En dos ocasiones fue presidente municipal de la más de una vez reconocida como la ciudad más violenta del mundo, a la cual, para curar un poco las heridas, el góber y él tuvieron la ocurrencia de bautizarla como “heróica”.
Estuvo a punto de ser alcalde por tercera vez. En sus manos tuvo la posibilidad de haber cambiado la historia de una ciudad dividida por el tren, esa mole que ha causado tantas mutilaciones a ciudadanos juarenses y migrantes; pero Ferromex y el alcalde pactaron hacer un túnel, por lo que este rancho sigue adornado todos los días con la mole asesina.
Al entonces alcalde no le tembló la mano para pactar con Ferrocarriles, la cual lleva más de 100 años atravesando los vagones en Ciudad Juárez, como si la urbe fuera uno de esos ranchos en donde el tren se detiene para subir a la gente con canastos, chivas, gallinas o becerros.
Quizá esto es una historia de niños, comparado con el Plan de Movilidad Urbana, del cual ninguno de sus aplaudidores se acuerda, que dejó endeudadas a las siete administraciones municipales siguientes y han estado obligadas a saldar la deuda que contrajo para pavimentar cientos de kilómetros de calles, solo habría que ver cuántas de ellas no necesitaban pavimento, pero lo más emocionante de esa película es quiénes fueron las constructoras que se repartieron el pastel.
El exalcalde, ahora difunto, representaba los remanentes de aquel viejo PRI oxidado, algo así como un Atlacomulco con aroma del borderland. Perteneció hasta hace muy poco a ese viejo dinosaurio que tuvo sus estertores en la última década. Sus colegas de partido se quitaron el chaleco mohoso y se brincaron a Morena –una chulada– incluso el Partido del Trabajo ya estaba sobando las manos, pues bien sabían que Teto todavía tenía capital político, una importante cifra de simpatizantes en las colonias donde abrazaba y besaba gente.
De esa simpatía se valió para realizar las audiencias públicas sabatinas, las cuales, fueron un éxito propagandístico, en donde desde muy temprana hora había viejitos esperando al alcalde en primera fila, mientras el sonido local no cesaba de sonar la Tetocumbia.
Impulsivo, de palabras atropelladas, y siempre con los guarros enganchados, encaró a la Policía Federal, y por supuesto que las cámaras absorbieron la escena que posteriormente la gente le aplaudió.
Un día apareció en un evento de motociclistas, alguien le dio el pitazo de que los agentes de Vialidad que resguardaron la rodada estaban bebiendo en horas de servicio. El alcalde llegó como si fuera invitado pero sus gritos rompieron la armonía, pues mandó cerrar el lugar de la avenida Francisco Villa y Mejía, además ordenó encuartelar a todos los agentes, quienes por cierto estaban limpios, y subieron para despedirse del organizador, nunca lo hubieran hecho.
Murguía estaba furioso, por lo que la ocasión sirvió para que un visitante paseño le pidiera que lo liberara pues él no era ni agente ni juarense, a lo cual Teto respondió con una bofetada que le acomodó la quijada. Otro motociclista local también intentó calmarle la histeria, pero de igual forma recibió un flagrante soplamocos, detrás de Teto aparecieron una decena de pistolas con cartucho cortado respaldando la acción, nadie se movió; y la voz cantante ordenó que tanto los abofeteados, los agentes y todo el respetable se fueran al bote.
Algo muy encomiables fue la limpieza de la calle La Paz, en la zona Centro, que quedó por un muy corto tiempo libre de vendedores, hasta se podía caminar, algo que en los próximos cien años no sucederá. Los domos en las escuelas primarias fueron una buena obra, sin embargo, casualmente se pintaban con pintura –decían que de su compañía–, así como los semáforos.
La construcción de la enorme equis causó gran revuelo, primero todo mundo se quejó por el dispendio secreto que, se decía, había superado los 140 millones de pesos, no obstante, en años posteriores, cada juarense ha estado en ese sitio por lo menos una vez.
No olvidemos el Camino Real, una carretera que se dice, triplicó su gasto y que enriqueció a compañías constructoras. Fue un buen proyecto, que duró tres días en orden, luego se convirtió en un cementerio intransitable; de dos carriles con los que empezó, solo funciona uno.
Murió el exalcalde, tal vez se deba a esa enfermedad que está arrasando, pues se está muriendo mucha gente que anteriormente no se había muerto.
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