Hablando en términos beisboleros, que están de moda por la serie mundial que se aproxima, la gobernadora Maru Campos pegó de jonrón con casa llena en la negociación que hizo con el Gobierno federal, para resolver de una vez por todas el conflicto del agua de las presas de Chihuahua, logrando también la promesa de libertad para los líderes campesinos detenidos, además de apoyos para el campo.
Con este acuerdo, concretado a escasos 45 días de haber iniciado su administración, la imagen de Maru se proyecta como la de una gobernadora con oficio político, que no se anda por las ramas para dar resultados en caliente.
Lo que no pudieron lograr con la incompetencia del gobierno de Javier Corral, en cuyo mandato se originó el conflicto de La Boquilla, ni el delegado Juan Carlos Loera, que depreció el movimiento de los campesinos, ni los partidos, que se involucraron buscando sacar raja política, ni mucho menos la apolillada CNC, que brilló por su ausencia en toda la crisis, finalmente lo logró una mujer.
Y lo decimos en este espacio con letras mayúsculas porque es de justicia reconocer cuando un gobernante gestiona con éxito la defensa de sus gobernados, pero más cuando se trata de una mujer que ya sufrió en carne propia la persecución y el maltrato político, que lejos de disminuirla la fortalecieron e hicieron crecer para llegar a donde está ahora.
Esa fortaleza que mostró Maru a lo largo del acoso judicial corralista, la ha mostrado en sus primeros días de gobierno, tejiendo fino en su relación con el Gobierno federal, sin gritoneadas pero con firmeza, para lograr acuerdos como el del conflicto del agua, que parecía imposible de resolver por la polarización que se dio entre los campesinos y el poder central.
El acuerdo fue noticia nacional por la trascendencia del hecho que nadie esperaba, y menos en el corto tiempo que tiene Maru Campos al frente de la Administración estatal.
La gobernadora fue muy prudente y sordera.
No adelantó que estaba en pláticas con el Gobierno federal para resolver el problema. No dijo nada hasta que firmó el documento con el secretario de Gobernación, Augusto López, y entonces el resultado de su gestión ocupó los titulares de los medios.
La negociación estipula que se dirime el conflicto en torno a la extracción de agua de La Boquilla, sin dejar de cumplir con los acuerdos internacionales y las leyes mexicanas, evitando a toda costa la violación de los derechos humanos.
El comunicado emitido por la Secretaría de Gobernación estipula también que revisarán los expedientes de los cuatro campesinos sujetos a prisión preventiva, para buscar su libertad, y gestionarán apoyos de programas federales para el campo chihuahuense.
En el acto en Bucareli, Maru fue acompañada por los alcaldes de Camargo, Delicias y Rosales, municipios enclavados en la zona del conflicto, así como por otros productores, a quienes llevó como testigos de honor para darle vigencia a su slogan de gobierno: “Juntos sí podemos”.
La guerra por el agua, como fue nombrado el conflicto por la defensa del recurso hídrico de la presa la Boquilla, dejó como saldo en septiembre del 2020, el asesinato de la campesina Jessica Silva Zamarripa a manos de la Guardia Nacional, así como la detención del líder Andrés Valles y de los agricultores del municipio de La Cruz, Rosendo Lerma Lechuga, Juan Lechuga Montes y Juan Carlos Rivera.
A diferencia de Juan Carlos Loera, a quien en su calidad de delegado federal le correspondía mediar en el conflicto de La Boquilla y tender los puentes con el Gobierno de la República para buscar la solución, Maru Campos se solidarizó con el movimiento agrario desde el principio, cuando aún ocupaba la alcaldía de Chihuahua.
Mientras que Loera despreció la lucha de los productores en un alarde de ignorancia sobre el origen del conflicto, Maru reclamó fuerte al Gobierno federal en su calidad de alcaldesa y mostró pleno conocimiento del tema al declarar: “Nadie arriesga su vida, su familia, su tranquilidad, para participar en conflictos políticos sin sentido, y el agua no es política, el agua es vida, es producción y es un derecho humano fundamental”.
Fue a través de un video promovido en redes sociales en septiembre del 2020, cuando Campos mandó un mensaje de solidaridad a los agricultores del centro del estado, expresando sus condolencias por el asesinato de Jessica.
En aquel entonces dijo, entre otras cosas: “El Gobierno federal y el presidente de la República minimizan este asesinato y están politizando el conflicto, están simplificando el conflicto buscando polarizar a México, solo los chihuahuenses y quienes vivimos en el norte, en el desierto, entendemos la profunda gravedad de la crisis de agua que está ocurriendo con la sequía y con el despojo.”
