Querían entregar barda por 1.8 millones de pesos
Directora de primaria José Martí tuvo que exigir al Municipio y contratista obras adicionales para justificar el monto que se les otorgó; nunca le comprobaron gastos
Martín Orquiz | 10 abril, 2024
Cuando la Escuela Primaria José Martí recibió recursos municipales por 1 millón 836 mil pesos, la comunidad escolar solicitó que les permitieran conseguir el material y la mano de obra con el propósito de hacer el mayor número de reparaciones y construcciones posibles, pero les negaron la petición con el argumento de que una constructora “ganó” los trabajos y su personal los haría.
Sin embargo, recordó la directora del plantel, Andrea Morales Sánchez, les pareció que lo edificado era muy poco y tuvieron que exigir más obra para justificar el monto, lo cual lograron en parte hasta que exhibieron en un video lo limitado de los trabajos realizados en su plantel a través del programa “Cruzada por la Educación”.
La directora indica que la escuela, ubicada sobre la avenida Tecnológico sin número y calle José Luis de Velazco en la colonia Campestre Virreyes, cuenta con documentación desde antes del 2010 relacionada con las peticiones de apoyo tanto a la Presidencia Municipal como a las diferentes dependencias que otorgan recursos para infraestructura, ya que tenían pisos quebrados, paredes cuarteadas y no contaban con domo.
Madres de familia contactaron a funcionarios del Ayuntamiento, quienes les solicitaron que enviaran oficio tras oficio, aunque decían que no había recurso económico para apoyarlos; fue hasta que el 31 de enero de 2023, cuando acudieron a un evento del presidente municipal, Cruz Pérez Cuéllar, donde le entregaron sus peticiones y para marzo siguiente ya había gente trabajando en las instalaciones.
Me hablaron para decirme que nuestra petición había sido aprobada, nos dieron simbólicamente un cheque que firmé yo de recibido, para la construcción de barda, pisos y lo que requeríamos”
Andrea Morales Sáncheza
Directora del plantel
“Me llamaron para decirme que nuestra petición había sido aprobada, nos dieron simbólicamente un cheque que firmé yo de recibido, para la construcción de barda, pisos y lo que requeríamos”, da a conocer la directora.
Anteriormente, el plantel había sido favorecido también por la administración municipal con la construcción de un domo, bajo otro esquema en el que la comunidad escolar tuvo incluso menos participación.
Aunque la directiva escolar le solicitó a Ismael Rueda Fernández, coordinador de Infraestructura Educativa de la Secretaría Particular del Municipio, que dejara a la comunidad adquirir el material y contratar la mano de obra, el funcionario le dio a conocer que una constructora “había ganado” el concurso para llevar a cabo el trabajo.
La entrada prinicipal al plantel.
“Cuando nos visitó la síndica (Esther Mejía Cruz) le dije que se me había hecho poco el trabajo que habían hecho en comparación con la cantidad de recursos que nos habían proporcionado”, indica.
Al día siguiente de la visita de Mejía Cruz y de la queja que le externó, acudió personal de la Presidencia municipal para decirle que la obra todavía no estaba terminada, aunque nunca le entregaron documento alguno para avalar lo que se había hecho.
La directora también le reclamó al contratista con las siguientes palabras: “¿No me queda cambio?”.
Además, grabó un video que subió a las redes sociales para exponer su inconformidad, ese hecho le fue reclamado por los funcionarios, quienes le dijeron que les pareció injusta esa exhibición, por lo que procedió a eliminar el material audiovisual.
Fue entonces cuando edificaron una cancha de futbol rápido, una explanada de 15 por 4 metros, se resanaron cinco salones, se instaló piso en las aulas que faltaban y se pintó la escuela; sin embargo, hasta el momento de la entrevista no le habían entregado la obra y desconoce cuándo y quién lo hará.
Aunque siente que fueron suficientes los trabajos que realizaron, desconoce a ciencia cierta si se invirtió toda la cantidad de dinero que les fue asignada, por eso hubiera preferido que la comunidad escolar la manejara.
“Sinceramente, pues qué mejor que le dieran a uno la oportunidad de poder elegir lo que se debe construir, porque uno conoce las necesidades de la escuela y puede uno estirar el dinero hasta donde alcance”, menciona.
El plantel ya había recibido el apoyo federal de “ La Escuela Es Nuestra ”.
A lo mejor, dice, sí hay alguna fuga de dinero, pero al final de cuentas fueron obras en las que la escuela no invirtió y lo ve como una donación para los 181 alumnos de la institución.
En el plantel todavía tienen mucho terreno que encementar y quisieran agrandar la cancha de futbol. Así se lo pidió a los constructores, ya que requería al menos un metro y medio más porque quedó pequeña, pero ya no hubo respuesta.
Incluso, Morales Sánchez le solicitó a uno de los trabajadores que la contactara con su patrón para exponerle la petición, quien le comentó que eran de la ciudad de Chihuahua y que ya difícilmente regresarían específicamente a realizar esa obra.
“Eso sí lo vi como inconveniente porque, como la experiencia que tuve con el domo, venía gente de Chihuahua, luego que eran de Casas Grandes, después que no, entonces cuando yo me dirigía con unos resultaba que ya no eran los mismos, sino otros”, cuenta.
Se queja de que tuvo que cambiar cinco veces los candados porque les daba las llaves a los trabajadores y de pronto llegaban otros que no las traían, se tenía que romper los candados y adquirir nuevos costeados por la escuela.
Un problema que tiene vigente es que el domo que le construyó el año pasado el Municipio presenta láminas sueltas en la esquina norponiente de la estructura, desperfecto que ya reportó a Protección Civil, a Educación del Municipio y hasta la Secretaría de Educación Pública (SEP), pero hasta ahora no ha tenido respuesta alguna.
El incidente ocurrió a principios de febrero y ahora, cada vez que hace aire, la lámina se levanta más; comenzó con aproximadamente 20 centímetros, pero el desprendimiento es cada vez mayor; mientras, sigue en espera de que se atienda esa problemática.
Por ahora, cuando hace viento, los profesores impiden que los alumnos salgan de los salones para prevenir que ocurra cualquier incidente que los impacte.