HA PASADO UN AÑO Y LA JUSTICIA PARA LAS VÍCTIMAS DEL INCENDIO EN EL INM AÚN NO LLEGA
La tragedia del 27M cambió la forma como se veía la migración; persiste la indiferencia y la descoordinación entre los tres niveles de Gobierno
Teófilo Alvarado | 27 marzo, 2024
A un año del incendio que dejó 40 muertos y 27 lesionados en la estación temporal migratoria de Ciudad Juárez, las irregularidades son latentes, porque no hay transparencia en la reparación del daño, no hay claridad en el avance de las investigaciones y el Gobierno no ha atendido la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
"No hay justicia, no ha llegado". Miriam González, colaboradora del Instituto para las Mujeres en la Migración A.C.(Imumi) con sede en la Ciudad de México, afirma que no la hay, porque en el caso de los sobrevivientes tienen secuelas de por vida, al igual que las familias de los migrantes fallecidos.
A la fecha, las personas migrantes siguen muriendo en las estaciones migratorias, como fue el caso de un ciudadano de Haití, quien falleció en Tapachula, Chiapas, en enero pasado, lo cual revela que el INM no ha puesto remedio a la atención a la población en movilidad con la que tiene contacto y permanece bajo su resguardo.
Cristina Coronado, representante de la Sociedad Misionera San Columbano en Ciudad Juárez, misma que jugó un papel importante durante la oleada de migrantes más intensa en la frontera en las últimas décadas, ya que le tocó dar alimento a miles de personas y quien también sufrió con familiares y amigos de los migrantes que perecieron en el incendio de la estación migratoria del INM el 27 de marzo del 2023, asegura que desde la tragedia, poco ha cambiado.
Señala que no hay cambios a favor de la atención humanitaria a los migrantes porque las políticas públicas que diseñan tanto el Gobierno de Estados Unidos como el de México, obedecen a intereses particulares, por lo que las personas en movilidad siguen en vulnerabilidad.
A ella le tocó vivir de cerca la tragedia del 27 de marzo de 2023, porque tres de las personas que acudían regularmente al comedor fueron encerradas ese fatídico día en que el Instituto Nacional de Migración, a petición del Gobierno municipal, realizó un operativo para retirar a los migrantes de las calles de la ciudad.
El preámbulo de la tragedia
Coronado recuerda que en octubre de 2022, Estados Unidos cambió drásticamente su política de acogida, que incluyó a los oriundos de cuatro países: Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
“Entonces, la gente de Venezuela tuvo que esperar aquí en Juárez por largo tiempo; la gente venía a pedir apoyo y lo que hicimos fue abrir el comedor de Catedral para la gente de Venezuela”, relata.
Cuenta que las personas pedían comida elaborada y no solamente despensa, ya que estaban en la indigencia, durmiendo en la calle o campamentos, en tapias y edificios de la zona Centro.
De repente ya estaban afuera los cuerpos
“Cuando la tragedia pasó, varios de ellos me hablaron (...), tengo el caso muy concreto de alguien que levantaron cuando iba a trabajar, uno de los jovencitos que trabajaba aquí con nosotros, en Catedral, porque nosotros hemos tenido siempre aquí, gente de Venezuela o de otro país para que nos ayuden a trabajar mientras están esperando. También les generamos un empleo para trabajar aquí en la Catedral”, dice la activista.
“Ese 27 de marzo, dos de ellos me hablaron para decirme, uno, que su primo estaba en el lugar del incendio; el otro, que su compañero de cuarto y otro más que su esposa, en total eran tres los que me hablaron esa misma noche”, recuerda Coronado.
Relata que todo fue muy rápido; para cuando llegó al lugar, los cuerpos de las víctimas ya estaban afuera, sobre el pavimento.
“Aparte de la rabia, el dolor, todo lo que se vino, personalmente como ministerio y como grupo, también nos dimos cuenta de que los migrantes están abandonados en el país y que las políticas de los dos países (México y Estados Unidos) no responden más que a sus propios intereses”, insiste.
