Días de mucha reflexión política debe estar viviendo la candidata del PAN-PRD a la gubernatura, Maru Campos, luego de dos semanas de campaña en las que, de una vez por todas, ya quedó claro con quién cuenta y con quién no para lo que resta de la contienda electoral.
En el conteo de sumas y restas de la campaña, Maru tiene claro que dentro del PAN, el grupo del gobernador Javier Corral ni por curiosidad se ha asomado. De hecho, desde antes del inicio de la contienda, la candidata sabía que buena parte de la campaña tendría que recorrerla sin el apoyo de los corralistas. Este Mirone se pregunta: ¿le harán falta?
No hace mucho tiempo, Gustavo Madero Muñoz, contrincante de Maru en la elección interna panista, dijo hasta el cansancio que si resultaba ser el candidato “incluyo, y si pierdo, apoyo”. Pues bien, luego de tres semanas de campaña la ausencia del senador es evidente. No quiere saber nada de la campaña y tampoco de los marucampistas.
Por las mismas andan personajes como los exalcaldes Ramón Galindo, totalmente ausente; Gustavo Elizondo, sumergido en la controversia del BRT; Pancho Barrio, igual de apático. La vicegobernadora Lety Corral, indiferente, ni por equivocación se aparecerá en un acto de campaña de la candidata. Todo aquello que se identifique con el corralismo anda en otra galaxia.
Varias fuentes mironianas coinciden en que las dos investigaciones que enfrenta Maru –por cohecho y uso ilegal de atribuciones y facultades– mantiene alejada a la tribu corralista de la campaña, y también mantiene a dicha tribu completamente convencida de que finalmente perderá en las urnas. Eso sí que debe doler.
La mentada operación cicatriz resultó un rotundo fracaso. Fallaron los operadores políticos de Maru, y ella misma no pudo ser un factor de unidad por obvias razones.
Mientras tanto, la dirigencia estatal que encabeza Rocío Reza, perteneciente al club de los acorralados, simula una colaboración para guardar las apariencias, haciendo con ello más grande la fisura. Queda claro que Maru necesitará del voto de Juárez, con o sin el apoyo de los corralistas que la abandonaron a su suerte.
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El otro puntero de la campaña, Juan Carlos Loera de la Rosa, de la coalición Morena-PT-Panal, podría resultar perjudicado en la contienda electoral, esto tras la disputa interna que se libra en su partido y que seguramente se potenciará a partir del 29 de abril con el inicio de la contienda local por la alcaldía y por las diputaciones.
Mirone sabe que el pleitazo que se traen en Morena no es cualquier cosa. Hay quienes incluso lo asemejan a un harakiri, aquel acto de suicidio ritual que utilizaban los guerreros japoneses para evitar caer en manos del enemigo.
Solo así pueden interpretarse los sendos desplegados del recién creado Frente Estatal de Oposición a Morena que encabeza Ernesto Visconti Elizalde, integrado por morenistas que están pidiendo no votar por los candidatos de ese partido y que repudian la infiltración de perfiles arribistas que le robaron candidaturas a los morenos orgánicos.
También en Juárez apareció ayer un manifiesto de cien militantes y simpatizantes, quienes se fueron duro y a la yugular de la Comisión Nacional de Elecciones de Morena, por lo que consideran “imposiciones cupulares” en la entrega de candidaturas a ciertos aspirantes que no tienen vena de izquierda. Y les pusieron nombre y apellido: Armando Cabada, Adriana Terrazas, Adán Quezada, Carlos Borruel, Cruz Pérez Cuellar, Antonieta Pérez, Daniel Murguía Lardizábal, Lilia Aguilar y Mayra Chávez.
Los morenistas juarenses consideran que la dirigencia nacional simuló encuestas, palomeó perfiles a conveniencia, impuso prácticas antidemocráticas y aceptó candidatos contrarios a la ideología morenista, entre los que se encuentran expriistas, expanistas, verde ecologistas, independientes y otros arribistas “que buscan mantener los privilegios de siempre y hacerse del poder, a través de Morena”.
A como se han puesto las cosas, los morenistas inconformes mantienen el proyecto de Juan Carlos Loera sobre un barril de pólvora, y de no manejarse adecuadamente, hasta podría alcanzarles para hacer estallar sus aspiraciones hacia la gubernatura del estado grande.
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La visita del candidato a la gubernatura de Chihuahua de la coalición “Juntos Hacemos Historia en Chihuahua”, Juan Carlos Loera de la Rosa, dejó un amargo sabor de boca en una veintena de comerciantes que ayer acudieron a una reunión en la delegación local de la Canaco.
