda, Daniel Murguía, hermano de Teto, no se le despegó a Ariadna en toda la gira.
Por el lado de las ausencias, la más notable fue la de la gobernadora María Eugenia Campos. No hay que olvidar que sí estuvo considerada su presencia aquí cuando se armó su agenda inicial para los informes, pero las cosas cambiaron con los recientes conflictos entre Estado y Municipio y la polarización en torno a los libros de texto gratuitos.

Así que la gobernadora mandó a su representante en Juárez, Oscar Ibáñez Hernández, el mismo al que Cruz Pérez Cuéllar identificó como “porro”. Ibáñez calificó de mentiroso al propio alcalde, cuando este último acusó al Estado de no entregarle los fondos y participaciones que le corresponden a Juárez.
Pero ahí estuvieron en la Plaza de la X casi todas y todos, muy sonrientes, incluyendo a la malquerida por diputadas y diputados de Morena, Adriana Terrazas Porras, presidenta del Congreso del Estado que sigue asumiéndose como morenista, aunque la bancada le haga el fuchi.
Tampoco para Terrazas Porras aplicó la cláusula de la unidad enarbolada por Ariadna Montiel, al menos en la reunión del Shangri-La, que se supone era para todos los legisladores por Morena. Ahí sí Ariadna dio por buena la expulsión que de ella hizo el resto de la bancada.
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Sobre el tema de “Teto“, la verdad es que Mirone no creía que alguien pudiera necesitarlo como candidato, sobre todo si se recuerda la zapatiza que, como independiente, le puso “El Divino” Cabada en la elección de 2016.
Fue un brutal dos a uno, a un “Teto” que se creía invencible porque ya había ganado la elección para presidente en dos ocasiones. Representando a la coalición PRI-PT-Verde-Panal, Murguía alcanzó apenas 104 mil 158 votos, mientras que Cabada llegó a los 205 mil 904.
Contra “Teto” jugó el hartazgo por la misma oferta de siempre, además de una infinidad de traiciones por parte de tricolores que trabajaron para el “independiente” Cabada, quien aprovechó el boom inicial de ese tipo de candidaturas, ante el descrédito de los partidos y los políticos tradicionales, solo para terminar más desacreditado que muchos de ellos.
El caso es que en el PAN sí hay quien lo ha propuesto como alternativa. Uno de esos impulsores es el coordinador de los regidores, Joob Quintín, aprovechando que es muy cuate del regidor del PRI, Jorge Gutiérrez Casas, histórico operador de “Teto”.
Tan mal andan los azules, que piensan en esa fórmula tipo “Súper Mocken”, la que tampoco dio muy buenos resultados que digamos en el 2021. Sí sacó Javier González Mocken más votos que “Teto” (119 mil 569), pero quedó muy lejos de los 211 mil 958 de Cruz Pérez Cuéllar bajo las siglas de Morena.
Quién sabe si se haya devaluado todavía más la imagen de Murguía, o a la distancia haya quien lo añore, quizás en el PRI, aunque también los operadores del territorio ya tienen ahí otros amos.
Sobre encuestas, la única que conoce Mirone donde aparece “Teto”, es la de la empresa Massive Caller. En una medición de septiembre, Murguía se lleva el 47.6 por ciento de las menciones, pero específicamente como prospecto del PRI, en la medición del 5 de septiembre.
¿Quién le gustaría que fuera el candidato del PRI?, ahí es donde surge su nombre. El 31 por ciento mencionó otro nombre (la encuesta no identifica a ninguno), mientras que otro 21.4 por ciento respondió que “aún no decide”.
En esa misma encuesta, cuando se preguntó por qué partido votarían los juarenses, el 56.8 por ciento respondió que por Morena, el 13.1 por el PAN y nada más el 6.7 por ciento dijo que por el PRI.
Ni sumados PAN y PRI, o en forma de PRIAN, se acercan a los números que trae Morena.
Y como la carta que en el PAN han tratado de impulsar, la diputada Marisela Terrazas, nomás no ha terminado de cuajar, es que toma forma esa desesperada versión de la posibilidad de “Teto” por el Frente Amplio por México.
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La operación política en el Congreso del Estado será clave para la segunda etapa del sexenio de Maru Campos, por lo que no suena nada descabellada la nueva versión que empieza a circular en Chihuahua, respecto a quién tendrá esa responsabilidad.
Se habla ya que César Jáuregui Moreno deberá dejar pronto la encomienda en la Fiscalía General del Estado, a donde llegó como apagafuegos, para poder cumplir los tiempos legales y estar en posibilidades de enfilarse, otra vez, a la Torre Legislativa.
Jáuregui ya fue pastor del rebaño panista en dos ocasiones, cuando en Palacio de Gobierno los jefes eran los priistas José Reyes Baeza Terrazas y César Duarte Jáquez.
En el sexenio duartista, el hoy fiscal tenía como subcoordinadora del grupo, nada menos que a la titular del Ejecutivo, justo cuando se empezó a gestar el proyecto marucampista que primero pasó por la alcaldía de Chihuahua.
De aquellas andanzas con Duarte, es de donde salió bastante raspado, ya que en los Expedientes X armados durante el corralato, apareció como uno de los beneficiarios de la “nómina secreta”. Hasta declaraciones suyas se sumaron a aquella carpeta de investigación, cuando reconoció haber recibido distintas cantidades en efectivo para hacer el “trabajo legislativo”.
Cuando cuajó el proyecto de Maru por la alcaldía, Jáuregui fue su secretario del Ayuntamiento, el mismo cargo que desempeñó en Juárez y en Delicias. Así que, de concretarse la nueva jugada en el Congreso, también tendría en su haber otro récord más: el de tres veces coordinador de la bancada azul.
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Ni de chiste apareció en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF 2024) algún proyecto de inversión especial para Ciudad Juárez.
Las y los diputados que revisaron el documento al derecho y al revés nomás no encontraron nada. Así que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se irá el próximo año, quedándole a deber mucho a esta frontera que tantas necesidades tiene.
La única obra grande que está en construcción, es el Hospital General Regional (HGR) de 260 camas, con una inversión federal de mil 578 millones de pesos.
Ahí continuará chorreando la inversión necesaria para su conclusión el próximo año, pero la verdad es que esa era otra deuda añeja con Ciudad Juárez que apenas va a resarcir el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Finalmente habrá hospital, ahí donde el gobierno del hoy procesado César Duarte Jáquez, hasta inauguración de obra realizó, cuando únicamente había un cascarón inservible.
Nada que ver con las megaobras de López Obrador en el sureste mexicano, o las inversiones en movilidad o infraestructura hidráulica que el Gobierno Federal destina a grandes metrópolis como Monterrey, Guadalajara o la propia Ciudad de México.
El puro Tren Maya lleva al menos 200 mil millones de pesos invertidos. A Juárez no llegaron ni siquiera los 2 mil 500 millones que López Obrador comprometió con la pasada gestión corralista para hacer de El Chamizal un megaparque a la altura de esta ciudad.
Puras minucias llegaron durante el sexenio. En obras de contención inundaciones únicamente se presupuestaron poco más de 200 millones de pesos para diques, cuando ahí se requieren de al menos 2 mil 500 millones para 11 proyectos prioritarios.