Son las 10 de la mañana del 21 de enero de 2025, hace aproximadamente 24 horas, Donald J. Trump, tomó protesta por segunda ocasión como presidente de los Estados Unidos dentro del Capitolio, en Washington, D.C.
Una de sus primeras acciones como mandatario, fue la firma de un decreto presidencial que declaraba la frontera entre México y Estados Unidos como una “zona de emergencia nacional”. Desde los primeros instantes del regreso de Trump a la Casa Blanca, el reforzamiento en la frontera ha sido algo evidente desde distintos frentes.

Ayer, decenas de migrantes atestiguaron la cancelación de sus citas, instantes antes de que les dieran acceso al Puente Internacional Paso del Norte. Durante esta mañana, en la joroba del puente, una docena de agentes de la Patrulla Fronteriza auxiliaron en la colocación de barreras de contención y de ejercicios de simulación de contención de migrantes.
Derivado de las maniobras, los agentes cerraron por momentos el paso de los vehículos, causando asombro y enojo entre los conductores fronterizos que trataban de cruzar hacia El Paso, Texas. Incluso, aquellos que pagaron la línea exprés, para evitar los retrasos, también sufrieron de las maniobras de los agentes migratorios.
Mientras eso sucedía, en el cruce peatonal, cientos de personas pasaban tranquilamente hacia los Estados Unidos, ligeramente sorprendidos por el aumento de los agentes y las maniobras que realizaron, apoyados de un montacargas. En aquel mar de gente, de pronto, un grupo de 4 personas se detuvo frente a la línea divisoria entre México y Estados Unidos.

Llevaban un celular en la mano y veían a los agentes. La mayoría venía de Venezuela, una de ellas, hoy tenía programada su cita del CBP One, pero tras sostener un breve diálogo con la agente de migración que custodia el cruce, confirmó sus peores sospechas: las citas del CBP One fueron canceladas.
Entre el grupo, hay un hombre vestido con una chamarra gris, de la NASA, junto con un gorro y una bufanda que cubren la mayor parte de su rostro. De nombre Leonel y con 30 años de edad, llegó a Juárez desde la ciudad de Comayagua, en Honduras.
Tras 9 meses en México, mismos que permaneció trabajando en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, vino a esta frontera porque aquí tenía programada su cita de la aplicación CBP One, con fecha del 22 de enero de 2025.
Arribó desde la noche de ayer y denunció que, desde los primeros minutos en esta frontera, le tocó ser víctima de su primer asalto en el país, cometido por los propios policías de esta ciudad.
Se presentó en el puente para confirmar la cancelación de las solicitudes de asilo político por parte del Gobierno estadounidense. No venía con un plan ni nada preparado, la esperanza de que no fueran verdaderas las noticias que escuchó en su camino, lo empujaron a subir hasta lo más alto del cruce internacional.
Aquí, donde también se sienten las inclemencias del mismo frente frío que provocó que Trump tomara posesión en un lugar cerrado, así como el impacto de la orden ejecutiva que Trump firmó desde la capital de los Estados Unidos.
“Solo venía a ver qué pasaba, no sé realmente que voy a hacer”, señaló.
Al hablar sobre la vida en Comayagua, no escatimó en asegurar que “es una mierda”. No dio más detalles, pero en reiteradas ocasiones, dejó claro su punto y de que allá, no se puede establecer una vida digna, por lo que afirmó que es considerablemente mejor padecer el frío y las complicaciones de su travesía antes que regresarse a su patria.

En Honduras dejó a su mujer y a dos niños, de 7 y 9 años, a quienes les busca una vida mejor. Estaba consciente de los peligros y el sufrimiento que tendría en su camino hasta los Estados Unidos, por lo que decidió llegar hasta acá solo y tratar de sobrevivir con sus propios medios, antes de arriesgar a su familia.
Es un hombre trabajador, afirmó, no le gusta vivir de la caridad y señala que se siente mal porque “le den”. Al escuchar a una mujer que viene de un albergue, enfáticamente mencionó “esos también son una mierda”. En el pasado ha tenido malas experiencias y prefiere buscar un lugar para quedarse por su propia cuenta.
Viendo las maniobras de los agentes, a los carros que cruzan, se cuestionó sobre su siguiente movimiento: entregarse a la Patrulla Fronteriza o quedarse en México. No obstante, confesó que en este momento “tiene congeladas las ideas” como para ponerse a pensar en ello. Maldice la suerte que le tocó y siente impotencia al no saber qué le depara el futuro.
Durante la plática, Leonel sacó en repetidas ocasiones su teléfono celular, con el que tomaba fotos de las vistas en el lugar. Hacia abajo, al ríoo Bravo y hacia los lados, cómo estaban los agentes de la Patrulla Fronteriza y se centró especialmente en la placa de cemento y hierro que delimita la frontera de México y Estados Unidos, pese a que no logró cruzar, el quedarse tan cerca es un logro en sí mismo:

¿Puedo tomarle una foto?, se le cuestiona.
“Sí, pero acá, de este lado, quiero que se vea bien el puente”, respondió.
El hombre se para justo al lado del letrero migratorio, cuidando en todo momento no cruzar hacia Estados Unidos, trata de limpiarse la chamarra y hace una pose para la fotografía. De la cámara salen tres “clics” que documentan cómo Leonel se quedó a medio paso de cumplir el ‘sueño americano’.
Rescatan a tres migrantes secuestrados y caen dos presuntos responsables en Pradera Dorada
Los detenidos intentaron escapara cuando llegaron los cuerpos de seguridad, pero fueron detectados por un dron cuando escapaban por el techo de la vivienda
Por Redacción
Mejor vivir en Juárez que en Venezuela, Cuba o Centroamérica, dicen migrantes a Coespo
Gobierno Federal debería abrir opciones para que extranjeros se integren al trabajo formal, señala Enrique Serrano
Por Carlos Omar Barranco
Luchar cada día, única esperanza al vivir sin papeles en país ajeno
Migrante guatemalteco narra su historia después de haber sido hostigado por delincuentes en su país natal y vivir secuestrado en la colonia Anapra
Por Carlos Omar Barranco
A México le va bien gracias a los migrantes: Loera
El senador juarense reconoce que gran parte de la economía nacional depende de las remesas enviadas por quienes se fueron a trabajar “desde abajo” a EU
Por Alejandro Salmón Aguilera