Los que se la rifan todos los días en las colonias de la ciudad y viven experiencias peligrosas sin contar con ningún apoyo de la Policía Preventiva, son los encuestadores del Inegi, que en el cumplimiento de su trabajo recabando información, son amenazados, correteados, insultados y hasta mordidos por los perros callejeros, que por manadas abundan en la periferia.
Actualmente, una brigada de siete empleados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía andan recorriendo la ciudad, visitando domicilios seleccionados, para realizar la Muestra Maestra Nacional y determinar el número de viviendas habitadas, habitantes, sexo y edad de los mismos y nombre del propietario.
En este ejercicio, los encuestadores se enfrentan a muchas experiencias peligrosas que ponen en serio peligro sus vidas, cuando arriban a domicilios que funcionan como picaderos y casas de seguridad.
Así lo revelaron a Mirone varios de ellos, después de atentados que sufrieron en la colonia Chihuahua y en la Morelos, donde en la primera de estas, uno fue perseguido a pedradas por pandilleros y en la segunda, fue atacado por perros que una vecina desconfiada y grosera le azuzó.
Aunque todos los representantes del Inegi trabajan debidamente identificados con chalecos y sombreros oficiales, así como con el gafete que cuenta con fotografía y su nombre, son agredidos constantemente solamente por cumplir con una labor de recabar simple información social, económica, demográfica, geográfica y del medio ambiente, que les sirve a los Gobiernos y a la sociedad para la toma de decisiones.
Ese trabajo que se realiza durante todo el año con diferentes brigadas, y diferentes contenidos informativos, es frecuentemente confundido por la delincuencia como una labor de espionaje y pone en serio peligro la integridad de los encuestadores.
Por lo mismo y por tratarse de una función que les sirve además a los tres niveles de Gobierno, nada justifica que los dejen solos y a la deriva, a pesar de que, las mismas autoridades preventivas son informadas de los sectores donde se realizarán los levantamientos de información, para que haya presencia policiaca, que lamentablemente, siempre brilla por su ausencia.
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Con el doble homicidio de una pareja registrado el miércoles en el estacionamiento de Plaza Sendero, suman 13 los crímenes de alto impacto registrados en lo que va del año en plazas y centros comerciales de la ciudad, en abierto desafío del crimen organizado y desorganizado a las autoridades preventivas y persecutoras del delito, que hasta ahora siguen pasmadas contando casquillos y levantando cadáveres.
Trátese de quien se trate, para que no salgan después las sagaces autoridades investigadoras a inventarles historias que justifiquen el crimen, las dos víctimas del miércoles eran también seres humanos, que fueron asesinadas cobardemente con premeditación, alevosía y ventaja, frente a sus hijas.
El hecho de que la plaza comercial en cuestión sea una de las más concurridas de la frontera, que se caracteriza por la saturación de su estacionamiento y el congestionamiento de las importantes avenidas que la circundan, no fue impedimento para que los asesinos actuaran con total impunidad y a la vista de mucha gente.
Lo mismo ha pasado en los asesinatos ocurridos en los estacionamientos de Río Grande Mall, Plaza de las Américas, Plaza Sendero Las Torres, Smart Oasis Revolución, Smart Talamás Camandari, Smart Altavista, Misiones, Plaza Ramacoi, Plaza Nueva, Plaza de la Cervecería 19 y Plaza Brito.
En todos los casos, las víctimas han sido acribilladas cerca o dentro de sus automóviles, lo que indica que son cazados por los sicarios que los esperan pacientemente a que se estacionen o a que salgan de los establecimientos comerciales y regresen a sus unidades.
La coincidencia más extraña y sospechosa de todos los eventos, es que nadie se percata de los matones, a pesar de que permanecen armados y estacionados mucho tiempo; pero lo peor de todo, es que, cuando se realizan las indagatorias en las escenas de los crímenes, son “invisibles” a las cámaras de vigilancia que existen en todos los centros comerciales.
