Ahora sí que, como dicen en el barrio, al jefe de Servicios Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Sergio Acosta Félix, se le juntó el mandado con las denuncias de actos de corrupción y tráfico de influencias en favor de su compadre.
Primero, la delegación local de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), a través de su presidente, Rogelio Ramos Guevara, denunció públicamente la falta de aplicación y diligencia del funcionario.
Después le sacaron a la luz pública nuevos señalamientos por presuntas irregularidades en su gestión administrativa.
Ante los malos oficios del directivo, su parcialidad e intereses para beneficiar a sus compadres ya fueron denunciados, y el Órgano Interno de Control (OIC) del Instituto Mexicano del Seguro Social ya inició una exhaustiva investigación para comprobar cualquier malversación, desfalco, cohecho u otra inmoralidad en la que hay incurrido Acosta Félix.
Trascendió que uno de los favorecidos por el consentimiento del jefe de Servicios Médicos fue su compadre José Luis García Córdova, jefe de Endoscopía de la Clínica 33, quien a su vez direccionó arbitrariamente todas las endoscopías al Centro Quirúrgico de Lourdes de Ciudad Juárez.
Todo este enjuague tiene muy molestos a los proveedores del Seguro Social, que no han tenido la posibilidad de participar en los procesos de asignación para la adjudicación del servicio de atención médica, debido principalmente a los bloqueos del doctor Sergio Acosta y a los candados impuestos por él.
Entre el gremio médico y empresarios de la medicina juarense es bien conocida la mala práctica del cobro de “moches” a cambio de la otorgación de jugosos contratos; los dedos apuntan al doctor Sergio Acosta Félix como uno de los principales operadores dentro de la noble institución del Seguro Social.
Tal vez por andar ocupado en el negocio el doctor ha descuidado su compromiso de velar por la seguridad social y el bienestar de la salud de miles de familias juarenses, que ya de por si la sufren con un pésimo servicio de atención médica.
Por eso, el líder de los comerciantes organizados puso el grito en el cielo hace apenas unos días.
Los fronterizos esperan que el nuevo delegado estatal, Juan Carlos de la Fuente Zuno, tome cartas en estos menesteres; y de pasadita le hacen el mismo llamado al delegado de los Programas del Bienestar, Juan Carlos Loera de la Rosa, para que se dé una asomadita al tema y que, entre todos, hagan valer los ofrecimientos del presidente AMLO, quien prometió brindar servicio de salud digno a los mexicanos.
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El exdirigente municipal del PAN, Miguel Latorre Sánez, ya se puso en “modo evacuación”, porque ya le van a enseñar la puerta de salida en el partido blanco y azul. Va para afuera, pues, y sin tocar baranda, y eso por una simple aplicación de los estatutos del partido al que tantas horas de trabajo le dio.
Si bien ya era conocido su acercamiento a Morena, a través de sus excompañeros de Legislatura, Pedro Torres y Leticia Ortega, el que fuera coordinador parlamentario del PAN derramó el vaso el pasado viernes, cuando se presentó como miembro del Comité que promueve a Claudia Sheinbaum para ser la candidata morenista a la presidencia de la República.
Por asumir públicamente una postura que implica enfrentar al PAN, sería expulsado, nos confirman.
Tal vez no le duela mucho, porque se había alejado del panismo desde que salió del Congreso del Estado, pero terminar así una larga trayectoria en un partido que le dio de todo, debe doler.
La intención, nos comentan, es aplicar el estatuto, pero también mandar un mensaje a otros “alborotados” que anden apuntándose para apoyar las campañas de las “corcholatas” de la 4T.
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Ayer la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) dio a conocer la detención de tres presuntos implicados en el ataque a elementos de esa corporación, el pasado 30 de julio.
Según el reporte policiaco, los hombres aprehendidos son señalados por los ataques que se registraron en la calle Barranco Azul, muy cerca de la Guarnición Militar, emboscada en la que el agente de la SSPE, Sergio Martínez González, perdió la vida.
Llaman la atención las edades de los tres arrestados, uno tiene 22 años y dos de ellos 18, son adultos pues, pero apenas entrando a la edad de la madurez cuentan ya con un historial criminal.
