Migrantes que viajan arriba de los vagones del ferrocarril para llegar hasta la frontera desde el sur, han aprendido a sortear los diferentes riesgos, a fuerza de la necesidad.
Tienen como enemigos al hambre y la sed, pero también el movimiento, el aire y el frío, así como a guardias privados, policías y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), e incluso a asaltantes que suben a lo más alto para despojarlos de lo poco que guardan en sus bolsillos y sus mochilas.
Han narrado cómo se han unido para defenderse de los ladrones, arrojándolos al vacío.
De acuerdo a testimonios recabados, las personas en movilidad han sabido cómo sobrevivir al peligro gracias a su propia experiencia, a las recomendaciones que les dan sus familiares y amigos o gente que habla en redes sociales.
Nadie reconoce haber leído el Manual del Migrante, escrito por Robin Hoover, donde se dan sugerencias para afrontar los retos a quienes deciden utilizar los ferrocarriles como medio de transporte en sus desplazamientos.
Lo que sí reconocen es que deben subir al tren con una preparación mental de primera, para poder soportar hasta días enteros en espacios reducidos.
Poco agua o nula comida, parte de la realidad
Indican que deben mantener una unidad a toda prueba, sean de la nacionalidad que sean, porque todos van por un mismo objetivo: llegar a la frontera de México y Estados Unidos, para internarse rumbo al norte y lo mejor es apoyarse, cuidando en especial a mujeres y niños.
Si se encuentran un retén en Ahumada o Precos, a la altura de Samalayuca, no deben descender cuando se los pide la Guardia Nacional o los agentes del INM, por más que traten de convencerles hasta con palabras altisonantes, comentan.
La clave es el silencio, el movimiento cero, como si fueran sordas estatuas.
“Al final ya no nos dijeron nada, nos dejaron ir”, menciona una mujer migrante al referirse al día que los detuvieron la semana pasada antes de llegar a Juárez.
Afirma que solo les tomaron fotos y les preguntaron si había alguien enfermo que necesitara ayuda.
También contaron a los que iban arriba de la mole de metal: eran más de 400 menores de edad y poco más de 300 adultos ese día, dice.
Otro migrante menciona que para subir al ferrocarril y obligar a los operadores de Ferromex a detenerse unos momentos, también han aprendido una estrategia.
Simplemente sacan el perno que une los eslabones y zafan al menos un vagón, para que los empleados del tren se detengan y lo unan de nuevo, lo cual les lleva entre 30 y 40 minutos, tiempo suficiente para que quienes pretendan subir lo hagan, explica.
En el Manual del Migrante, de Robin Hoover, se dan varias recomendaciones para quienes suben a los trenes, algunas de las cuales sí se siguen, pero otras no.
Las cobijas son indispensables, aunque también las bolsas de hule para protegerse. También es importante atarse a las estructuras metálicas, por si se quedan dormidos, no arriesgarse a caer. Además les sugieren turnarse para hacer guardias.
Parte del Manual del Migrante:
Viajar en trenes en México y Estados Unidos es muy peligroso. Millones de migrantes han hecho esto exitosamente, pero, muchos han muerto o han perdido piernas o brazos.
Si tomas un tren, es mejor subirte cuando está parado o avanza muy, muy despacio. Si se mueve, es muy peligroso. Tal vez tus amigos han viajado así. Corres, saltas y te animan a hacerlo. Podrías resbalar, caerte, perder una pierna o morir.
Mientras te agarras a la escalera del tren, tu peso puedo jalarte hacia abajo y causar una lesión grave.
Sobre el tren, es fácil quedarse dormido y perder tu agarre al tren. Viaja con amigos y toma turnos para vigilarse entre sí.
Bajarse del tren también es peligroso. Cuando los trenes desaceleran para entrar a una ciudad, muchos migrantes saltan para bajarse. Ellos temen que haya policías o autoridades cerca. Espera hasta el último minuto cuando el tren avanza más despacio para saltar.
Asegúrate que tus ropas y bolsas no queden atascadas en el tren. Moverse rápido hacia un lugar seguro es importante.
Hay muchas historias de personas que trabajan en los trenes causando problemas para los migrantes.
Ve hacia arbustos, árboles, bardas o edificios y espera hasta que veas que todo esté bien. Correr, especialmente en la oscuridad es peligroso.
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