Ya como candidata a la gubernatura, Maru le subió el tono a reclamo, sobre todo porque sabía que su rival morenista era rechazado en todas las zonas agrícolas de la entidad.
“Esta lucha es de todos, no es, como dice el presidente, de unos cuantos, ni de los privilegiados, es la lucha de miles de productores de la región que por generaciones han labrado y cuidado la tierra con sus manos a costa de mucho sacrificio y a costa de mucho dolor, de millones de mujeres y hombres que dependemos de esta tierra, es una lucha de todos los chihuahuenses, porque quitarnos el agua impacta la economía, nuestra salud y nuestra seguridad… señor presidente, esta lucha es de todos los chihuahuenses”.
A poco más de un año de estallar la violencia en el conflicto, la gobernadora logró lo impensable, sin necesidad de ponerse las rodilleras ni de someterse. Si los corralistas se la pelaron, como dijo en la famosa entrevista con Brozo, con el Gobierno federal puso en práctica su frase: a Chihuahua se le respeta… y así fue.
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Maduro y propositivo fue el mensaje que Rodolfo “El Güero” Martínez dio el viernes pasado en su toma de protesta, como dirigente municipal del Movimiento Ciudadano.
“Juárez nos necesita como un movimiento integrador, que sume y aporte soluciones, para que a los que gobiernan les vaya bien y a la ciudad le vaya mejor. No vamos a rasgarnos las vestiduras ni a convertirnos en una oposición necia ni destructiva”, dijo en un breve discurso dirigido a quienes lo van a acompañar en la dirigencia local y a todos los que participaron en su campaña para la alcaldía de Juárez.
El regreso de El Güero Martínez llamó la atención porque, a pesar del resultado adverso que obtuvo en el proceso electoral de junio, su campaña hizo mucho ruido y puso en el radar de los juarenses al movimiento naranja, que solo en himno era conocido y eso por la simpatía de su cantante, el niño huichol Yuawy López.
Ahora, cuando se pensaba que se mantendría al frente de Grupo Roma, El Güero da la sorpresa y reaparece en la escena política para dirigir lo que los emecistas llaman la Coordinación de Operación Municipal.
Todos los que vivieron su aventura en la campaña municipal han sido sumados a este comité, que buscará posicionar al partido naranja rumbo al 2024, cuando su dirigente nacional, Dante Delgado, ha dicho que ganarán la presidencia de la República.
Con Rodolfo Martínez siguen también los importantes liderazgos de dos académicos universitarios, como son Eduardo Borunda y Jorge Mario Quintana.
Por lo pronto, es un hecho que con El Güero al frente del MC, el partido no sufrirá las penurias que viven los comités municipales de otros partidos como el PRI, PAN y hasta Morena, por la falta de presupuesto para su operación.
Movimiento Ciudadano tiene actualmente una regidora en el Ayuntamiento de Juárez y dos diputados locales.
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Donde andan del chongo, pegándose hasta con la cubeta, es en la fracción de Morena en el Cabildo de Juárez, que encabeza Ana Estrada, pero que le disputa abiertamente Antonio Domínguez.
Quienes viven de cerca los humores y desplantes de los regidores morenistas, informan a Mirone que Domínguez no pierde oportunidad para reclamar su derecho de coordinador, como vil macho alfa de pelo en pecho.
El caso es que el grupo edilicio de Morena, integrado por 5 regidores, ya está dividido en 4 grupos, por decirlo de alguna manera, porque en realidad la división es de individualidades.
Por un lado, la coordinadora que no coordina a nadie, Ana Estrada; por otro, Paty Mendoza;, luego Antonio Domínguez, quien reclama su posición de macho dominante de la fracción y, al final, el dueto de Mary Adame y Mayra Castillo, que van juntas en todo y contra todos los demás.
Mary Adame se ha distinguido por hacerle la vida imposible a su coordinadora Ana Estrada, al grado de votar contra los asuntos que esta última ha propuesto en la Comisión de Hacienda. También se ha ido contra Paty Mendoza, cuando pidió que despidieran a su esposo Santiago Delgado, quien era el asesor de Mayra Castillo, su aliada.
La semana pasada, esa tóxica rivalidad estuvo a punto de llegar al rompimiento de medias cuando Paty Mendoza le tronó los dedos a Mary Adame, para que se saliera de la sala de juntas, porque era su turno utilizarla. Es precisamente este deschongue de las damas, lo que aprovecha Antonio Domínguez para plantarse como el único que puede poner orden en el grupo edilicio, si fuera el coordinador, pero como el “fuera” es tiempo pretérito imperfecto, seguirá chiflando en la loma mientras sus compañeras se desgreñan en tanto divierten al personal del Ayuntamiento, que todos los días atestigua el cómico show de los morenos.