La Corte Suprema del estado de Ohio, Estados Unidos, dictaminó que un comensal podría encontrar huesos pequeños dentro de alitas de pollo anunciadas como ‘boneless’ (deshuesadas).
La decisión se dio luego de que Michael Berkheimer interpusiera una demanda contra un restaurante, su proveedor de alimentos y una granja de pollos, tras sufrir problemas de salud después de ingerir un hueso y este se le quedara atorado en la garganta. Había ordenado alas deshuesadas.
Berkheimer comió en el restaurante Wings on Brookwood, ubicado en el condado de Butler. Durante los días siguientes al incidente, tuvo fiebre y no pudo retener la comida, acudiendo finalmente al área de urgencias de un hospital.
Ahí se detectó que el hombre tenía un hueso de pollo de 5 centímetros de largo, alojado en la garganta. El paciente señaló que el hueso le había desgarrado el esófago y provocado una infección bacteriana en el tórax.
Cuando su caso llegó al tribunal de primera instancia, se dictaminó que los acusados no fueron negligentes, aún cuando el platillo incluía un hueso dentro del ala deshuesada.