Conforme se acerca el lunes 30 de agosto, a los del Gobierno federal se les bate más el regreso a clases. Entre los maestros, padres de familia y los propios funcionarios de Educación, las dudas sobre las condiciones del retorno siguen flotando en el aire.
Ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, ni la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, han informado cómo será el regreso. El pasado martes, AMLO embarcó a los del gabinete de Salud para que consintieran con un “sí”, después de que les preguntó en plena mañanera si había algún riesgo para niños y jóvenes en su regreso a clases.
Posteriormente, en una entrevista en televisión de alcance nacional, Delfina Gómez evidenció su falta de capacidad para estar al frente de la SEP, pues no supo decir quién elaboró la carta compromiso de corresponsabilidad que dan a firmar a los padres de familia para el regreso de sus hijos a la escuela.
Entre sus desaciertos informativos, Delfina Gómez dijo que no había ningún riesgo sanitario para maestros y alumnos y cerró presionando a los profesores. Les dijo que no era obligatorio el regreso, pero “apelaba a la buena voluntad de los maestros”. O sea, no es forzoso pero es de cajón.
También dijo que en las escuelas donde no haya agua, habrá “gel antibacterial” y que las clases presenciales van porque van. Lo cierto es que a escasos 10 días para el regreso, los artículos básicos de limpieza y el gel antibacterial no han llegado a los planteles.
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La ascendencia de Alejandra de la Vega sobre el gobernador Javier Corral ha sido muy evidente durante todo el quinquenio. Corral permite, por ejemplo, que el FC Juárez viole el decreto de salud por la pandemia, tal y como ocurrió el miércoles pasado en el partido de futbol entre Bravos y el América.
Así, el estadio olímpico Benito Juárez fue abarrotado y no hubo control alguno por parte de las autoridades de Salud, que se hicieron de la vista gorda ante el quebrantamiento de las medidas de higiene, como la sana distancia y el uso del cubrebocas.
Esta es otra manera de Corral de congraciarse con el poder económico de su representante en Juárez. Ya en el pasado lo hizo, cuando puso en obras y servicios públicos el nombre del equipo de futbol a las unidades del transporte que llamó Bravobús, en una clara alusión a una empresa deportiva.
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El profe Martín Chaparro quedó definitivamente fuera de la toma de decisiones del Comité Estatal de Morena, a raíz de la visita del dirigente nacional, Mario Delgado, y del presidente, Andrés Manuel López Obrador, a Chihuahua, quienes entregaron todo el poder a Juan Carlos Loera.
Pese a que ya es un cero a la izquierda, el profe hace como si no pasara nada. Su falta de aseo y de identidad política le impiden que entregue la dirigencia para dedicarse en cuerpo y alma a ayudarle a Cruz Pérez Cuéllar en el proceso de la transición.
Mientras eso ocurre, Chaparro sigue cobrando sus 60 mil pesos mensuales y gozando de las prerrogativas que le da el partido. Esas sí no se las han quitado.
En tanto, Morena se ha convertido en un partido autocrático y vertical, después de que sus principales actores se pavonearon de que su instituto político era horizontal, y de que consideraba las capacidades y la experiencia de sus integrantes.
Actualmente, lo que no sale de Palacio Nacional proviene de los privilegiados por el presidente López Obrador. Así, en Chihuahua le entregaron el poder del partido a una sola persona, que nada tiene que ver con la dirigencia formal, e hicieron a un lado al comité actual.
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La expriista e independiente de corazón, Laura Domínguez Esquivel, anda en busca de la liana que la lleve de la nómina del Municipio a la del Congreso del Estado.
Laurita fue vista muy campante, en horas de trabajo, en los cursos que ofrecieron en días pasados a los diputados electos de Morena, allá en chihuahuitas tierras.
Dicen los enterados que la actual directora de Desarrollo Social del Municipio, hizo el viaje a la capital del estado para acompañar a la diputada electa Roxana Díaz, con quien ya trae muy avanzadas las negociaciones para convertirse en su flamante asesora.
Domínguez se ha vendido con la futura legisladora como una profunda conocedora del quehacer legislativo, después de que fue diputada local y llegó a ser una de las consentidas y más cercanas amigas del exgobernador César Duarte Jáquez.
Total, que la mujer se ha convertido en ajonjolí de todos los moles. Ya estuvo en el PRI, le siguió por muy corto tiempo con el PAN, luego brincó con el independiente Cabada y ahora salta en magistral maroma olímpica a Morena.
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Las antenas de Mirone de la capital vinieron con el chisme de que este fin de semana estará muy movido para los panistas y los juarenses, ya que se empezarán a dar los nombramientos en las dependencias y son muchos los que quieren y pocas las áreas a repartir.
Están desde los panistas tradicionales, hasta los ortodoxos y los priistas que se saben mover y cobrar las facturas con amplia ventaja.
Ya Mirone había comentado que hay cuando menos cuatro panistas con perfil que se están barajando para las posiciones, como Rogelio Loya Luna, Sergio Nevárez, Raúl García Ruiz y Abelardo «el Bayo» Valenzuela, así como otros más que se metieron a la campaña de la hoy gobernadora, pero con un perfil distinto.
Los priistas que se mencionan y andan pidiendo su espacio son Polo Canizález, Maurilio Fuentes, Antonio Andreu, Alfonso Murguía, Alejandro Loaeza y Fernando Rodríguez Giner. De los empresarios, los más fuertes son Álvaro Bustillos y Rogelio Ramos.
Este fin de semana arribarán los buenos de la transición, comandada por Luis Serrato y César Jáuregui, para barajear los nombres de los aspirantes. Junto con ellos viene Gabriel “Gabo” Díaz para atender a los puros panistas.
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Muy buena grilla se ha desatado al interior de la Sección 42 del SNTE. El golpeteo político está en su máxima intensidad, sobre todo contra su dirigente Ever Avitia Estrada, por pretender dar un albazo para apoyar a uno de los suyos como sucesor en la Secretaría General del gremio magisterial.
Desde el año pasado, Avitia Estrada promueve a varios de su equipo cercano para que compitan por la dirigencia del Sindicato de Trabajadores en la Educación; sin embargo, ninguno de los incondicionales ha alcanzado la aceptación y eso ha intensificado el descontento.
El argumento que presentan los opositores es que Ever Avitia no ha sabido representarlos en sus demandas. Mantiene un gremio desunido y confrontado, sumado a que se alió con el gobernador Javier Corral Jurado para evitar que los puntos del pliego petitorio fueran aprobados. Se quedaron estancados, no avanzaron.
Con engaños, Avitia pidió a los sindicalizados que levantaran aquel plantón que orquestaron en abril de 2018; para esas fechas pararon labores y bloquearon las oficinas gubernamentales del centro de la ciudad en la capital del estado.
Sin embargo, en redes sociales circula un sondeo que se hizo a trabajadores de la Sección 42 para que señalen quién les gustaría que fuera el nuevo secretario general del gremio estatal. En ella se aprecia que en primer lugar está Edgar Ramos Ávila, en segundo Mario Rodríguez y en tercero Miguel Jiménez.
El hecho está en que de los gallos de Ever Avitia, no se hace uno: Gabriel Faudoa, Javier Ramírez, Ana Cristina García y el exdiputado local y exdirigente juvenil del PRI Guillermo Ontiveros Valles aparecen como las últimas opciones que elegirían los sindicalizados.