Más allá del válido acierto de las autoridades, que sostienen que gracias a la Plataforma Centinela lograron ubicarlos, ¿qué pasó con estos jóvenes? ¿En qué punto se soltaron de la mano y el cuidado de sus padres? ¿Qué los llevó a delinquir? ¿En qué fallamos como sociedad?
Martín R.R. de 18 años de edad, Rubén Domingo O.S. de 22 y Adán Lorenzo S.H. de 18, fueron detenidos junto a otra persona en Puerto Anapra, pero solo ellos tres son señalados directamente como los atacantes a la SSPE.
Martín fue señalado como el autor material de la muerte del policía Sergio Martínez, pero también se le atribuye un asesinato múltiple en de la carretera Panamericana, el pasado 10 de julio.
En ese ataque, fallecieron tres hombres, uno de ellos identificado como Jesús Gabriel Piñón, alias El Marra, lugarteniente del grupo delictivo La Empresa, pero también resultaron heridas otras tres personas, una mujer y dos niños, uno de dos años y otro de meses de nacido.
Niños heridos por hombres que apenas tienen 18 años. Sangre inocente regando nuestras principales avenidas. Heridas que siguen sin sanar en nuestra sociedad corrompida.
Martín, junto a Rubén Domingo y Adán Lorenzo, ya están en la cárcel, justo desde ayer lunes, día en el que otros miles de jóvenes regresaron a clases. ¿Qué falló en su educación? Tristemente los Ceresos, lejos de servir como centros de reinserción social, son más conocidos como universidades del crimen.
Es bueno que nuestras autoridades tengan resultados gracias a la tecnología para sacar a los delincuentes de alto impacto de las calles, pero a Mirone se le ocurre pensar que si tal vez una cantidad de recursos equivalente a la mitad de los que se han invertido en los últimos 20 años en seguridad y armamento, se hubieran utilizado en mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes, quizás muchos de estos muchachos que han sido arrastrados al crimen organizado como generadores de violencia, serían hoy motivo de orgullo y no de desdicha.
A esto se refiere Mirone cuando señala que la seguridad implica algo más que balas: educación, infraestructura urbana, mejores oportunidades laborales, vivienda y salud, son el todo que la conforma, entiéndanlo ya.
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Pero, ¿cómo llegar a esa anhelada paz y la tranquilidad para nuestros niños y adolescentes, si ni siquiera nuestras autoridades pueden ponerse de acuerdo en materia educativa?
El tema de los libros de texto gratuito, sus errores garrafales y la lucha entre poderes que por un lado pretenden defender lo indefendible, y por el otro, asumen que todo es politiquería electorera, lejos de abonar a una solución, contribuyen al caos en nuestro país.
Ayer en su conferencia de prensa, el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar manifestó su intención por colaborar con el Gobierno Federal para llevar a cabo la distribución de los libros de texto gratuitos.
El alcalde dijo que los errores de forma son perfectibles, pero que esta situación tiene, como fondo, un fin electorero.
Por eso dijo Cruz que su administración se ponía a disposición del Gobierno de la República para llevar a cabo el operativo para distribuir los libros.
En contraparte saltó la Coparmex, a través de su director, Mario Cepeda, para decir que apoya la decisión de la góber Maru Campos para no distribuir los libros y que los deje ahí, en la bodega, acatando la orden de una juez que concedió un amparo, en el estado de Guanajuato, para detener su distribución.
El rezago educativo que se agravó a consecuencia del encierro por la pandemia, millones de alumnos en el país se quedaron sin asistir a las aulas, en un fenómeno del que le sigue costando reponerse a la sociedad mexicana.
La reactivación social va más allá de los libros, implica la participación de padres y madres de familia, pero también de los maestros, que en este argüende han sido dejados de lado, o a lo mejor ellos prefieren nadar de muertito y hasta que las olas se calmen, alzar la cabeza.
La pandemia nos enseñó que las formas de educar han cambiado o por lo menos que urge la evolución en el sistema educativo, si es que se quiere retener la atención de los estudiantes.
En esta lucha, disputa de adultos chapuceros, se nos están olvidando quiénes cree. Acertó, nuestros niños y adolescentes. Y se les está condenando a que aprendan de los datos disponibles en las redes sociales e internet, como barcos a la deriva, sin guías.
Y por si usted, estimado lector, no se ha dado cuenta, recordamos aquí que muchos menores de edad ya lo hacen, prefieren irse por la libre, pero aún hay tiempo para educarlos.