Las respuestas del candidato de Morena a la confitura de preguntas que le plantearon los “grillos” comerciantes, les dejó el paladar amargo conforme iban midiendo en cada uno de los temas al aspirante al principal despacho de palacio estatal.
Dicen que son malas las comparaciones, pero el conocimiento que exhibió Juan Carlos en cada una de las temáticas, de gran interés para los empresarios, resultó por debajo de lo que mostraron la candidata del PAN, Maru Campos, así como la del PRI, Graciela Ortiz González, en reuniones que tuvieron previamente con los agremiados.
Además de la falta de nivel en estas temáticas que, según algunos comerciantes, muestra el candidato de Morena, también señalan que peca de incongruente porque, a la vez que critica la corrupción del anterior gobierno encabezado por César Duarte, se hizo acompañar por Álvaro Navarro Gárate, quien fue secretario de Economía del exgobernador, ahora preso en Miami.
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El multifacético José Mario Sánchez Soledad dejó ir una oportunidad de oro para brillar ante un selecto auditorio, tan escaso en tiempos de pandemia, esto durante la ceremonia de la toma de compromiso del nuevo consejo directivo de Coparmex.
Los seguidores del tenor-historiador-cronista-empresario-torero y facetas que se acumulen, esperaban que su nuevo líder hiciera un fuerte pronunciamiento en contra o a favor de algunas de las temáticas que interesan a los empresarios juarenses. Pero nada…
Vaya, ni siquiera una mención de su tan socorrido desacuerdo con las actuales estatutos del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), mismo que ha venido voceando a los cuatro vientos y en el que ha señalado la ausencia de la representación gremial, oscuros intereses partidistas y personales, prácticas antidemocráticas y un nulo contrapeso respecto al poder político.
Difícilmente pudo tener mejor escenario y caja de resonancia para estos propósitos, pero desaprovechó todos los reflectores dispuestos en su protesta como presidente del organismo.
Tampoco abordó temas tan sentidos por los fronterizos como la inseguridad pública, sobre todo ahora que Juárez, de nueva cuenta, está en el ojo del huracán por ocupar el tercer lugar en el ranking mundial de ciudades violentas.
No hizo alusión el tenor a temas de economía o pandemia, a la reforma energética o al mal trato del gobierno federal al sector empresarial. Mucho menos tocó, ni con el pétalo de una rosa, al gobernador Javier Corral Jurado, quien por cierto, se desvivió en echarle flores al nuevo presidente de Coparmex.
Los halagos de Javier Corral a Sánchez Soledad sorprendieron a toda la dhiacada ahí presente, porque si alguien ha golpeado al gobernador y pretende llevar a Maru Campos -la enemiga número 1 de Corral- al gobierno de Chihuahua, es precisamente ese grupo de la ultraderecha incrustada en el PAN, y a la cual orgullosamente pertenece José Mario.
Sorprende cómo es que este sindicato patronal vuelve a ponerse de tapete para un gobernador que, con las peores calificaciones por su desempeño en el cargo, ya va de salida.
Ahora sí que en el mismo “tenor” anduvo el líder nacional del sindicato patronal, José Medina Mora Icaza, quien ofreció un discurso poco sustancioso y cargado de verborrea, y no se diga el gobernador que ¡ah cómo es bueno para el rollo! Y como dice una cosa y hace otra, apenas el lunes pasado hizo un llamado a los chihuahuenses a que le bajen a las reuniones y él mismo encabezó una de casi 200 personas.
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El profe Martín Chaparro Payán, candidato suplente de Cruz Pérez Cuéllar, abanderado de Morena a la presidencia municipal de Juárez, ni por no dejar se ha parado por tierras fronterizas para apoyar la campaña crucista.
Dicen los malosos morenos que al profe ya le gustó más la capital del estado y anda por allá metidísimo, apoyando la campaña del expriista Marco Adán Quezada, quien busca nuevamente la presidencia municipal, pero ahora por Morena.
En días pasados se llevó a cabo una reunión en la casa de campaña del candidato juarense, a donde asistieron más de 300 personas que formarán la estructura de la defensa del voto, y pese a que Martín Chaparro estaba invitado, nunca llegó.
Las antenas de Mirone en Morena comentan que el profe quedó muy decepcionado del proceso interno del partido guinda, luego de que buscó la candidatura a la gubernatura, así como una diputación federal y una local pero, como no le pegó a nada, recibió la suplencia como premio de consolación. Tal vez por eso su apatía.