Cristina Coronado
Representante de la Sociedad Misionera San Columbano
Venezuela abandonó a los suyos
Mientras que Consulados o embajadas estuvieron respondiendo a la situación, en Venezuela no hubo la misma respuesta, comenta Coronado.
Tras la muerte de los migrantes extranjeros, las embajadas empezaron a contactarse con el Gobierno de México, pero en el caso de los venezolanos, “de alguna manera fueron abandonados a su suerte”, no había contacto con las familias en dicho país para que pudieran reconocer los cuerpos y fue entonces cuando los voluntarios de la Sociedad Misionera San Columbano empezaron a involucrarse en el tema.
Convocaron a una rueda de prensa en el comedor a donde acudían generalmente las víctimas, para clamar ayuda al Gobierno de Venezuela, para que los venezolanos pudieran recibir la misma atención que las personas de otras nacionalidades.
La representante de la Sociedad Misionera San Columbano señaló que a partir de ahí procuraron buscar información para las familias que empezaron a contactarla.
En ese momento el Gobierno estaba obligado a dar una respuesta rápida más humana, y de alguna manera proporcionaron la información que les solicitaban, sobre todo para contactar a las familias, recuerda.
Finalmente, dice, se contactaron con el representante de la embajada de Venezuela y se pudo ir articulando un esfuerzo para gestionar viajes de familiares de algunas de las víctimas, algunas de las cuales vivían en países distintos al de su origen.
Cuando las madres reconocieron a sus hijos muertos
“Poco a poco vinieron las mamás para identificar los cuerpos, para llevárselos; fue una cosa tremenda, dura, dura, muy dura. Tuvimos una reunión de mi comunidad y yo con las madres, un servicio sencillo de acompañamiento pastoral y era un tema desgarrador, porque estaban ellas en shock, enfermas, con la presión arterial disparada, muchas cosas y sobre todo venir a reconocer a sus hijos muertos”, comenta.
Toda esa experiencia que vivieron no desalentó a quienes laboran en la Sociedad Misionera, sino que los impulsó a seguir trabajando más, “a buscar caminos, a hablar con la verdad, a denunciar cuando las cosas no están bien, aunque haya gente que no esté muy contenta” con el tema de los migrantes.
Inmolación no debe olvidarse
Cristina Coronado está convencida de que la tragedia no debe olvidarse.
Dice que la tragedia del 27M cambió la forma como veían la migración, aunque en la comunidad sigue habiendo mucha indiferencia.
Aclara que los migrantes siguen siendo mal vistos, agredidos, excluidos. Además sigue fallando la atención entre los niveles de Gobierno, porque no hay coordinación.
“Mi pensamiento es que los migrantes no son el centro de las políticas que dicen que trabajan para migrantes. Es decir, en mi pobre opinión, es que son usados para intereses más políticos y personales, lo cual es lamentable”, advierte.
Señala que todo eso le da mucha tristeza, porque la muerte de esos cuarenta jóvenes parece que fue en vano.
“Parece que no hay justicia y las cosas tampoco cambian para los migrantes, siguen siendo altamente vulnerables, siguen siendo perseguidos, porque grupos criminales y delincuentes los han perseguido durante meses. Siguen viviendo escondidos, sin un programa de Gobierno federal para poder atender la necesidad que tienen de trabajar realmente”, dice.
Precisa que en el caso de los venezolanos que ayudaron, sí recibieron la indemnización que ofreció el Gobierno de México y por ese lado se cumplió, pero no en la parte de la justicia, porque el expediente sigue abierto, al igual que el seguimiento a la procuración de mejores condiciones para las personas en tránsito que van por México rumbo a Estados Unidos.
Miriam González, colaboradora del Instituto para las Mujeres en la Migración A.C.(Imumi) enfatiza que no hay claridad de la reparación del daño, del cómo la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) está haciendo el proceso. También asegura que no hay claridad en los avances que está teniendo la Fiscalía General de al República (FGR) en la investigación.
Insiste en que más allá de la parte monetaria, un proceso de reparación del daño integral va más allá y en la realidad, no se está dando. Murieron 40 jóvenes y esa tragedia no cambió el rumbo de la migración.
Miriam González
Colaboradora del Instituto para las Mujeres en la Migración