Es una mañana llena de viento en los alrededores de Ciudad Judicial, pero en la antesala de la sala 22, hay 8 familiares esperando a entrar a la audiencia de vinculación o no a proceso penal en contra Aaron R.R., José Ángel S.M., Noé M.M., Aldo Alexis C.V., Jair Omar T.V. y Edgar Antonio R.N.
Son parientes de quienes hoy están siendo acusados por el delito de secuestro agravado. Cuatro de ellos, fueron arrestados el pasado 5 de febrero, mientras se encontraban dentro del 7506 de la calle Grutas de Coyame, en el fraccionamiento Misiones de Creel.
Ahí fueron aprehendidos por agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, en posesión de armas de fuego y en poder de 10 migrantes; 8 mexicanos y 2 guatemaltecos, según el parte informativo de los agentes.
En el inicio de la audiencia, a la que solo pudieron entrar una familiar y medios de comunicación, la defensa de los imputados presentó sus alegatos, que se centraban en la invalidez de dos pruebas: el reconocimiento facial hecho en cámaras de Gesell, así como que la actuación de los policías era improcedente, debido a que se hizo un operativo sin dar el aviso pertinente al Ministerio Público.
La discusión se centró en ese punto, pero no prosperó mucho más, por lo que la jueza de Control conocedora del caso cerró el debate y dictó un receso, que se extendió por dos horas,para determinar la situación judicial de los 6 hombres que estaban vestidos totalmente de gris en la sala.
Un viaje que se convirtió en cautiverio
Los testimonios citados por la jueza de Control dentro de la causa penal 773/25 coinciden en dos cosas: la brutalidad y la violencia que sus captores utilizaron al momento de su secuestro. La mayoría llegaron a esta frontera por medio de un camión, desde sus estados de origen, con la intención de cruzar a Estados Unidos.
Al principio, todo iba conforme al plan: llegaron a la central camionera, fueron a recogerlos y estuvieron dentro de casas de seguridad, en donde se encontraron a otras personas que tenían la misma ilusión de conseguir el ‘sueño americano’.
Incluso, una de las 10 víctimas que fueron rescatadas, detalló cómo estuvo cerca de cruzar la frontera, pero por una u otra situación, no lo logró, por lo que tuvo que regresar a una de las casas de seguridad en las que permanecían.
Aunque no supieron en qué parte de la ciudad estaban, porque los movían constantemente pasados 3 o 4 días, la mayoría de las historias encajaron con el hecho de que ellos permanecieron retenidos, con la esperanza de que los llevaran a Estados Unidos, hasta que de pronto, sujetos armados llegaron por ellos.
Portaban armas cortas, iban encapuchados y los metieron a dos vehículos, una camioneta negra y un carro gris. Los llevaron a una casa de dos pisos, los subieron, los hicieron desnudarse, les quitaron sus pertenencias y los ataron con cinta en los pies y manos.
Así permanecieron por varios días, siendo custodiados por dos de los que estaban presentes en la sala. Con el paso de los días, sus captores los amenazaban constantemente con matarlos; los golpeaban con tablas y en repetidas ocasiones les apuntaron con armas de fuego.
En ciertos momentos, eran grabados y les obligaban a decir parte de un guion, que incluía su nombre, la fecha del día y frases como “estamos bien, pero si no cooperan, nos van a matar” o “paguen para que nos lleven a Estados Unidos o nos liberen, si no, nos van a matar”.
Una víctima identificada por las iniciales C.G.M, llegó a esta ciudad junto con su hermano el pasado 24 de enero. Cinco días después de su arribo, fueron secuestrados por hombres armados, quienes lo pusieron a grabar un video en el que le exigieron a su madre la suma de 40 mil dólares para la liberación de él y su familiar.
Los momentos previos al rescate
Algunos días antes del 5 de febrero, las víctimas recuerdan que fueron movidas de la última casa de seguridad, de dos pisos, a una de un piso, de color celeste, con barandal de madera, que era de un hombre apodado como El Chamán.
Ahí llegaron el 4 de febrero, lugar en el que continuaron los maltratos, golpes y tablazos por parte de sus captores, quienes les aseguraban que sus “familias no querían cooperar”, por lo que se incrementaron las amenazas de muerte.
El testimonio de un hombre identificado como Martín, dueño de la casa donde se rescató a las 10 personas, señaló que era conocido de Aaron R.R, conocido como “Five, five”. Que días antes le pidió un cuarto, porque “iba a llevar un amigo”.
El 3 de febrero, el “Five, five” llegó acompañado de otras personas, a quienes les prestó el cuarto. Le dijo a su esposa que era un conocido y que había llevado un amigo, además de un pollo para él, ella y su hija.
Al día siguiente, alcanzó a observar que había un hombre en su baño, que estaba atado de los pies y que era “custodiado” por otro hombre, moreno, alto, robusto, con barba. Se encaró con Aaron, pero este lo llevó a un cuarto y le enseñó el arma de fuego fajada a su cintura y que, si no quería que le pasara algo a él y su familia, que mejor no dijera nada.
Varias víctimas mencionaron que, en la última casa en la que estuvieron, vivía un hombre que estaba con su esposa e hija.
El 5 de febrero, en la mañana, algunas de las víctimas recordaron que los metieron a un cuarto en el que estaba una silla en medio, ahí sus captores llevaron a un hombre, al que comenzaron a golpear y torturar.
Entre lo que escucharon, los captores le pedían una cantidad de 6 millones de pesos para su rescate; 2 millones para “ahorita” y 4 millones para el sábado.
La víctima de iniciales L.A.C.R. contó al Ministerio Público que estaba en su casa cuando 4 hombres encapuchados entraron hasta su cuarto y lo sacaron de la cama. Dijeron que eran de la Fiscalía General del Estado, pero se dio cuenta que era un secuestro, cuando lo subieron a uno de sus vehículos y le exigieron las llaves para llevárselo.
Recordó que, en algún punto, lo bajaron de su carro para subirlo a otro vehículo. Se acordó del portón de madera y de las 9 personas que estaban en la habitación, volteando hacia la pared, por un momento, pensó que ellos también lo iban a torturar, pero después se dio cuenta que eran migrantes.
En aquel cuarto, lo golpearon en repetidas ocasiones y le pidieron que vendiera sus carros para llegar a la suma requerida de 6 millones de pesos. Mientras sucedía eso, comenzó a escuchar el ruido de las patrullas.
De acuerdo con el parte informativo entregado por los agentes de la Policía Estatal, a las 10:42 horas, llegaron al domicilio, luego de que habían recibido una denuncia anónima en la que reportaron que había personas secuestradas.
Al llegar, los agentes detuvieron en primera instancia a Aaron R.R, en posesión de arma de fuego. Posteriormente, tras escuchar los gritos de auxilio, los agentes encontraron el cuarto con las 10 víctimas.
Al interior de la casa, José Ángel S.M. fue arrestado por otro agente, mientras que Edgar Antonio R.N. y Noé M.M fueron arrestados afuera, todos con una pistola en las manos. En actos de investigación posteriores, se obtuvo la captura de Aldo Alexis C.V., Jair Omar T.V.
Por lo anterior, fue que la jueza de Control dictó el auto de vinculación a proceso en contra de los imputados, por el delito de secuestro agravado porque se cometió con violencia y en coautoría de 2 personas o más.
Los imputados tendrán que esperar un lapso de 4 meses para que inicie el juicio en su contra, mismo plazo que tendrá su defensa, así como la Fiscalía, para concluir con su investigación complementaria.
