Se rebela directora porque contratista le presupuestó limpiar baños por 120 mil pesos
Municipio le entregó finalmente a ella el recurso, logró comprar todos los sanitarios nuevos, realizar reparaciones adicionales y adquirir material didáctico
Martín Orquiz | 10 abril, 2024
La directora de la Escuela Primaria Guadalupe J. Viuda de Bermúdez, María de Lourdes Carrasco Levario, puso los puntos sobre las íes ante funcionarios del Gobierno municipal y rechazó endosar un cheque de 120 mil pesos a favor de un contratista que ofreció lavar los inodoros de la escuela, y hacer otros arreglos menores.
“Era poco el dinero, pero se me hizo muy poco lo que ofertaban de trabajo por esa cantidad. Si nada más era lavar las tazas solo se tenía que comprar ácido muriático, no podían gastar 120 mil pesos en el ácido, además del yeso; más o menos calibré el presupuesto y les dije que no”, recuerda.
La institución, ubicada sobre la calle Ignacio Altamirano 1300 de la colonia obrera, sufría serios problemas por las condiciones de sus baños y, en realidad, requería la intervención, pero la directiva no estaba dispuesta a afrontar el reclamo de su comunidad por un trabajo mínimo hecho con un presupuesto alto.
Panorámica del plantel ubicado sobre la calle Ignacio Altamirano 1300 de la colonia obrera.
Carrasco Levario señala una de las paredes del baño que fue reparada.
La profesora fue informada de que la persona, que se identificó como contratista, hizo un presupuesto de 120 mil pesos para atender los baños de la institución, que en ese momento era la prioridad debido a las malas condiciones en que estaban.
El trabajo contemplaba el lavado de 17 tazas de los sanitarios de niños y niñas, arreglar una entrada de drenaje para evitar que le cayera basura, retirar el azulejo de una pared del baño de los niños y enyesarla porque estaba descascarada debido a la filtración de agua pluvial, así como dar una lijada a las mamparas de los baños para repintarlas.
Sin embargo, al considerar que era demasiado dinero por esa tarea, habló con la persona que estaba entregando los apoyos para exponerle su postura y lo cuestionó acerca del contratista; quería saber si, forzosamente, sería quien realizaría los trabajos.
“Si necesitaban que yo validara la obra como directora de la escuela, no la iba a poder validar porque quedaba en entredicho yo; o sea, yo soy la que voy a perder, yo manejo relaciones con la comunidad y los padres de familia saben, si lo sé yo, cuánto cuesta hacer un trabajo”, dice con seguridad.
Considera que, ante la dispareja relación entre los recursos y el trabajo que se realizaría, la iban a acusar de malos manejos, así que rechazó el apoyo y pidió que le asignaran el cheque a otra escuela, pero la respuesta fue negativa ya que los recursos estaban destinados para ese plantel en específico y se tenía que utilizar ahí.
Los baños del plantel.
Entonces les dejó en claro que no le parecía que ese dinero se le entregara al contratista.
Siguió firme en su postura porque es ella quien queda frente al escrutinio público, los padres de familia cuestionan las obras y los montos utilizados, piden justificar el gasto que no se hizo, mientras que para la autoridad es cómodo solo decir que entregaron determinada cantidad de dinero.
Las autoridades finalmente le entregaron el cheque para que fuera ella quien utilizara los fondos; acudió a cambiarlo, puesto que estaba a su nombre, luego se puso a buscar quien llevara a cabo las faenas.
La escuela primaria.
Ya estaban por iniciar las vacaciones de verano, pero Carrasco Levario alcanzó a pedir apoyo a los padres de familia para que investigaran presupuestos, algunos le llevaron cálculos también demasiado elevados.
Finalmente, encontró a una persona, a quien califica como “un albañil del pueblo”, y fue quien hizo el trabajo.
Lo que lograron fue cambiar, y no solo limpiar, las 17 tazas de los sanitarios, también todas las bridas que unen tuberías del drenaje, la herrería de las tazas y se compraron tapas porque los baños no las tenían.
Además, se sustituyó un lavabo quebrado por otro nuevo, cambiaron seis llaves y tubería de los lavabos, se compró azulejo, se instaló en la pared que también fue enyesada y se repararon todos los huecos que había; adicionalmente, se sellaron tomas de agua viejas que ya no se utilizaban.
Fue entre julio y agosto del año pasado cuando, también, se pintaron los baños, se instalaron nuevas luminarias, se repararon tomacorrientes donde ya no había electricidad, se arregló una coladera y se puso una llave de agua en la cocina.
“Lo que sucedía es que no nos podíamos acabar el recurso, lo destinaba a material, me decía el ‘maistro’: es que necesitamos tanto, íbamos a comprar y pensábamos ¿qué más? Porque me sigue sobrando un remanente y hay que ponerlo e instalar las cosas. Al último me dijo: ‘pues compre una chapa’, y la pusimos en el portón”, menciona.
Finalmente, se gastó todo el dinero en más cosas que se requerían, así que desde su experiencia considera que el sistema usado por el Municipio para apoyar a las escuelas debe ser más directo con las comunidades escolares para que vigilen su uso.
Hace años, en otra escuela, enfrentó una mala experiencia al recibir 2 millones de pesos para mejoras, pero solo se aplicaron -calcula 500 mil y los padres de familia le reclamaron, por eso ahora no quiso aceptar que un tercero se hiciera cargo de los trabajos.
“Si me piden mi opinión, yo no repartiría así el presupuesto, yo sé que somos muchas escuelas, pero si una administración (municipal) arregla solo 10 escuelas en su periodo, que las deje bien arregladas, que no las maquillen, eso es lo que ha pasado siempre, nos dan parches”, reclama.
Concede, sin embargo, que no es solo culpa de las autoridades, sino de los profesores y padres de familia que han permitido que terceros utilicen a las escuelas para desfalcar dinero porque hay quienes se aprovechan de la situación y explotan la vulnerabilidad que han tenido siempre los mexicanos, a quienes les gusta mucho la dádiva.
Enfatiza que los funcionarios no están dando recursos de sus bolsillos, es del presupuesto que deben invertir en obra pública y justificarlo, así que el sistema que utiliza el Municipio para manejar esos fondos, desde su perspectiva, es inapropiado.
La directora se queja de que la administración municipal le exigió justificar el gasto, pero al contratista que hizo el presupuesto no le solicitó nada.
Por lo pronto, ella cuenta con todos los comprobantes. Les preguntó a las autoridades si requerían facturas, le respondieron que no, que solo solicitara notas de remisión, las que tiene a disposición para que las revisen. “Los tiempos ya no son los mismos, la gente es bien diferente, quiere la verdad, y para darles la verdad uno debe estar ahí, no puede argumentar que ‘el contratista me dijo’, luego dicen que soy la amante del contratista o del que da los cheques, solo dejan la mala sombra, por eso les dije que ellos hicieran el trabajo, que dieran las explicaciones y que quitaran mi nombre”, remata.