La Comisión Nacional de Salud, organismo federal, indica que 15 de cada 100 chihuahuenses padecen depresión; sin embargo, si se considera que hay gente sin un diagnóstico y viven hasta 15 años ignorando que la padecen, la cifra podría ser mayor.
Alberto Romero Fernández, coordinador de este organismo descentralizado, dijo que esta afección se manifiesta por un estado anímico de nostalgia profunda.
Señaló que hasta antes de la pandemia, en 2019, el índice en el estado era de 7 de cada 100 personas. Por lo tanto, se especula que la enfermedad se “disparó” en el periodo de la pandemia.
Indicó que Chihuahua se encuentra entre los tres primeros lugares en este mal. Solo por encima están la Ciudad de México, con 20 por cada 100 mexicanos, y Monterey, con 18.
“Creemos que los estragos causados por la pandemia, el confinamiento, los apuros económicos y el número de contagiados y fallecidos son causales del aumento, aunque todavía no se realizan estudios específicos”, expresó.
Una radiografía de la depresión
Agregó que en México casi 6 millones de niños y adolescentes entre 12 y 22 años sufren depresión, con sintomatología de irritabilidad y violencia. Otra población vulnerable son los adultos de más de 65 años.
Sin embargo, el alza de la afección de entre 2020 y 2021 se registró en los adultos jóvenes y mayores. Las causas son la pérdida de la pareja, de empleo y cambio radical en estilo de vida, advirtió.
Dijo que este tipo de enfermedades mentales no respetan condición social ni edad, y existen factores que pueden predisponerla, como la violencia y las carencias económicas; sin embargo, no se puede descartar como efecto de la pandemia por Covid-19.
Omar Martínez, antropólogo y director de la asociación civil Acelere, definió la depresión como una enfermedad causada por el ego, cuando la persona “siente” que en su vida se le trata de forma injusta.
Señaló que esta afección se relaciona con los instintos básicos, sobre todo los que funcionan para la sobrevivencia, lo que causa una disminución de energía de quienes la padecen.
“Tal como un animal que experimenta un bajón de energía y se echa a dormir por largos periodos, los humanos dejan sus actividades que les implica mayor gasto energético”, indicó.