En esta lista negra de ejecuciones que va en el año en plazas comerciales, han muerto estudiantes, amas de casa, un policía que se encontraba franco, profesionistas y hasta deportistas.
O sea que, los estacionamientos de los centros y plazas comerciales más importantes de la ciudad se siguen ensangrentado sin que los centinelas estatales, ni los municipales y mucho menos los ministeriales, puedan evitarlo y mucho menos perseguir a los asesinos.
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Un interesante ejercicio realizado por Norte Digital en el muro de Facebook, para conocer la opinión de la ciudadanía sobre el trabajo de la empresa PASA, sirvió de catarsis para cientos de juarenses que acumulan basura afuera de sus casas, porque el servicio tiene días y hasta semanas que no pasa.
La consulta confirmó, lo que ya es un slogan negativo de la empresa concesionaria: PASA no pasa; pero reveló también a pocas horas de haberse abierto el hilo de conversación, los nombres de decenas de colonias que no estaban en el radar de los sectores desatendidos por este servicio.
Entre estas figuran las colonias Mezquital, Monterrey, Tierra Nueva, Águilas de Zaragoza, Torres del PRI, Altavista, Rancho Anapra, Parajes del Sur, Infonavit Casas Grandes, Parajes de San Isidro y Praderas del Sur; así como los fraccionamientos Hacienda de la Noria, Terranova Sur, Los Portales, Paquimé, Misiones del Real, Privadas de Florencia y San Ángel, entre otros.
De las alternativas de calificación de bueno, regular, malo y pésimo, hasta la mañana de ayer dominaban los negativos con 256 opiniones y solamente 24 positivas.
En el rango de regular, calificaron el servicio un centenar de personas, para quienes a veces ha sido bueno, aunque mayormente malo.
Entre aquellos ciudadanos que calificaron favorablemente a PASA, se encuentran vecinos de los fraccionamientos Rincón de Waterfill y Villahermosa, así como los de Infonavit Tecnológico y Aeropuerto, quienes manifestaron no tener problemas con el servicio.
Ahora que la autoridad municipal abrirá la licitación de tres concesiones del servicio en septiembre, cuando termina el contrato de PASA, mucho se ha especulado con el hecho de que la empresa tratará de participar nuevamente, pero el clamor ciudadano que se muestra en este ejercicio básico, no deja lugar a dudas la mala calidad del servicio que dio a la ciudad.
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Al cierre del primer trimestre del año, la deuda pública del estado de Chihuahua alcanzó los 50 mil 240 millones de pesos, entre créditos bancarios, bonos “Cupón cero” y bonos carreteros.
¿Es mucho o es poco? Para un ciudadano común, es una andanada de dinero que nunca veremos ni aunque juntáramos todo lo ganado a lo largo de una vida, pero para un estado que gasta casi 90 mil millones de pesos al año está, digamos, “más o menos”.
Lo que llama la atención es que la cifra final al cierre del primer trimestre del año es mayor a la que tenía Chihuahua cuanto terminó el mandato de Javier Corral.
Según las cifras oficiales de la Secretaría de Hacienda, al cierre del tercer trimestre del 2021 (último del corralismo), la deuda total era de 48 mil 403 millones.
Eso significa que en el primeros año y medio de la actual administración, los pasivos aumentaron en mil 567 millonazos.
Y eso que todavía falta agregar los 500 mdp que contratará el Gobierno en fechas próximas por el crédito ya aprobado por el Congreso del Estado.
Otra vez vale la pregunta, ¿es mucho o es poco? Quinientos millones es poco en comparación con el dinero que el Gobierno Federal le ha quitado a Chihuahua solo en el primer trimestre del año, o respecto a los gigantescos créditos que contrataba la administración de César Duarte.
Es poco comparado con el hoyo financiero que le causa al estado el tener que cargar con todo el gasto educativo y parte del de salud. Así que nadie se asuste ni se admire: Chihuahua debe porque recibe menos de lo que “debe”.